Por Redacción
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La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) pronostica una temporada de huracanes del Atlántico más activa de lo normal en 2025, aunque no tan destructiva como la del año pasado, que fue la tercera más costosa en la historia.
El informe, presentado el jueves en una conferencia de prensa en Luisiana para conmemorar los 20 años del huracán Katrina, anticipa entre 13 y 19 tormentas con nombre, de las cuales entre seis y 10 podrían convertirse en huracanes. Se espera que entre tres y cinco de ellas alcancen categoría 3 o superior, con vientos de al menos 111 mph (178 km/h). Una temporada promedio incluye 14 tormentas, siete huracanes y tres de gran intensidad.
“Todo está en su lugar para una temporada por encima del promedio”, dijo Ken Graham, director del Servicio Meteorológico Nacional.
Aunque las aguas oceánicas no están tan cálidas como en 2024, las temperaturas siguen siendo superiores al promedio, lo que eleva el riesgo.
El año pasado, el Atlántico vivió una temporada “hiperactiva” con 18 tormentas con nombre, 11 huracanes y cinco de gran intensidad. Entre ellas estuvieron Beryl, Helene y Milton, ciclones que causaron daños millonarios y numerosas víctimas.
Desde 1995, 21 de las últimas 30 temporadas han sido clasificadas como superiores a lo normal, y casi la mitad como hiperactivas, según la NOAA, que basa su análisis en el índice de Energía Ciclónica Acumulada (ACE). Este indicador mide la fuerza, duración y número de tormentas tropicales y huracanes.
A pesar de recortes presupuestarios y de personal por parte del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Graham aseguró que “nuestra capacidad para servir a este país nunca ha sido mejor y lo será también este año”. Laura Grimm, administradora interina de NOAA, añadió que la agencia está completamente equipada y lista para actuar.
Expertos coinciden en que el cambio climático está haciendo que los huracanes sean más intensos, húmedos y lentos, lo que aumenta la cantidad de lluvia acumulada. Kristen Corbosiero, profesora de meteorología tropical en la Universidad de Albany, señaló que los factores clave para esta temporada incluyen las altas temperaturas del océano, el estado neutral del ciclo El Niño/La Niña y las perturbaciones que viajan desde África occidental.
“El principal combustible para los huracanes son las aguas cálidas”, dijo Corbosiero. “Una atmósfera más caliente también retiene más humedad, lo que alimenta aún más a las tormentas”.
Otro aspecto preocupante, según los meteorólogos, es la rápida intensificación de estos fenómenos. En muchos casos, ciclones que apenas eran tormentas tropicales se han transformado en huracanes de categoría 5 en solo tres días, reduciendo el tiempo de preparación para las comunidades en riesgo.
Diversos grupos académicos y privados han emitido pronósticos similares. Phil Klotzbach, investigador de la Universidad Estatal de Colorado, predice 17 tormentas con nombre, nueve huracanes y cuatro de gran intensidad. Sus cálculos se basan en las altas temperaturas del océano y en tendencias recientes, aunque descarta una temporada como la de 2024.
“Al menos no estamos viendo un Atlántico extremadamente caliente, como lo teníamos a estas alturas del año pasado”, comentó Klotzbach.
Corbosiero advirtió que incluso una temporada tranquila puede ser devastadora si una sola tormenta impacta de manera significativa, como ocurrió en 1992 con el huracán Andrew.
“No necesitamos una temporada hiperactiva para tener devastación en Estados Unidos, el Caribe o cualquier otra región vulnerable”, concluyó.
