Por Agencias
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Las autoridades han detenido a tres sospechosos armados tras un desfile al que acudieron miles de personas para ver a los ganadores del Super Bowl.
En solo segundos, el rostro de felicidad de los aficionados de los Kansas City Chiefs pasó a uno de terror absoluto. Un tiroteo ha provocado el pánico en el festejo del ganador del Super Bowl 58, disputado el domingo en Las Vegas. Era un momento de celebración para una ciudad que ha visto llegar por tercera vez en cinco años el mayor trofeo del fútbol americano, pero una serie de detonaciones convirtió el espíritu de fiesta en una tragedia. Hay al menos un muerto y 22 heridos de bala, varios de estos menores, de acuerdo a la jefa de policía, Stacey Graves. Tres personas han sido detenidas, dos de ellas armadas.
Tres personas fueron ingresadas en hospitales y están en condición crítica, según Ross Grundyson, el jefe de bomberos de la ciudad. En una conferencia de prensa, Grundyson afirmó que los servicios de emergencia atendieron a ocho personas de heridas que “representaban un riesgo de muerte”. Estas fueron trasladadas a tres hospitales en los 10 minutos posteriores al suceso. El Children’s Mercy recibió a 12 personas. Nueve de ellos eran niños con heridas de bala. Los menores, entre los 6 y los 15 años, están fuera de peligro, ha señalado una portavoz del hospital.
Sobre las 14.00 de la tarde, la policía lanzó la alarma. “Se han hecho disparos alrededor de Union Station. Por favor abandonen el área”, escribió el Departamento de Kansas City en las redes sociales. Los Chiefs, los ganadores del Super Bowl, habían recorrido las calles en un bus descubierto para ser ovacionados desde las 11.00 de la mañana. El desfile fue seguido en su ruta por cerca de un millón de personas. Desembocó frente a la estación de trenes de la urbe, asentada en los límites entre los Estados de Kansas y Misuri. El público escuchó allí a los jugadores dar unas palabras tras su victoria.
Entre el público afuera de la estación había familias con niños. Decenas de miles de personas se retiraban tras el discurso cuando se escucharon explosiones al poniente del edificio. “Sonó como fuegos artificiales, pero la reacción de la gente era la de un tiroteo”, aseguró Neil Jones, un reportero de la televisión local KCTV, de la cadena CBS. Las ráfagas sonaron solo unos segundos.
“Abajo, abajo, ¡todos al suelo!”, escuchó entonces Lisa Money, una de las personas que acudió a la fiesta. La mujer estaba recogiendo confeti del suelo para recordar la jornada. Primero pensó que se trataba de una broma hasta que vio equipos tácticos de la policía correr hacia donde salían los sonidos. “No podía creerlo. ¿A quién se le ocurre hacer esto? Se supone que era un día de celebración para todos”, dijo Money.
“La gente corría por su vida. Corría en todas direcciones, vi cómo se caían algunos, cómo derribaban a algunos niños”, dijo en directo Jones. El periodista deportivo fue testigo de cómo tres personas resultaron heridas. El número de lesionados ha pasado de nueve personas en los primeros minutos a los 22. Las autoridades, sin embargo, no han especificado todavía cuántos de estos fueron impactados por las balas.
La zona fue acordonada por las autoridades minutos después de las detonaciones. Cientos de personas observaban la escena desde las habitaciones de los hoteles que rodeaban la plaza. Agentes del FBI y de la ATF, la agencia que investiga las armas de fuego tras los tiroteos, llegaron a la estación para investigar los hechos. La policía utilizó Union Station como un centro para reunificar a los niños que se separaron de sus familiares en el caos.
Las autoridades están aún tratando de determinar qué sucedió. El Departamento de policía ha solicitado a quienes atestiguaron el tiroteo pasar a declarar a una tienda instalada en la esquina de las calles Main y Pershing. También están pidiendo a quienes filmaron los hechos compartir sus imágenes.
Los jugadores, entre ellos Patrick Mahomes y Travis Kelce, habían dedicado unas palabras de agradecimiento a los aficionados. Sobre el escenario se encontraba todo el equipo y algunos invitados, como el gobernador de Misuri, Mike Parson y su esposa. También el alcalde de la ciudad, Quinton Lucas, quien acudió junto a su pareja y su madre.
“Cuando comenzó el tiroteo yo, como muchos otros, comencé a correr en busca de refugio. Vi a un gran número de fuerzas de seguridad correr hacia el peligro. Les damos las gracias por eso”, aseguró Lucas. Stacey Graves, la jefa de policía, informó que había unos 800 agentes de diferentes corporaciones para brindar seguridad al desfile. “Estoy muy molesta por lo que ha sucedido hoy”, afirmó en una conferencia de prensa. Ninguno pudo evitar lo que se ha convertido en un nuevo episodio de la violencia armada en Estados Unidos.
Los Chiefs viajaban a bordo de un autobús de vuelta al estadio Arrowhead cuando sucedió el tiroteo, según confirmó uno de los entrenadores, Rick Burkholder. “Estoy orando por Kansas City”, escribió en X Patrick Mahomes, la estrella del equipo, quien solo horas antes había prometido a una ciudad un tercer título consecutivo.