Por Agencias
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Los voluntarios del Cuerpo de Paz (Peace Corps) de Estados Unidos regresaron a El Salvador esta semana por primera vez, desde que la fuerza estadounidense se fue en 2016 debido a la violencia incontrolable en el país centroamericano.
Esta es la última señal de un deshielo en las relaciones de Estados Unidos con El Salvador, cuyo presidente Nayib Bukele fue rechazado alguna vez debido a su dura represión de las pandillas o maras.
También fue una señal de hasta qué punto las detenciones generalizadas de presuntos mareros por parte de Bukele, que también encarcelaron a un número considerable de aparentemente inocentes, han reducido la tasa de homicidios del país, que alguna vez fue temible.
Los Cuerpos de Paz indicaron que los primeros nueve voluntari@s trabajarían en el desarrollo económico comunitario, la educación y las iniciativas para la juventud, y ell@s ya habían trabajado previamente en períodos de dos años, en otros países centroamericanos.
“Hoy no es solo una celebración, es un compromiso de seguir construyendo sobre la alianza de décadas con el pueblo de El Salvador”, explicó la Directora de los Cuerpos de Paz, Carol Spahn.
Más de 2,300 voluntarios de esta agencia estadounidense, han trabajado en El Salvador desde 1962, pero se marcharon después de que la tasa de homicidios creadas por las pandillas, alcanzara un máximo de 106 asesinatos por cada 100 mil habitantes en 2015, año en el que hubo 6,658 asesinatos en el país de 6.3 millones de personas.
Aunque defensores de los derechos humanos acusan al gobierno de cometer abusos masivos contra los derechos humanos durante la represión, la realidad es que Bukele sigue siendo muy popular en El Salvador porque las tasas de homicidios se redujeron drásticamente tras las detenciones.
La nación centroamericana pasó de ser uno de los países más peligrosos del mundo a tener la tasa de homicidios más baja de la región.
En todo 2023, el país registró solo 214 homicidios, y 116 en lo que va de 2024.
Bukele aprovechó esa popularidad para su reelección en febrero, a pesar de que la constitución del país prohíbe un segundo mandato para los presidentes.
Estados Unidos no se opuso y envió una delegación de alto nivel a su toma de posesión para un segundo mandato.
ARGENTINA
La Fiscalía argentina concluyó que existen elementos para iniciar una investigación penal contra las máximas autoridades del Opus Dei en Sudamérica entre 1983 y 2015, por los delitos de trata de personas y explotación laboral contra al menos 44 mujeres reclutadas por la orden religiosa para realizar tareas domésticas en sus casas.
Según un documento, la Fiscalía solicitó a un juez federal que cite a declarar a quienes se desempeñaron durante ese período como vicario o consejero regional del Opus Dei Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia: Carlos Nannei (1991-1997), Patricio Olmos (1998-2014) y Víctor Urtizarrazu (2014-2022).
También pretenden interrogar al secretario regional encargado de la sección femenina de la orden, Gabriel Dondo, que ocupó el cargo hasta 2015.
El Opus Dei, “Obra de Dios” en latín, fue fundado por el sacerdote español Josemaría Escrivá en 1928 y cuenta con 90,000 miembros en 70 países.
El grupo laico, que era muy apoyado por el Papa Juan Pablo II, quien canonizó a Escrivá en 2002, tiene un estatus único en la Iglesia y reporta directamente al Papa.
La mayoría de los miembros son hombres y mujeres laicos con trabajos y familias seculares que se esfuerzan por “santificar la vida ordinaria”.
Otros miembros son sacerdotes o laicos célibes, tras una denuncia presentada en 2022, el equipo de fiscales inició una investigación que concluyó que desde principios de la década de 1970 hasta 2015, “personas que ocupaban diferentes cargos dentro del Opus Dei establecieron una estructura dedicada a reclutar al menos a 44 mujeres, la mayoría niñas y adolescentes, para someterlas a condiciones de vida comparables a la servidumbre”.
El Opus Dei en Argentina ha negado las acusaciones.
“Negamos categóricamente las acusaciones de trata de personas y explotación laboral”, afirmó la oficina de la Prelatura del Opus Dei en Argentina, añadiendo que para construir esta acusación se “saca completamente de contexto la formación recibida por algunas de las mujeres del grupo y la vocación libremente elegida por las asistentes numerarias del Opus Dei. Se trata de una acusación totalmente falsa”.