El director Quebequense Denis Villeneuve, responsable de algunos de los mejores films de los últimos tiempos (“Prisioneros”, “Sicario”, “La llegada”) firma con la primera parte de “DUNE” su film más ambicioso y épico hasta la fecha.
El reto era dificilísimo, sobre todo después de dirigir la esperadísima secuela de “Blade Runner”, que, a pesar de ser visualmente impresionante, dejó a gran parte del público muy frío.
Para Villeneuve, uno de los mejores directores de cine en activo, adaptar “DUNE” a la gran pantalla ha sido su sueño desde que, con 12 años, leyó la novela, y llevar a cabo esta adaptación ha sido un reto enorme.
Otros directores lo han probado antes: Alejandro Jodorowsky lo intentó pero nunca lo logró, fue una de esas grandes películas que nunca se hicieron (como se puede ver en el documental “Jodorowsky’s Dune”).
Después, fue David Lynch, una de las visiones más únicas del cine contemporáneo, lo llevó a cabo, pero desafortunadamente no fue capaz de adaptar la novela como era debido, no por falta de talento, sino por una falta de recursos y de efectos especiales que hicieran real el mundo imaginado por Herbert.
Por suerte, esta nueva adaptación de “Dune”, con más de $150 millones de dólares de presupuesto y más de dos horas y media de metraje, tiene la escala y el poder visual para hacer funcionar esta epopeya espacial shakespeariana. Villeneuve era el director indicado para llevarlo a cabo, gracias a su poderosa y ultra realista puesta en escena, que reconvierte los hallazgos del filme de Lynch con brillantez y da al público la adaptación que siempre había soñado.
Consigue orquestar todos los departamentos al unísono para crear un film que se alza en la pantalla y deja al público boca abierto con su gran cantidad de imágenes poderosas y su intimidante banda sonora.
A todo esto, se le debe sumar un impecable guión, creado junto al veterano Eric Roth (“Forrest Gump”), experto en drama, y Jon Spaihts (“Prometheus” y “Doctor Strangre”), experto en ciencia ficción, consiguiendo el equilibrio perfecto entre ambos géneros.
Villeneuve arma un film lleno de conflictos morales profundos, una buena dosis de sentimentalismo y misticismo, y confecciona una aventura espacial que nos invita a escapar de nuestras vidas mientras, a su vez, cuestiona la realidad en la que vivimos.
DUNE: AÑO 10,191
Los humanos se han esparcido por el universo, colonizando planetas por toda la galaxia.
El duque ‘Leto Atreides’ (el maravilloso Oscar Isaac) acepta la administración del peligroso planeta desierto Arrakis, conocido como “Dune”, en cuyos enormes desiertos se encuentra la sustancia más valiosa del universo, ‘la especia’.
Esta es una droga que permite extender la vida humana, proporciona niveles de pensamiento sobrehumanos y además hace posible el viaje interestelar.
Aunque ‘Leto’ intuye que se trata de una trampa de los temibles Harkonnen, se dirige a Arrakis junto a su concubina ‘Lady Jessica’ (la fantástica Rebecca Ferguson) y su hijo pequeño y heredero, ‘Paul’ (Timothée Chalamet).
Allí empiezan la titánica operación de extraer la especia de los desiertos, labor extremadamente peligrosa debido a la presencia de los gigantes gusanos de arena que habitan allí, los cuales nunca habían sido tan terroríficos y espectaculares (las escenas en las que aparecen no tienen desperdicio alguno).
Todo se tuerce cuando un terrible y espectacular ataque por parte de los Harkonnen a las órdenes del repugnante barón ‘Vladimir Harkonnen’ (un irreconocible Stellan Skarsgard) obliga a ‘Paul’ y a ‘Jessica’ a sobrevivir en el desierto en busca de los ‘Fremen’, los nativos de Arrakis.
‘Paul’ parece ser el elegido para liderar el futuro del universo, pero unas visiones recurrentes en sus sueños le revelan desenlaces trágicos de su devenir, además de mostrarle siempre a la enigmática ‘Chani’ (Zendaya) en lo que parece ser una relación sentimental.
“Dune” es un fabuloso viaje del héroe a partir del punto de vista de ‘Paul’, un Chalamet, en estado de gracia que demuestra de nuevo porque es una de las estrellas más jóvenes y más brillantes del Hollywood actual.
El actor lidera un cast repleto de estrellas que han sido sabiamente escogidas para cada uno de los roles.
Vemos a Jason Mamoa como ‘Duncan Idaho’, maestro de la espada y mejor amigo de ‘Paul’; a Josh Brolin como ‘Gurney Halleck’, maestro de armas de la casa Atreides y mentor de Paul; a Javier Bardem como el intenso ‘Stiglar’, líder de la tribu fremen.
A Dave Bautista como ‘Glossu Rabban’, el brutal sobrino del ‘Baron Harkonnen’, y a la increíble Charlotte Rampling como la reverenda madre Ben Gresserit, decidora de la verdad del emperador.
La escena en la que obliga a ‘Paul’ a meter su mano en una terrorífica caja de hierro es escalofriante.
El film se ha estrenado antes en Europa, Asia y Oriente Medio para intentar recuperar la enorme inversión que ha supuesto antes de su desembarco por todo lo alto en Estados Unidos.
Si pueden, vayan al cine en vez de verla en HBO Max, no sólo por la experiencia visual, sino también por la increíble banda sonora del gran Hans Zimmer, que le dijo “no” a “Tenet” para poder dedicarse a “Dune”, al ser otro gran fan de la novela.
“Dune” es un blockbuster a contracorriente, cine-espectáculo pausado que no insulta la inteligencia del espectador.
Esperemos que recaude suficiente como para que empiecen a preparar la segunda parte.
Ya que según Villeneuve la primera parte es el entrante y la segunda será el plato principal.
Puntuación 4.5 de 5 estrellas.