El fútbol es sagrado… o por lo menos debería serlo.
Mañana comienza una nueva Fecha FIFA, de esas ocasiones cuando hay un “parón” en las ligas locales de todo el mundo para darle lugar a partidos internacionales, y en la Selección Mexicana como ya se ha vuelto algo de costumbre, el liderazgo del combinado nacional se encuentra indefinido, con el Tuca Ferreti continuando su “interinato” en el banquillo para los partidos ante Costa Rica y Chile.
Se habla de muchas cosas, tal y como es la posible incorporación del argentino ex técnico del FC Barcelona, Gerardo “Tata” Martino como técnico nacional, pero me parece que estamos volviendo a ver la misma película que venimos viendo cada vez que se abre un nuevo ciclo mundialista.
La estrategia de buscar a ese “mesías” nunca ha dado resultado.
Tomando el ejemplo más reciente de Juan Carlos Osorio, quien se ha unido a decenas de técnicos nacionales que con sus contrataciones millonarias prometían ser el cambio que el “Tri” necesitaba, pero a fin de cuentas el peso del público y la prensa nacional terminó por derrumbarlos.
No le quito ningún mérito al señor Osorio pues recordemos que no hace mucho durante el mundial de Rusia, la Selección Mexicana hizo historia al derrotar al campeón Alemania, jugando mucho a un fútbol ordenado y efectivo, y eso a pesar de las famosas rotaciones que tanto se le criticaron.
Era obvio que el “profe” tenía sus métodos, y aunque poco ortodoxos preparaba cada partido con lujo de detalle y alineaba de acuerdo a sus condiciones.
Irónicamente en el partido contra Suecia, él mismo traiciona su propia metodología, repitiendo alineación por primera vez en su mandato y termina perdiendo un partido crucial, que en mi opinión acaba siendo el factor definitivo de la futura eliminación del Tri de Rusia 2018 a manos de Brasil, quedando una vez más anhelado el elusivo quinto partido.
En fin, de esta historia hay variedad de versiones que tienen como denominador común la calumnia y cizaña de la prensa mexicana que no solo derrumba técnicos sino inhibe la prosperidad de los proyectos de largo plazo, el único método comprobado en la obtención de campeonatos.
Aquí en Estados Unidos el futbol pasa desapercibido a comparación de deportes como el baloncesto, el béisbol, y el futbol americano.
Estas ligas además de ser muy lucrativas producen una cantidad de talento impresionante que en gran parte se debe a lo que ellos le llaman The Farm System, o siembra de jugadores.
El talento es reclutado a muy temprana edad y más allá de desarrollarlos deportivamente se invierte en educarlos, nutrirlos, y en caso de ser necesario hasta alojarlos y cobijarlos.
En preparaciones para el Mundial de Estados Unidos 1994, del cual mi abuelo fue presidente del comité organizador, se puso en marcha dicho modelo de desarrollo deportivo para el “soccer” en este país, lo cual produjo exitosamente una camada de futbolistas como Landon Donovan, Demarcus Beasly, y Eddie Pope, todos egresados de las academias formativas de su federación, y quienes por cierto lograron el quinto partido en Corea Japón 2002, y eliminando a México.
Desafortunadamente en México la gran mayoría de los deportistas profesionales vienen de pasados de carencia y aquellos pocos que por propio impulso y merito logran prosperar en su profesión también se vuelven productos del mal manejo influenciado por el vox populi y los objetivos comerciales.
¿Alguien me puede decir donde están gran parte de esos jugadores que ganaron los campeonatos sub-17 del 2005 y 2011 como Omar Esparza, Cesar Villaluz, Edgar Andrade, Eder Guzmán, Torito Silva, Jorge Espericueta, Richard Sánchez, Julio Gómez, Antonio Briseño, estas las supuestas promesas del futbol mexicano?
¡Algo está muy mal!
Los señores Dennis Te Kloese y Gerardo Torrado, ahora encargados de las selecciones, deben de trazar un proyecto deportivo que los sobreviva a ambos y a varias generaciones de futbolistas, técnicos y directivos.
El técnico que decidan traer, sea el ‘Tata’, permanezca el ‘Tuca’ o quien sea, deberá trabajar de cerca con las categorías inferiores para poder primero ver con qué materia prima cuenta para llegar más allá de Qatar 2022, Norteamérica 2026 y a los mundiales que siguen o de lo contrario tendremos esta misma conversación dentro de cuatro años.
Mejor tomen los ejemplos de Alemania, España, y Estados Unidos y pónganse a sembrar jugadores para que dentro de dos o tres generaciones por fin no solo se pueda llegar al quinto partido, sino posiblemente levantar una copa.
Esta es la misión que se le tiene que dar a quien tome las riendas de la selección y no solo contratarlo y esperar que resuelva décadas de falta de visión y que cambie la percepción de una prensa y un público que exige logros y emociones.