Necesitamos más cambios

Carlos Hernández es el editor de El Latino y un periodista con una amplia experiencia en periodismo. Ha sido corresponsal internacional en Atlanta, Nueva York y California de agencias de noticias como EFE de España y la Associated Press./EL LATINO

Por Oscar Chacón, Director Ejecutivo de Alianza Américas
[email protected]

Esta semana un tribunal federal en California bloqueó la regla de asilo de la administración Biden adoptada en respuesta al fin del Título 42 en mayo de 2023.

Es por ello que en Alianza Américas, una red multiétnica y multirracial de 57 organizaciones de base en 18 estados y Washington D.C., que luchan por políticas migratorias justas y equitativas, se complace con este fallo.

Al mismo tiempo instamos a la administración Biden a desistir de implementar un sistema de procesamiento de asilo que niega el derecho humano a buscar este derecho humanitario internacional, ya que impacta desproporcionadamente a los más vulnerables.

Es una regla profundamente inhumana que exige que las personas y las familias cumplan con los sistemas de inmigración en países de América Central y México, los cuales operan de manera ilegal y luego les exige obtener una cita a través de una aplicación de teléfono inteligente para ingresar a los EE.UU. y buscar protección humanitaria.

La regla del asilo van en contra de las personas que no tienen recursos económicos, que no tienen un teléfono inteligente y que no hablan español, inglés o criollo.

Los más afectados son los indígenas, las personas que viven en la pobreza, los que fueron víctimas de delitos en el camino hacía este país, los que tienen más miedo y que no pueden esperar del otro lado de la frontera.

Hemos observado durante los últimos meses que la regla de asilo representa un retroceso significativo y un abuso del sistema legal, para continuar negando protección a individuos y familias, que toman la ruta peligrosa y desafiante a través del corredor Centroamérica-México para llegar a EEUU y buscar protección humanitaria.

El asilo es un derecho humano, un compromiso internacional de los Estados Unidos con otras naciones y establecido en su legislación.

La regla de asilo niega la protección y agrega requisitos como buscar protección en un país en ruta a los EE.UU. o cruzar países de la región con autorización de viaje. 

Las personas y familias que huyen de la persecución no pueden planificar un vuelo ordenado y organizado a los EE.UU., el cual requiere, entre otras cosas, el uso de tecnología disponible solo en algunos idiomas.

También se encuentran con la burocracia y la corrupción que no les permiten ingresar a los países de manera autorizada.

Estas medidas están orientadas a limitar y detener la entrada de personas pobres y vulnerables a los EE. UU. El gobierno de los EE. UU. los está obligando a buscar protección en otro país antes que los EE. UU.

La regla de asilo acepta y hace cumplir la narrativa de larga data que creó con éxito la percepción errónea y cruel de que los migrantes latinoamericanos y caribeños son personas indeseables.

Como resultado, son percibidos como una carga para nuestra nación. Nada más lejos de la realidad, ya que estos inmigrantes han demostrado ser una verdadera bendición económica y social para los Estados Unidos.

En lugar de crear un sistema para negar el asilo y depender de otros países para disuadir la llegada de personas a los EE. UU., los recursos y esfuerzos deben concentrarse en renovar el sistema de asilo para que responda a los factores actuales que empujan a las personas y familias a salir de su países, en establecer una mayor capacidad, y en trabajar en la integración de los solicitantes de asilo desde el primer día de su llegada, incluida la concesión de autorización de trabajo.

Abordar las causas profundas del desplazamiento internacional forzado también debería ser una prioridad para las autoridades migratorias de EEUU/

Los compromisos de inversión extranjera son insuficientes para mantener a las personas en sus países cuando los sistemas de justicia no funcionan, cuando la democracia está amenazada, cuando las organizaciones criminales controlan porciones significativas del territorio y cuando no existen planes y políticas para enfrentar el cambio climático y garantizar seguridad alimentaria a la población.