Por Redacción
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Mientras el otoño avanza en Estados Unidos, los meteorólogos ya miran hacia el invierno, anticipando la posible llegada de un fenómeno climático que promete condiciones distintas a las del año anterior.
Se espera que una débil La Niña se desarrolle antes del inicio del invierno, influyendo en las temperaturas, precipitaciones y acumulaciones de nieve a lo largo del país.
El impacto de La Niña en el clima
La Niña es un fenómeno natural que se caracteriza por el enfriamiento de las aguas del océano Pacífico ecuatorial, lo que altera los patrones meteorológicos en diversas regiones del mundo. Durante el invierno en el hemisferio norte, su influencia puede ser más significativa, aunque tiene menos impacto durante el verano.
En contraste, el invierno pasado fue inusualmente cálido debido a El Niño, la contraparte de La Niña, en un contexto de calentamiento global impulsado por la quema de combustibles fósiles. Las temperaturas cálidas redujeron las nevadas en el noreste y medio oeste de EE.UU., creando una “sequía invernal” con escasas acumulaciones de nieve.
El Centro de Predicción del Clima estima un 60% de probabilidad de que La Niña aparezca en noviembre y se mantenga hasta principios de la primavera. Aunque nunca es el único factor que influye en las condiciones meteorológicas, La Niña puede tener un impacto significativo, especialmente si el evento es fuerte.
Pronóstico incierto para el invierno 2024-25
Emily Becker, científica atmosférica de la Universidad de Miami, advierte que la intensidad de La Niña influye en la consistencia de sus efectos. “Un evento más débil deja espacio para que otros patrones climáticos puedan alterar las condiciones previstas”, explicó en un blog de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Aunque aún es temprano para determinar la intensidad del evento, el pronóstico preliminar del Centro de Predicción del Clima proyecta patrones típicos de La Niña: condiciones más húmedas en el norte de EE.UU., especialmente en el noroeste del Pacífico, el medio oeste y partes del noreste. Esto representa un cambio con respecto al invierno pasado, que favoreció un clima más seco en el norte y más lluvioso en el sur.
Posibles impactos regionales
La corriente en chorro, que canaliza tormentas a través de Norteamérica, tiende a desplazarse hacia el norte durante los inviernos de La Niña, alejando las precipitaciones del sur y concentrando el mal tiempo en el norte. Esto podría resultar en un invierno más húmedo en estados clave como Oregón, Washington y las Dakotas, crucial para mitigar la sequía en algunas zonas del medio oeste.
Sin embargo, más precipitaciones no garantizan más nieve. Las temperaturas deben ser lo suficientemente bajas tanto en la atmósfera como en la superficie para que la nieve se acumule. En episodios débiles de La Niña, el noreste suele recibir más nevadas, pero eventos más intensos tienden a traer temperaturas más cálidas, limitando las tormentas de nieve.
El sur del país, incluida California, podría enfrentar condiciones más cálidas y secas de lo habitual, lo que agravaría la amenaza de incendios forestales. Sin suficientes lluvias durante los próximos meses, el exceso de vegetación seca podría alimentar incendios en la región.
Mirando hacia adelante
El pronóstico del Centro de Predicción del Clima sugiere que las temperaturas en el sur y el este de EE.UU. estarán por encima del promedio, lo que podría convertir las tormentas de nieve en eventos de lluvia más frecuentes. Mientras tanto, algunas áreas del medio oeste y las Rocosas podrían experimentar condiciones más frías, ofreciendo algo de alivio a los entusiastas de los deportes de invierno y a las comunidades que dependen de la nieve para el suministro de agua.
En general, el invierno 2024-25 promete ser impredecible. La influencia de La Niña, combinada con otros factores climáticos, dará forma a un invierno con desafíos distintos a los del año pasado. Las condiciones más húmedas en el norte podrían ofrecer algo de alivio frente a la sequía, pero la falta de lluvias en el sur podría complicar aún más la temporada de incendios forestales.