Por Agencias
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La reina Isabel II, la monarca con el reinado más largo de Gran Bretaña y una roca de estabilidad durante la mayor parte de un siglo turbulento, falleció el jueves después de 70 años en el trono. Tenía 96 años.
El Palacio de Buckingham anunció que falleció en el Castillo de Balmoral, su residencia de verano en Escocia, donde miembros de la familia real británica habían acudido rápidamente después de que su salud empeoró.
Un vínculo con la generación casi desaparecida que peleó en la Segunda Guerra Mundial, era la única reina que la mayoría de los británicos han conocido en su vida.
Su nombre definió una época, la era isabelina moderna.
El impacto de la pérdida de Isabel será enorme e imprevisible para el país y para la monarquía, una institución que logró guiar a través de décadas de enorme cambio social y escándalos familiares.
Con la muerte de la reina, su hijo Carlos de 73 años, se convierte automáticamente en monarca, aunque su coronación podría tardar meses.
Se desconoce si Carlos elegirá llamarse rey Carlos III o algún otro nombre.