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Por Redacción
redaccion@latinocc.com
El presidente Donald Trump ha reiterado su intención de imponer aranceles a los productos provenientes de México y Canadá, así como a los de China, como parte de su estrategia para frenar la migración y el tráfico de drogas.
Sin embargo, la historia ha demostrado que este tipo de medidas pueden terminar perjudicando a los propios consumidores y empresas estadounidenses, un fenómeno conocido como el “efecto lavadora”.
Aranceles como arma política
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Trump anunció que a partir del 1 de febrero evaluará la imposición de un arancel del 25% a todos los productos provenientes de México y Canadá, y del 10% a los productos chinos. En el caso de México, el mandatario argumenta que su gobierno no ha hecho lo suficiente para detener el flujo migratorio y el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos.
“Como todo el mundo sabe, miles de personas están entrando en masa a través de México y Canadá, llevando el crimen y las drogas a niveles nunca vistos”, dijo Trump, añadiendo que los aranceles permanecerán “hasta que las drogas y la inmigración ilegal sean frenadas”.
Esta postura ha sido recibida con escepticismo por parte de economistas y expertos en comercio internacional. Luis de la Calle, quien participó en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), calificó la medida como “una forma de extorsión”. Por su parte, Joan Domene, economista jefe para América Latina de Oxford Economics, considera improbable que se apliquen aranceles generalizados a todos los productos mexicanos.
¿Qué es el “efecto lavadora”?
El “efecto lavadora” se refiere al impacto económico que generan los aranceles al aumentar los precios de los productos importados, afectando tanto a las empresas nacionales como a los consumidores estadounidenses.
Un ejemplo claro de este fenómeno se produjo en 2018, cuando Trump impuso aranceles a las lavadoras importadas para proteger a los fabricantes nacionales. Sin embargo, un estudio de los economistas Aaron Flaaen, Ali Hortacsu y Felix Tintelnot concluyó que los precios de las lavadoras en EE.UU. aumentaron un 12% tras la medida.
“Los consumidores estadounidenses pagaron cerca de 820.000 dólares adicionales en la compra de lavadoras por cada empleo creado en la industria”, explicó Tintelnot. Es decir, el beneficio fue mínimo en comparación con el costo asumido por las familias.
Este mismo efecto podría repetirse si se aplican aranceles a productos mexicanos y canadienses. A corto plazo, las empresas estadounidenses que dependen de insumos extranjeros tendrían que pagar más para importar productos como acero, autopartes, electrónicos y alimentos. Como resultado, estos costos adicionales serían trasladados a los consumidores en forma de precios más altos.
Los efectos de los aranceles en EE.UU.
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Estudios del Peterson Institute for International Economics han demostrado que los aranceles impuestos por Trump desde 2017 fueron transferidos casi en su totalidad a los consumidores estadounidenses, encareciendo productos de primera necesidad y generando presiones inflacionarias.
El impacto de los aranceles en la economía de EE.UU. ha sido documentado también por la organización Tax Foundation, que concluyó que estas medidas reducen la producción y el empleo al aumentar los costos para las empresas.
No obstante, los defensores de Trump, como Peter Navarro, exasesor comercial del presidente, afirman que los aranceles no han generado inflación. “Tuvimos cero inflación debido a los aranceles”, declaró recientemente, sin aportar datos que respalden su afirmación.
Romper acuerdos comerciales y dañar a las empresas
Imponer aranceles a México y Canadá no solo aumentaría los costos para los consumidores estadounidenses, sino que también pondría en riesgo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
“Sería romper con la idea de un acuerdo comercial”, explicó Valeria Moy, directora general del Centro de Investigación en Política Pública (IMCO). “Es como decir ‘no me interesa’”.
Actualmente, EE.UU., México y Canadá forman una de las regiones comerciales más integradas del mundo. México es el principal socio comercial de EE.UU., con más del 80% de sus exportaciones dirigidas al mercado estadounidense. Muchas empresas en EE.UU. dependen de la manufactura realizada en México, y si los productos llegan con un precio más alto debido a los aranceles, su competitividad se vería afectada.
Lecciones del pasado: ¿Qué pasó en el primer gobierno de Trump?
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Esta no es la primera vez que Trump amenaza con aranceles generalizados. En 2018, su administración impuso aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio, lo que elevó el costo de varios productos en EE.UU., desde automóviles hasta electrodomésticos.
Xóchitl Pimienta, experta del Tecnológico de Monterrey, recordó que estos aranceles aumentaron los precios entre un 8% y un 20% en el mercado estadounidense. Un estudio estimó que los hogares en EE.UU. pagaron alrededor de 1.200 dólares adicionales por año debido a estas tarifas.
La amenaza de un arancel del 5% a todos los productos mexicanos en 2019, que nunca se materializó, también generó incertidumbre y especulación en los mercados.
Si esta vez Trump cumple con su amenaza, los sectores más afectados serían el automotriz, el agrícola (aguacates, tomates, fresas, pimientos), el de bebidas (cerveza y tequila), la industria electrónica y el sector petrolero.
En última instancia, cualquier aumento en los precios afectaría directamente a los consumidores estadounidenses, lo que generaría presiones inflacionarias que podrían contradecir una de las principales promesas de Trump en campaña: reducir el costo de vida.