Por Carlos Hernández
editor@latinocc.com
El país enfrenta una nueva crisis política que amenaza con llevarnos a otro cierre de gobierno, esta vez a causa de la obstinación republicana en el Congreso, encabezada por el bloque ultraconservador del presidente del Congreso, “MAGA Mike” Johnson.
Su negativa a renovar los subsidios federales del Affordable Care Act, conocido popularmente como Obamacare, que expiran en diciembre, no solo expone su desprecio por el bienestar público, sino que revela el nivel de cinismo que domina a buena parte del Partido Republicano.
Si el Congreso no aprueba la renovación de esos subsidios, millones de ciudadan@s y residentes legales verán sus cuotas por pago de seguro médico multiplicarse hasta por cuatro o cinco veces de lo que pagan actualmente.
Para muchas familias trabajadoras, eso significará elegir entre pagar la renta o mantener la cobertura médica; entre un tratamiento vital o la ruina financiera.
Todo por un cálculo político miserable: castigar a l@s demócratas, aunque el precio sea la salud de la nación.
MENTIRAS CON SELLO MAGA
Johnson y sus aliad@s han emprendido una campaña de desinformación digna de manual autoritario.
Han repetido hasta el cansancio que el presupuesto propuesto por los demócratas incluye ayudas médicas para personas indocumentadas.
Es una vil mentira, ya que absolutamente ninguna persona sin estatus legal en el país ha calificado jamás, ni ahora ni bajo ninguna administración, para beneficios federales de salud, ni para Obamacare, ni para Medicaid, ni para los créditos fiscales que ayudan a pagar los seguros privados.
La verdad es clara y verificable, pero el extremismo republicano ha convertido la mentira en estrategia electoral.
Usan el fantasma del “inmigrante beneficiad@” como chivo expiatorio para justificar sus recortes, apelando al resentimiento y odio de una base que ya ha sido alimentada con teorías conspirativas y xenofobia durante años.
LOS VERDADEROS APORTES INVISIBLES
Mientras tanto, los más de 12 millones de indocumentad@s que viven en el país, lejos de ser una carga, contribuyen cada año con miles de millones de dólares en impuestos federales, estatales y locales.
De acuerdo con el Institute on Taxation and Economic Policy, l@s indocumentados aportan más de $11 mil millones de dólares anuales al sistema tributario estadounidense.
Solo en impuestos sobre nómina, más de 7 millones de trabajadores sin documentos entregan cada año cerca de $13 mil millones de dólares al Seguro Social y al Medicare, y esos son beneficios de los que jamás podrán gozar.
Esa ironía dolorosa mantiene a flote las pensiones y el sistema médico del cual se benefician directamente millones de jubilad@s, la mayoría pertenecientes a la generación boomer, much@s de ell@s cultistas del movimiento MAGA que hoy demoniza a l@s mism@s inmigrantes que ayudan a pagarles sus cheques de retiro.
Así de hipócritas y cínic@s son l@s republican@s.
Los cierres de gobierno no son simples “peleas políticas” en Washington.
Cada vez que ocurre uno, se paralizan servicios esenciales, se suspenden pagos a emplead@s federales, se frenan programas de nutrición infantil y asistencia a veteran@s.
Si este cierre se concreta por culpa de la terquedad ideológica del ala radical republicana, las consecuencias se sentirán en cada rincón del país: hospitales con menos fondos, familias sin seguro, y una mayor brecha entre quienes pueden pagar atención médica y quienes quedan a la intemperie sanitaria.
Este nuevo capítulo de chantaje presupuestario no es una cuestión de números, sino de humanidad.
En un país que destina más de $800 mil millones de dólares al gasto militar, negarle cobertura médica asequible a millones de contribuyentes y residentes legales es un acto de crueldad política, no de prudencia fiscal.
El Partido Republicano solía presentarse como el guardián de la responsabilidad fiscal; hoy, bajo la sombra de Trump y su séquito, se ha convertido en un instrumento de sabotaje institucional.
“Maga Mike” Johnson y sus cómplices del ala MAGA no buscan gobernar, sino incendiar el sistema, debilitar a un bloque demócrata y satisfacer a un electorado que confunde el odio con el patriotismo.
El costo de su cinismo lo pagará el pueblo. Y cuando los cheques médicos se tripliquen, cuando los padres no puedan llevar a sus hij@s al pediatra, cuando los hospitales rurales cierren sus puertas, no será culpa del “socialismo” ni de l@s inmigrantes, sino de una minoría ruidosa que ha secuestrado la política nacional.
La salud no debería ser un arma partidista, sino un derecho humano fundamental. Negarlo por cálculo electoral es traicionar la esencia misma de lo que este país dice defender.
Porque ningún cierre de gobierno puede justificar abrirle las puertas a la enfermedad, la mentira y la miseria.
