Agricultura industrial: contaminación, explotación y la lucha por la transparencia

Por Redacción
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Los pesticidas, la sobreexplotación de recursos y la precariedad laboral en la agricultura industrial son temas que el sociólogo y escritor Rafael Navarro de Castro aborda en su libro Planeta invernadero.

En conversación con BBC Mundo durante el Hay Festival de Cartagena 2025, Navarro de Castro expuso cómo la agricultura intensiva ha transformado el paisaje, no solo en términos medioambientales, sino también sociales y económicos. Su novela retrata un sistema que prioriza la productividad a costa de la sostenibilidad, la calidad de los alimentos y los derechos laborales.

El Poniente Almeriense, en el sur de España, es uno de los epicentros de la agricultura intensiva en Europa. Sus invernaderos, que cubren unas 60.000 hectáreas, producen frutas y verduras que abastecen a mercados de todo el continente. Sin embargo, este modelo tiene un alto costo ambiental.

“El suelo está muerto a base de química, los acuíferos están sobreexplotados y contaminados, y como baja el nivel del agua, se cuela el agua del mar, lo que provoca su salinización”, advierte Navarro de Castro.

La sobreexplotación de recursos y el uso intensivo de fertilizantes y pesticidas no solo degradan el entorno, sino que también afectan la salud humana.

Estudios han demostrado que los pesticidas presentes en los alimentos pueden ser cancerígenos y alterar el sistema hormonal. A pesar de esto, la Unión Europea ha extendido la moratoria del glifosato, el herbicida más utilizado en el mundo, por diez años más. “Se sabe que es dañino, pero sigue en el mercado. En Estados Unidos, ya hay sentencias que obligan a Monsanto a indemnizar a agricultores enfermos por su exposición”, señala el autor.

La industria agroquímica se ha consolidado gracias a la falta de regulación estricta y la desinformación. Navarro de Castro enfatiza que la mayoría de los consumidores no exigen saber qué sustancias contienen los productos que compran. “Las etiquetas deberían indicar de manera clara el origen y los químicos usados en su producción. Luego, que cada quien decida si quiere comerlo o no”, dice.

El problema no es solo de información, sino también de hábitos de consumo. Comer productos de temporada y locales reduciría el impacto ambiental, pero la globalización del mercado ha generado una inercia difícil de revertir. “Comemos aguacates en cualquier época del año, sin importar que vengan del otro lado del mundo, lo que implica un alto costo en transporte y emisiones”, ejemplifica el escritor.

Además de los daños ambientales, Navarro de Castro denuncia la explotación laboral en la industria agrícola. En los invernaderos de Almería, miles de trabajadores migrantes sin papeles trabajan en condiciones que rayan en la esclavitud. “Sin ellos, esta industria no sobreviviría ni una semana. Son la base de un sistema que se sustenta en el abuso y la precarización”, afirma.

El autor pone rostro a esta realidad a través de Sara, la protagonista de Planeta invernadero. Ingeniera agrónoma, Sara se adentra en los invernaderos y descubre las condiciones de vida de los trabajadores, enfrentándose a represalias cuando intenta denunciarlas. “Todas las voces que han criticado la agricultura industrial con seriedad han sido mujeres, y casi todas han sido desacreditadas o perseguidas”, comenta el escritor, citando casos como el de la científica Rachel Carson o la activista Petra Kelly.

Las crisis climáticas y la degradación del medioambiente hacen urgente un cambio de modelo. Sin embargo, las soluciones requieren voluntad política y un cambio en la mentalidad de los consumidores.

Navarro de Castro no es optimista sobre el futuro inmediato, pero insiste en que aún se pueden tomar medidas para frenar el deterioro. “No podemos seguir construyendo más invernaderos en zonas sin agua. Debemos apostar por una agricultura más sostenible y responsable con el medioambiente y con las personas que trabajan en ella”, concluye.

La pregunta sigue en el aire: ¿seguiremos ignorando lo que hay detrás de los alimentos que consumimos o exigiremos cambios antes de que sea demasiado tarde?