Presidente de Corea del Sur revoca ley marcial tras protestas masivas y rechazo del Parlamento

Por Redacción
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La medida, anunciada como un esfuerzo para “proteger el orden constitucional democrático”, generó rechazo tanto entre la oposición como dentro de su propio partido.

En un mensaje televisado, Yoon afirmó que su decisión buscaba contrarrestar supuestas “fuerzas pronorcoreanas” que operan en el país. Sin embargo, el anuncio de la ley marcial provocó una inmediata reacción de la población y el Parlamento, que se reunió de urgencia para bloquear la medida.

La ley marcial, que otorga a las autoridades militares facultades extraordinarias sobre el gobierno y limita libertades civiles, no se había aplicado en Corea del Sur en más de cuatro décadas. Su declaración este martes fue vista por muchos como un retroceso hacia el autoritarismo, lo que llevó a miles de manifestantes a congregarse frente al Parlamento en Seúl.

El Legislativo, dominado por la oposición, votó rápidamente para bloquear la medida. Incluso algunos líderes del partido oficialista se opusieron. A pesar de ello, las fuerzas armadas inicialmente insistieron en que la ley marcial permanecería vigente hasta que el presidente la revocara formalmente.

En las afueras del Parlamento, se vivieron momentos de caos. Manifestantes coreaban consignas como “No a la ley marcial”, mientras efectivos militares ingresaban al edificio. Según el presidente de la Asamblea Nacional, las tropas se retiraron poco después, en medio de confusión.

Horas después, Yoon reunió a su gabinete y anunció la derogación de la medida. La multitud congregada frente al Parlamento celebró la decisión, aunque muchos afirmaron que no abandonarían el lugar hasta que todas las fuerzas de seguridad desplegadas se retiraran.

Este giro inesperado planteó preguntas sobre las motivaciones del presidente para adoptar una medida tan extrema y, luego, revertirla en cuestión de horas.

El gobierno de Yoon ha enfrentado desafíos significativos desde que la oposición obtuvo una contundente victoria en las elecciones parlamentarias de abril. Con el control del Parlamento, la oposición ha bloqueado múltiples iniciativas del oficialismo y recortado el presupuesto gubernamental, limitando considerablemente el margen de maniobra del presidente.

Desde que asumió el cargo en 2022, Yoon ha visto caer su popularidad en medio de escándalos de corrupción. Uno de los casos más sonados involucra a la primera dama, acusada de aceptar regalos de lujo. Aunque Yoon se disculpó públicamente y anunció la creación de una oficina para supervisar las actividades de su esposa, rechazó las investigaciones exigidas por la oposición.

La ley marcial fue interpretada por los críticos como un intento desesperado de Yoon para recuperar el control político en un contexto de creciente aislamiento. Algunos líderes opositores acusaron al presidente de utilizar pretextos de seguridad nacional para justificar una medida antidemocrática.

El anuncio de la ley marcial, y su posterior revocación, generaron incredulidad entre los legisladores surcoreanos. Miembros de la oposición sugirieron que Yoon debería renunciar o enfrentar un juicio político.

“El presidente ha demostrado una falta de juicio alarmante al tomar una decisión tan extrema y revertirla en cuestión de horas”, declaró Lee Jae-myung, líder del Partido Democrático.

A pesar del rechazo generalizado, Yoon ha defendido su decisión, argumentando que fue necesaria para garantizar la estabilidad del país. Sin embargo, analistas señalan que esta crisis ha erosionado aún más su credibilidad y podría debilitar su administración en el futuro inmediato.

Las protestas en las calles de Seúl y otras ciudades reflejan el descontento de la ciudadanía con la gestión de Yoon. Los manifestantes han exigido no solo el retiro completo de las fuerzas de seguridad desplegadas, sino también la rendición de cuentas del gobierno.

“La ley marcial no tiene cabida en una democracia moderna”, dijo un manifestante frente al Parlamento. “El presidente debe asumir responsabilidad por esta crisis”.

Corea del Sur enfrenta una de las crisis institucionales más graves de su historia reciente. Con un gobierno debilitado y un Parlamento controlado por la oposición, el país se encuentra en un punto de tensión política que podría tener repercusiones significativas en los próximos meses.

La situación plantea interrogantes sobre el futuro del liderazgo de Yoon y su capacidad para navegar en un contexto de divisiones políticas profundas y creciente descontento popular.