Millones de madres y niños podrían perder asistencia alimentaria por cierre del Gobierno

Por Redacción
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El WIC, que durante 50 años ha sido considerado un pilar de la seguridad alimentaria en comunidades vulnerables, enfrenta una posible suspensión de fondos el 15 de octubre, si el Congreso no logra aprobar un nuevo paquete de gastos. La incertidumbre ha generado preocupación entre familias que dependen de la asistencia para cubrir necesidades esenciales como leche, frutas, verduras y fórmula infantil.

Los precios en su comunidad rural son especialmente altos: un galón de leche puede superar los cinco dólares. Anderson teme que el fin de los beneficios obligue a su familia a reducir drásticamente el consumo de alimentos nutritivos, afectando la salud de sus hijos.

La Asociación Nacional del WIC advirtió que el programa podría quedarse sin recursos en una o dos semanas si no se reanuda la financiación federal. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) notificó recientemente a las agencias estatales que no recibirán su asignación trimestral correspondiente al año fiscal 2026 debido al cierre.

Aunque el USDA ha señalado que destinará hasta 150 millones de dólares en fondos de emergencia, la cantidad sería insuficiente para sostener el programa por más de unos días en la mayoría de los estados. Algunos gobiernos locales podrían usar reembolsos de fabricantes de fórmula infantil o fondos propios, pero la ayuda sería limitada.

El momento del cierre agrava la situación. A diferencia de otros años, este ocurre al inicio del nuevo año fiscal, antes de que las agencias estatales reciban su financiación anual. Durante el último cierre gubernamental prolongado, en 2019, los fondos ya estaban parcialmente distribuidos, lo que permitió mantener la asistencia por más tiempo.

Ahora, muchos estados enfrentan dificultades presupuestarias propias, agravadas por el aumento de la inflación y el incremento en la participación del programa durante los últimos años. Según datos del USDA, más de 126.000 nuevos beneficiarios se sumaron entre 2023 y 2024, reflejando un aumento de la necesidad alimentaria entre las familias trabajadoras.

El WIC no solo ofrece alimentos, sino también apoyo nutricional y asesoramiento en lactancia materna. Nicole Echols, residente de Miami, contó que los especialistas del programa la acompañaron durante su primer embarazo. “Sentí que podía hacerles cualquier pregunta sin ser juzgada. Ese apoyo fue invaluable”, expresó.

Echols, madre de un bebé de dos meses, utiliza los beneficios para comprar frutas, yogures y cereales. Sin ellos, tendrá que recurrir a tarjetas de crédito o reducir el consumo de alimentos frescos. “No quiero hacerlo, pero no tengo dinero. Tendré que comprar comida congelada para que dure más”, explicó.

En Rochester, Nueva York, Sheila Epps, quien tiene la custodia de su nieta de un año, decidió usar todos los beneficios restantes antes de que se suspendan. “No quiero perderlos. Si no recibo el pago este mes, tendremos que usar nuestros ahorros”, dijo. Si el cierre se prolonga, planea buscar un segundo trabajo para poder seguir comprando leche, pan y huevos.

El caso de Epps ilustra cómo el cierre afecta incluso a familias trabajadoras. Ella y su esposo tienen empleos estables en los sectores tecnológico y manufacturero, pero el costo de vida los deja vulnerables sin el apoyo federal. “Haré lo que sea necesario para alimentar a mi nieta”, aseguró.

El WIC ha contado históricamente con apoyo bipartidista y ha demostrado mejorar la salud infantil, reducir partos prematuros y promover la lactancia. Sin embargo, el actual estancamiento político en el Congreso amenaza su continuidad.

El programa recibió 7.600 millones de dólares para el año fiscal 2025, pero las versiones presupuestarias para 2026 siguen atascadas. La Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, propone mantener la cifra y reducir los beneficios de frutas y verduras, mientras el Senado busca aumentarla a 8.200 millones.

Organizaciones sociales advierten que el presupuesto actual no cubrirá la creciente demanda. “Después del cierre, será esencial garantizar fondos suficientes para que ninguna familia elegible quede excluida”, explicó Zoë Neuberger, del Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas.

Si no se aprueba una solución a corto plazo, los impactos podrían sentirse en cuestión de días. Para muchas familias, el WIC representa la diferencia entre comer de forma saludable o enfrentar la inseguridad alimentaria. “No es solo un programa”, dijo Hard. “Es una red que mantiene a millones de niños saludables y a madres esperanzadas”.