Republicanos dependen de Obamacare, pero su futuro se decide en un Capitolio dividido

Por Redacción
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Una nueva encuesta de la organización independiente KFF revela que cerca del 72% de los afiliados republicanos —y la misma proporción entre quienes se identifican con el movimiento MAGA— respaldan mantener la asistencia ampliada, que expira a finales de diciembre. El apoyo también es abrumador entre demócratas (95%) e independientes (84%), lo que subraya el impacto que tiene el programa en la estabilidad financiera de las familias.

El Senado se prepara para votar la próxima semana una medida que podría definir el futuro de la ACA, como parte de un acuerdo para evitar un cierre del Gobierno. Sin embargo, los republicanos no han alcanzado un consenso sobre una propuesta propia, y la Casa Blanca retiró recientemente un plan para renovar los subsidios debido a la resistencia dentro del Partido Republicano.

Sin la extensión, las primas subirían más del doble en promedio el próximo año, según KFF. Para muchos afiliados, esto significaría elegir entre pagar un seguro cada vez más costoso, quedarse sin cobertura o buscar un empleo con beneficios médicos. Aunque la Ley del Cuidado de Salud Asequible tradicionalmente ha recibido críticas del Partido Republicano, más de 9 millones de republicanos e independientes de tendencia conservadora dependen actualmente de sus planes, representando casi el 40% del total de inscritos este año.

Desde que se ampliaron los subsidios en 2021, la inscripción en Obamacare alcanzó un récord de 24 millones de personas. El crecimiento ha sido especialmente fuerte en estados del sur, como Texas, Louisiana, Tennessee, Georgia, Misisipi y Virginia Occidental, donde las inscripciones se triplicaron. En varios distritos representados por republicanos, la cantidad de afiliados es superior al margen de victoria en las elecciones de la Cámara, un factor que podría influir en futuras decisiones políticas.

Historias como la de Belinda Hernández, residente de Texas, reflejan esta realidad. Ella y su esposo administran una barbería y pagan alrededor de US$ 215 al mes por su seguro. Hace poco recibieron una notificación de que su prima subiría a más de US$ 700 si los subsidios mejorados desaparecen. Tras revisar el mercado federal, determinó que aún calificaría para los subsidios originales, reduciendo la prima a US$ 354, aunque sigue siendo un gasto difícil de afrontar. “¿Cuánto más puede recortar una familia cuando todo está tan caro?”, se pregunta Hernández, de 46 años.

Algunos republicanos conservadores reconocen que, pese a sus reservas sobre la ACA, los subsidios deberían mantenerse para quienes tienen ingresos más bajos. Otros, como el empresario de restaurantes Francesco Casola, admiten que la cobertura anterior a la ACA era más conveniente para ellos, pero permanecen en el mercado porque es la opción más asequible disponible. Su prima anual subiría de US$ 1.500 a casi US$ 2.000 el próximo año, un aumento que considera insostenible. Aun así, cree que los hogares con ingresos modestos deberían seguir recibiendo ayuda. “No quiero que nadie se enferme y se quede sin atención. Eso es inhumano”, afirma.

El impacto económico para las familias sería inmediato. Según KFF, el 58% de los encuestados dijo que no podría absorber un aumento de US$ 300 al año sin afectar seriamente el presupuesto del hogar. Una cuarta parte afirmó que probablemente dejaría de tener seguro si las primas se duplican, mientras que el 15% buscaría un empleo con beneficios médicos. Casi un tercio consideraría cambiar a un plan más barato, aunque implique mayores deducibles y copagos.

El reloj político también juega en contra. Más de la mitad de los afiliados reportó que tomará decisiones sobre su cobertura de 2026 antes de diciembre, lo que significa que muchos podrían abandonar sus pólizas antes incluso de que el Congreso adopte una decisión final. “Una vez que alguien renuncia a su seguro porque no puede pagarlo, es difícil que vuelva, incluso si la situación mejora”, explicó Cynthia Cox, directora del Programa sobre la ACA de KFF.

Con millones de familias dependiendo de la asistencia reforzada y un Congreso dividido, la incertidumbre sigue creciendo mientras se acerca la fecha límite.