Por Redacción
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Por tercer año consecutivo, los esfuerzos globales para reducir el calentamiento del planeta han fracasado en mejorar las proyecciones de aumento de temperatura, según un nuevo análisis publicado el jueves.
Esto ocurre mientras países de todo el mundo se reúnen en Bakú, Azerbaiyán, para la cumbre anual de la ONU sobre cambio climático, donde intentan establecer nuevos compromisos de reducción de emisiones y acordar cuánto aportarán las naciones ricas para combatir la crisis climática.
De acuerdo con Climate Action Tracker, un grupo de científicos y analistas que monitorean las políticas gubernamentales, el planeta continúa en camino de calentarse 2.7 grados Celsius (4.9 grados Fahrenheit) desde los niveles preindustriales, un pronóstico alarmante que apenas ha cambiado en los últimos años. Las actuales políticas climáticas de los gobiernos no son suficientes para limitar el calentamiento a 1.5 ºC, el umbral establecido en el Acuerdo de París en 2015, que según los expertos es crucial para evitar los efectos más devastadores del cambio climático.
Bill Hare, CEO de Climate Analytics, advirtió que los actuales resultados de la COP y las políticas internacionales deben ser revaluados. “Si las emisiones no disminuyen y el aumento de temperatura proyectado no se reduce, hay que cuestionarse si las negociaciones climáticas de la ONU están generando algún impacto positivo”, dijo Hare. A pesar de algunos avances, “en términos generales, no parece estar funcionando”.
Las grandes economías continúan frenando el avance climático
El mundo ya ha experimentado un aumento de 1.3 ºC (2.3 ºF) en comparación con la era preindustrial, acercándose peligrosamente al límite de 1.5 ºC que se considera fundamental para evitar impactos irreversibles. El calentamiento, impulsado principalmente por la quema de combustibles fósiles, está generando fenómenos extremos como sequías, inundaciones y olas de calor que afectan a comunidades en todo el mundo.
Según Climate Action Tracker, algunas proyecciones incluso muestran un leve aumento en las temperaturas estimadas. “Esto está siendo impulsado en gran parte por China”, explicó Sofia Gonzales-Zuñiga, experta de Climate Analytics. Aunque las emisiones de China están comenzando a estabilizarse, el país asiático alcanzará un nivel máximo más alto de lo previsto, lo que añade presión a los objetivos de reducción de emisiones.
Por otro lado, el futuro político en Estados Unidos también podría impactar las proyecciones globales. Si un gobierno conservador en ese país decidiera revertir las políticas climáticas actuales, como las contenidas en la Ley de Reducción de la Inflación, las proyecciones de calentamiento podrían aumentar en 0.04 ºC (0.07 ºF), según Gonzales-Zuñiga. Aunque el impacto directo sería modesto, otros países podrían utilizar esa falta de acción como pretexto para reducir sus propios compromisos.
Necesidad urgente de financiamiento climático
Uno de los temas centrales en Bakú es el financiamiento climático, especialmente cuánto apoyarán las naciones desarrolladas a los países en desarrollo para descarbonizar sus economías y adaptarse a los efectos del cambio climático. Un informe presentado por expertos independientes, bajo la comisión del secretario general de la ONU, António Guterres, sugiere que el financiamiento climático debe triplicarse, llegando a $1 billón al año en apoyo para las naciones más vulnerables.
“Las economías avanzadas deben mostrar un compromiso creíble para ayudar a los países en desarrollo”, señaló el informe. Una coalición de países en desarrollo en la cumbre ha solicitado $1.3 billones anuales para hacer frente a los daños climáticos y evitar consecuencias mayores.
Las negociaciones en Bakú, sin embargo, han tropezado debido a la falta de consenso sobre el monto exacto y la estructura del financiamiento. Según Veronika Bagi, la principal negociadora europea, los países han retrocedido en las discusiones sobre el financiamiento. “Hay una brecha significativa entre lo que proponen los países desarrollados y lo que solicitan los países en desarrollo”, explicó.
Jennifer Morgan, enviada climática de Alemania, agregó que la magnitud de los fondos necesarios hace indispensable la participación del sector privado. “Las necesidades de los países en desarrollo están en los billones y es claro que el financiamiento no puede venir sólo de fondos públicos, sino que debe atraer inversión privada”, sostuvo Morgan.
No obstante, Mariana Paoli, de Christian Aid, expresó escepticismo respecto a la dependencia del sector privado. “Cualquier cifra que salga de las negociaciones sin financiamiento público será insignificante”, dijo Paoli. Criticó la idea de que el financiamiento privado satisfaga necesidades climáticas que deben basarse en la justicia, y no en las ganancias.
Tensiones políticas impactan las negociaciones
La cumbre ha estado marcada por tensiones políticas que han afectado la cooperación entre países. El miércoles, Argentina anunció su retiro de las negociaciones bajo órdenes del presidente Javier Milei, conocido por su escepticismo ante el cambio climático. Activistas lamentaron la decisión, calificándola de perjudicial para el país. Anabella Rosemberg, asesora de Climate Action Network International, dijo que Argentina se está excluyendo de conversaciones cruciales para el financiamiento climático que podría beneficiar a sus comunidades vulnerables.
Por otro lado, la ministra de Medio Ambiente de Francia, Agnès Pannier-Runacher, también se retiró de la cumbre después de que el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, criticara a Francia y otros países europeos por su pasado colonial. “Los comentarios de Aliyev son inaceptables y usan la crisis climática para una agenda personal”, declaró Pannier-Runacher en el Senado francés, calificando los comentarios como “injustificables”.
Mientras tanto, el principal negociador de la COP29, Yalchin Rafiyev, enfatizó que el proceso de la cumbre es inclusivo. “Hemos asegurado que todos tengan un espacio para participar en discusiones constructivas y críticas”, dijo Rafiyev.
Un llamado a la acción
La COP29 en Bakú continúa con desafíos importantes y divisiones profundas entre países ricos y pobres. A medida que las conversaciones avanzan, la presión aumenta para que los líderes mundiales encuentren soluciones concretas y se comprometan a reducir las emisiones y proporcionar el financiamiento necesario. La creciente crisis climática exige acción inmediata, y los resultados de la cumbre definirán si el mundo está dispuesto a asumir el reto o si la inacción perpetuará las proyecciones sombrías de calentamiento global.