Hace solo 3 años, el director quebequense Denis Villeneuve, de la mano del actor director y guionista tejano Taylor Sheridan (“Hellor High Water”y “WindRiver”), estrenó uno de los mejores thrillers de los últimos años: “Sicario”, crudo, realista y muy difícil de digerir.
Sin duda, un film necesario y comprometido con los tiempos actuales que se centraba en el narcotráfico y los carteles mejicanos, la respuesta del gobierno estadounidense y, como obviamente dice el título: los sicarios.
Ahora, tres años más tarde se estrena su secuela: “Sicario: El día del soldado”, que apuesta por el terrorismo y el tráfico de estos, la intensificación de la guerra con los carteles en la frontera entre EEUU y México y, a la vez, uno de los temas más vigentes del momento, el terrible conflicto y drama que se está viviendo en la frontera entre EEUU y México: la separación de familias.
Esta secuela, desafortunadamente, deja atrás a la protagonista de su primera entrega, Emily Blunt en el impresionante papel de la pura e inocente ‘Kate Macer’, que servía al público para ver de una forma neutra las complejidades y decisiones que toma el gobierno norteamericano actual contra el narcotráfico.
Asimismo, no repite su anterior compositor musical Johan Johannes, en paz descanse, a quien dedican el film, ni el maravilloso y visionario director Denis Villeneuve, que ha sido substituido por un director especialista en thriller, drama y cine negro, el Italiano, nacido en Roma, Stefano Sollina.
Sollina fue el encargado de dirigir 10 episodios de la exitosa serie “Gomorra” y del film de culto “Suburra”.
El director realiza con su pulso firme esta tensa, violenta e intensa secuela que brilla por sus secuencias de acción, muy bien rodadas, aportando una alta dosis de entretenimiento digno y sólido que no deja indiferente.
Sollina y Sheridan aprovechan para centrarse más esta vez en los dos grandes personajes masculinos de la entrega original, ‘Matt Graver’ (Josh Brolin) como el agente de la DEA sin escrúpulos y de metodología de trabajo dudosa, y el volátil y torturado mercenario de pasado oscuro y traumático ‘Alejandro Gillick’ (interpretado por el siempre hipnótico Benicio del Toro), cuya familia fue asesinada por un capo mafioso.
Los dos personajes se unen de nuevo para llevar a cabo una misión que les encarga el gobierno norteamericano, en un desesperado intento de remover la cúpula del “Cartel de Matamorros para crear una guerra interna dentro del mismo’.
En una secuela digna y dura en la que Sheridany su guión han desarrollado una historia cautivadora que saca lo mejor de Benicio del Toro y de Josh Brolin.
El film arranca con una maravillosa escena desde el aire en la que vemos cómo el gobierno de estadounidense vigila día y noche cada milímetro de la frontera con México.
Presenciamos como por la frontera se intenta colar un terrorista que, al verse rodeado por agentes, se autoinmola, recordando el inicio del film anterior.
En la escena posterior vemos a varios terroristas entrar en un Costco cargados hasta el cuello de explosivos.
Esta escena está filmada en una virtuosa panorámica, poniendo al espectador en primera persona dentro de un acto terrorista, en un tenso y congelado instante, delante de una madre que intenta proteger a su hijo, pero que tiene que ver cómo este sujeto estalla en mil pedazos, llevándose a muchas vidas de inocentes en su acto.
Quizás esta trama de alto peso terrorista despista al espectador, ya que el film se centra en otros temas, pero sin duda pone la piel de gallina, el cuerpo en tensión y nos obliga a reflexionar sobre la triste realidad que estamos viviendo, cuando los ataques terroristas pueden ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar.
Son justamente estos hechos los que hacen que el jefe de defensa de interior ‘James Riley’ (el mítico actor Matthew Modine; “Full Metal Jacket” o “StrangerThings”) le pida a ‘Cynthia Foards’ (la siempre sublime actriz Catherine Keener) que traiga a ‘Matt Graver‘ a su despacho para una reunión exprés.
Ahí, quieren ver qué les sugiere para sacar de quicio a ‘Matamoros”, el jefe de un cartel, para que estalle una guerra interna.
La brillante idea de ‘Matt’ es infiltrarse de nuevo en México, junto a ‘Alejandro’, para hacerse pasar por miembros de un cartel y secuestrar a la hija adolescente del capo; ‘Isabel Reyes’, una joven muy guerrera, interpretada por la joven actriz estaounidense Isabela Moner, para luego tratar de asesinarla y, finalmente, intentar salvarla.
Esto sitúa a “Sicario: El día del Soldado” en un terreno más bíblico, en el que los ángeles exterminadores devienen de la guarda y donde un mesías adolescente será el “deus ex machina” de una muerte y una resurrección.
En definitiva, “Sicario: Día del Soldado” es más violenta, salvaje e hiriente que su antecesora, yendo del apunte pesimista político a una mirada estilo Sam Peckinpah” sobre la amistad.
Esa amistad que busca la luz dentro la oscuridad, demasiado a menudo a base de los fogonazos de las armas de repetición y, sin embargo, la encuentra en sus escenas más íntimas (y nocturnas), en parte gracias a una preciosa fotografía, especialmente en horas mágicas, del gran director de fotografía Dariusz Wolski (“Piratas del Caribe” y “The Martian”).