Por Redacción
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Venezuela celebró el domingo elecciones legislativas y de gobernadores marcadas por una baja participación ciudadana, una oposición dividida y detenciones previas al proceso electoral, en un clima de desconfianza tras la cuestionada reelección del presidente Nicolás Maduro en 2024.
Con 21,4 millones de venezolanos habilitados para votar, se eligieron 285 diputados de la Asamblea Nacional unicameral y 24 gobernadores, incluida una nueva gobernación en la región disputada del Esequibo. La jornada transcurrió sin incidentes mayores, según el gobierno, aunque con centros de votación semivacíos en Caracas y otras ciudades, según constató la Associated Press.
“Logramos hacer las elecciones sin incidentes y derrotamos la violencia que los terroristas tenían preparada”, dijo Maduro tras sufragar en un centro ubicado en el Fuerte Tiuna, principal base militar del país.
Maduro aseguró que estaba dispuesto a trabajar con cualquier funcionario electo, sin importar su afiliación política. “Desde ya tienen mi respeto y reconocimiento”, expresó.

La baja afluencia fue atribuida a la desmovilización opositora, motivada por el llamado al boicot de figuras como María Corina Machado. “No procede participar en elecciones de ningún tipo hasta que se reconozca el resultado del 28 de julio”, afirmó Machado, en referencia a las elecciones presidenciales que, según la oposición, fueron fraudulentas.
El proceso electoral se celebró tras la detención de al menos 70 personas en los días previos. Entre ellos, Juan Pablo Guanipa, aliado de Machado, acusado de liderar un plan para secuestrar a altos funcionarios del gobierno y opositores.
Desde su cuenta en X, la embajada de Estados Unidos en Venezuela calificó la votación como una “farsa”, especialmente por la elección de una gobernación en el Esequibo, territorio en disputa con Guyana.
Los comicios regionales fueron convocados en enero, tras las polémicas elecciones presidenciales de julio de 2024, en las que el Consejo Nacional Electoral proclamó ganador a Maduro. La oposición sostiene que Edmundo González, actualmente exiliado en España, ganó esos comicios por un margen de 2 a 1. Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de América Latina no reconocieron la reelección de Maduro.
“No voy a votar. No confío en el CNE y no creo que respeten el voto”, dijo Carlos León, un conductor de camión de 41 años, mientras tomaba café cerca de un centro de votación vacío en el centro de Caracas.
En contraste, algunos electores manifestaron respaldo al oficialismo. “Sé que el país está mal, pero confío en que el gobierno puede hacerlo mejor”, expresó Andrea Martínez, ama de casa de 34 años, tras votar en Caracas.

El chavismo controla actualmente 19 de las 23 gobernaciones y más del 90 % de los escaños de la Asamblea Nacional. La falta de una oposición unificada ha facilitado el dominio del oficialismo en estas elecciones, según analistas.
La fragmentación opositora también se evidenció en la participación de grupos disidentes y políticos considerados afines al gobierno, quienes usaron los símbolos y tarjetas de los principales partidos opositores, tras una intervención judicial del Tribunal Supremo de Justicia.
Uno de los opositores con mayores posibilidades de ser electo es Manuel Rosales, quien decidió postularse pese al llamado al boicot de Machado.
La votación fue vista por muchos como un intento del gobierno de Maduro por legitimar su mandato tras la controversia poselectoral del año pasado, en un país golpeado por una crisis económica persistente y una migración masiva que, según ACNUR, ha llevado a más de 7,7 millones de venezolanos a abandonar el país desde 2014.
