Por Agencias
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El serbio, de religión ortodoxa, celebrará el 7 de enero encerrado solo en una habitación de un alojamiento de Melbourne
Novak Djokovic deseaba feliz año nuevo a todo el mundo el pasado 4 de enero, día en el que le había sido notificada la confirmación, por parte de Tennis Australia, de que había recibido una exención médica para viajar y jugar el ‘Grand Slam’.
El tenista, que pasó el fin de año en su residencia de Marbella junto a su mujer y sus dos hijos, habría alegado tener los anticuerpos del Covid al haber pasado la enfermedad en los últimos seis meses.
Ya había resultado contagiado hace dos años durante el Adria Tour, una serie de exhibiciones organizadas por él mismo en diferentes puntos de los Balcanes.
Mientras Djokovic volaba en dirección a Melbourne, un viaje con escala que se alargó 20 horas, fue ajeno a toda la polémica que suscitó entre la ciudadanía australiana su entrada en el país sin la vacuna.
Todos los medios locales se hacían eco de que el número uno mundial podía cruzar la frontera sin vacuna cuando muchas familias se habían quedado sin ver a sus seres queridos durante los dos últimos años.
El revuelo provocó que los políticos australianos, secundados por un comité independiente de expertos, pasaran de dar el visto bueno a la llegada de Nole a mirar qué trabas podían argumentar para dejarle retenido y sin visado.
Eso es exactamente lo que pasó.
El campeón de 20 grandes aterrizó la noche del jueves en Melbourne, alrededor de las 23.30 horas, acompañado por el croata Goran Ivanisevic, uno de sus dos entrenadores, y el fisioterapeuta argentino Ulisés Badio.
Su sorpresa fue cuando fue invitado a entrar en una habitación, solo, custodiado por dos policías de uniforme, y sin la posibilidad de utilizar el teléfono móvil.
En ese momento, el tenista entendió que le denegarían la visa, algo que sucedió tras una larga espera de ocho horas. En ese intervalo de tiempo, su padre Srdjan Djokovic montó en cólera ante las autoridades australianas y animó a sus compatriotas a salir a la calle en señal de protesta.
La situación del jugador de Belgrado pasó a ser un asunto de Estado.
Tomó las riendas el ministro serbio de Asuntos Exteriores, que pidió a su colega australiano la liberación inmediata de Nole.
La intervención de Vucic
Ante la falta de éxito entró en escena el presidente del país, Aleksandar Vucic.
Dio igual. Noval estaba sentenciado. Así lo confirmó el primer ministro ‘aussie’, Scott Morrison: «Nadie está por encima de las reglas. Nuestras sólidas políticas han sido fundamentales para que Australia tenga una de las tasas de mortalidad más bajas del mundo por COVID».
Sin sus pertenencias
A Djokovic, tratado como a un delincuente y que todavía no ha recuperado su cartera y su equipaje, se le sacó del aeropuerto para trasladarle al Park Hotel, en los suburbios de Melbourne y para refugiados sin visa, que nada tiene que ver con el lujoso apartamento donde iba a alojarse durante su estancia.
En la ciudad le esperaban Ivanisevic y Badio, que no pudieron tener contacto físico con el jugador.
Tampoco los cientos de seguidores serbios que se agolparon a la entrada de la residencia con banderas de su país.
‘Nole’ se aproximó a la ventana en varias ocasiones para dar las gracias, mandar besos y dibujar un corazón.
Cabe recordar que su lema es amor y paz y que manda amor a la grada a la conclusión de todos sus partidos que terminan en victoria.
Los abogados del nueve veces campeón del Open de Australia presentaron una demanda para atajar la deportación inmediata.
Tenía que ser hoy y no será hasta el lunes, cuando un juez analice su caso y si la exención médica es o no válida.
Pase lo que pase, Novak, de religión ortodoxa y que presume de ello con la cruz de madera que cuelga de su cuello, pasará mañana su día de Navidad solo y encerrado.
Pidió permiso para juntarse con su cuerpo técnico y ha sido denegado.
Y dormirá bajo la amenaza de no poder entrar en Australia los tres próximos años.
Reconocimiento mundial
Esta imagen contrasta con los reconocimientos al mejor tenista del planeta que llegaron hace apenas unas fechas.
El diario L’Equipe le nombró el mejor deportista de 2021, La Federación Internacional de Tenis le reconoció como el número uno de la pasada campaña, y 26 agencias de noticias europeas le votaron como el mejor atleta del viejo continente la pasada campaña por delante de Robert Lewandowski y Max Verstappen.