Por Agencias
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Estados Unidos busca recortar el número de cruce de migrantes antes de las elecciones mientras México se muestra preocupado por los efectos en su economía.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha vuelto a hablar este miércoles sobre las implicaciones para México que tienen cerrar la frontera con Estados Unidos. “Es imposible cerrar la frontera, esto para tranquilidad de la gente”, ha dicho el mandatario durante su conferencia matutina.
Las declaraciones surgen después de la orden ejecutiva del Gobierno de Estados Unidos de recortar el número de asilos e impedir que los migrantes crucen la frontera con México. El anuncio se produce cinco meses antes de las elecciones presidenciales y busca tener un efecto sobre las demandas del electorado que pide medidas más restrictivas ante la crisis migratoria.
El presidente mexicano ha evitado hacer una valoración de la medida y ha asegurado que Biden y él tienen “muy buena relación” y que están en constante comunicación. “Somos respetuosos con las decisiones que toman en Estados Unidos, tenemos que respetar las soberanías”, ha dicho el mandatario. Las declaraciones llegan después de que Estados Unidos ordenase restringir las peticiones de asilo cuando se supere el umbral de 2.500 detenciones al día y cerrar la frontera con México. La medida que golpearía de lleno las relaciones comerciales y económicas entre ambos países. Cada día más de un millón de personas cruza la frontera de manera documentada.
El decreto, que ha recibido muchas criticas, permite cerrar los pasos fronterizos desde la medianoche de este miércoles. Solo en el mes de mayo hubo 118.000 detenciones y las entradas diarias llegaron a 3.800 personas. El récord se alcanzó en diciembre de 2023, cuando se superaron las 250.000 detenciones.
Este martes López Obrador y Biden mantuvieron una reunión telefónica precisamente para abordar el asunto migratorio. El Gobierno de López Obrador ha solicitado a Estados Unidos que las personas sean deportadas a sus países de origen y no acaben del lado mexicano para evitar crisis como la sucedida en el centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez el año pasado, donde murieron hacinadas 40 personas en un incendio. “Estamos ayudando para que se acepten en los países donde ellos no tienen buena relación, el que puedan tomar medidas de deportación, aunque nosotros no quisiéramos que deportaran a nadie, porque la migración no es por gusto, es por necesidad”, ha insistido el presidente mexicano.
Aunque México ha evitado dar su opinión sobre la medida, López Obrador ha reiterado que se deben atajar las causas de la migración. “Que se atiendan las causas, que ya no se esté pensando ni en muros, ni en militarizar la frontera, ni en cerrar la frontera”, dijo hace dos días el mandatario. Según cifras del Departamento de Seguridad Nacional, la Administración de Biden está llevando a cabo más vuelos de repatriación que nunca con más de 750.000 deportados, el número más alto desde 2010.
López Obrador ha aprovechado esta nueva situación para exigirle a Estados Unidos dos cosas: la regularización de más de cinco millones de mexicanos que trabajan indocumentados en territorio estadounidense y un plan de inversión destinado a los países de origen de los migrantes.