Por Redacción
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Un inmigrante indocumentado murió el jueves tras recibir un disparo de un agente del Servicio de Migración y Control de Aduanas (ICE) durante un operativo en Franklin Park, un barrio de mayoría latina en las afueras de Chicago. El hombre, identificado como Silverio Villegas González, era el objetivo de la redada y falleció después de intentar huir en su vehículo.
De acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Villegas González se negó a seguir las órdenes de los agentes e intentó escapar en su auto, avanzando contra ellos y arrastrando a un oficial “por una distancia significativa”. El agente, que resultó con lesiones graves, disparó temiendo por su vida.
Villegas fue trasladado a un hospital, donde fue declarado muerto, mientras que el oficial permanece estable. La subsecretaria del DHS, Tricia McLaughlin, defendió la actuación del agente, asegurando que “cumplió con su entrenamiento y empleó la fuerza apropiada”.
McLaughlin también criticó la difusión de videos en redes sociales que muestran partes del operativo y acusó a activistas de “alentar a los inmigrantes ilegales a resistirse a las autoridades”, lo que —según dijo— aumenta los riesgos tanto para los agentes como para los detenidos. Datos oficiales señalan que las agresiones contra el ICE han crecido casi un 700% en comparación con 2024.
El incidente ocurrió en el marco de la Operación Midway Blitz, una ofensiva lanzada por el gobierno de Donald Trump en Illinois para localizar y detener a inmigrantes sin estatus legal con antecedentes criminales. La Casa Blanca ha señalado que las leyes de santuario locales dificultan el trabajo del ICE.
Protestas y críticas de activistas
Horas después de la redada, manifestantes se congregaron frente a un centro de procesamiento del ICE en Broadview, a unos 10 kilómetros del lugar del tiroteo. La protesta, que comenzó a las 7:00 a.m. y se extendió durante el día, denunció abusos en las redadas y las condiciones en que los inmigrantes son retenidos.
Participantes intentaron bloquear la salida de vehículos del centro y se produjeron empujones entre agentes y manifestantes. Organizaciones de derechos humanos advirtieron que estas operaciones generan un clima de miedo en las comunidades inmigrantes y pueden derivar en abusos.
Las autoridades federales respondieron que los operativos son necesarios para proteger la seguridad pública y garantizar que personas con delitos graves no evadan a la justicia.
