Por Agencias
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Hace meses que el mundo está esperando “Barbenheimer”, esa batalla de blockbusters que ha acabado siendo una estrategia de marketing de éxito inimaginable.
Parecía que ambas películas podrían hacerse daño, al tener que elegir entre una o la otra, pero se han retroalimentado y juntas han acabado configurando el quinto mejor fin de semana de la historia de cine, contraprogramando el estreno el mismo día de dos films totalmente opuestos. Warner Bros ha hecho un all-in con “Barbie”, mientras que Nolan, quien dejó atrás su relación de casi 20 años con Warner Bros, ha ido con todo su arsenal con Universal para el estreno más épico de un biopic con “Oppenheimer”.
No hace falta tomar un bando, ambas películas son realmente necesarias, buenas y originales. Y es que además de poder recibir múltiples nominaciones en los Oscars van a seguir agrandando sus números históricos en la taquilla, y eso es una gran noticia para el cine.
“Barbie” es la más taquillera, con más de 800 millones recaudados, poniendo en lo más alto del podio del cine comercial a Greta Gerwig (ha sido el mejor fin de semana de la historia para una mujer directora). Nacida en Sacramento en 1983, es muy querida por su cine indie de alta carga feminista con “Lady Bird” y “Mujercitas”. Empezó haciendo cine mumblecore, y después triunfó como actriz con “Frances Ha”, de la mano del guionista y director Noah Baumbach, su marido (y coguionista de “Barbie”). Gerwig ahora toma las riendas de su proyecto más grande, ambicioso y complejo, reventando la gran pantalla al adaptar de manera genial un film sobre la muñeca más famosa del mundo, “Barbie”.
El film arranca con el brillante teaser en el que recrean la icónica secuencia inicial de “2001. Una odisea del espacio” de Stanley Kubrick, en el que ahora unas niñas jugando con muñecas de porcelana se quedan boquiabiertas cuando se les aparece una ‘Barbie’ gigante en las narices, como si se tratase del mítico monolito. Un antes y después en la cultura popular, con un cambio clave: las niñas dejaron de jugar a ser madres con sus muñecas para jugar a ser mujeres adultas con la popular muñeca que estereotipó las curvas de infarto y que representaba un ideal de belleza cosificador que cambió el mundo para siempre.
‘Barbie’ es una fantástica comedia musical con afilados y desternillantes gags y guiños al público más adulto, y que hace posible lo imposible, articular un guion con sentido presentándonos a “Barbie” (Margot Robbie, la encarnación perfecta de la muñeca de Mattel) y su perfecta y colorida rutina en Barbielandia, un lugar liderado por una sociedad matriarcal en armonía donde los ‘Kens’ viven puramente para ser observados por las ‘Barbies’.
Un arranque espectacular con una dirección artística y una fotografía que consigue recrear a la perfección cómo sería vivir en el mundo de plástico en el que viven las ‘Barbies’, con un sinfín de guiños a los juguetes y modelos originales y su funcionamiento, todo al servicio de una historia que utiliza elementos de películas como “La Lega Película”, “El Show de Truman” o “Toy Story” para contar su propia historia de forma original.
Todo se tuerce cuando un día ‘Barbie’ empieza a tener pensamientos negativos sobre la muerte, y al levantarse al día siguiente se da cuenta de que está empezando a funcionar mal: se le quema el desayuno, ya no puede bajar flotando a la calle, le aparece celulitis en las piernas y sus pies se vuelven planos, dejando de ser perfecta y repugnando a su gran grupo de amigas ‘Barbie’.
La ‘Barbie estereotípica’ (Robbie) tendrá que hablar con la ‘Barbie rara’ (Kate McKinnon) para que le cuenta que su malfuncionamiento es debido a que la persona que jugaba con ella en el mundo real (en la peli las ‘Barbies’ son conscientes de su condición de juguetes) es quien ha empezado a tener pensamientos tristes, y si ‘Barbie’ quiere volver a ser perfecta tendrá que ir al mundo de los humanos para encontrar a esa niña y conseguir que vuelva a ser feliz. ‘Barbie’ se anima a la aventura, pero ‘Ken’ (un Ryan Gosling increíble), quien está totalmente enamorado de ella, se ha escondido en el coche en el que ha emprendido el viaje. Juntos viajan hasta Los Angeles para darse cuenta de que el mundo real está bajo un patriarcado absoluto. Eso horroriza a “Barbie”, quien se siente amenazada en el mundo real, cruel y hostil, pero ‘Ken’, se queda fascinado por ese mundo liderado por hombres.
‘Barbie’ tendrá que ir hasta lo más alto de Mattel para pedir ayuda a sus creadores, Will Ferrell interpreta, hilarante como siempre, el CEO de Mattel. Mientras tanto, ‘Ken’ volverá a ‘Barbielandia’ para instaurar un patriarcado que cambiará Barbielandia y que será la pesadilla de ‘Barbie’, que tendrá que organizar un plan para volver a instaurar la armonía en Barbielandia.
“Barbie” divierte muchísimo, sobre todo gracias a la increíble química entre Robbie y Gosling. Además hay una gran cantidad de fantásticos actores en roles secundarios; America Ferrera como ‘Gloria’, con un icónico monólogo; Michael Cera como ‘Allan’, el amigo aburrido de ‘Ken’ que se une a las ‘Barbies’; Simu Liu como el ‘Ken’ malo; Issa Rae como la ‘Barbie presidente’; Helen Mirren como la narradora, y Dua Lipa como ‘Barbie Sirena’, entre muchas otras pequeñas partes. “Barbie” es un éxito rotundo como comedia para el gran público que, además, invita a la reflexión. Solo me queda la duda de si realmente es una película mainstream con un discurso feminista necesario o un súper inteligente anuncio de ‘Mattel’ para vender más muñecas que nunca. Quizás sea ambas cosas.
Puntuación 4 estrellas de 5.
“Oppenheimer”, con más de 400 millones de recaudación, es el otro gran éxito del verano, la primera colaboración de Christopher Nolan con Universal, con la productora Syncopy, que fundó con su esposa Emma Thomas. Se trata de la adaptación del libro ganador del premio Pulitzer “Prometeo Americano”, escrito por Kai Bird y Martin J. Sherwin.
Nolan, nacido en Londres en 1970, se ha ganado el privilegio de ser uno de los únicos directores del mundo capaces de hacer blockbusters de autor que no sean secuelas, franquicias o pelis de superhéroes, haciendo del biopic una experiencia épica gracias a las poderosas imágenes que genera (el film está rodado íntegramente en IMAX 70mm), las cuales sacuden profundamente al espectador.
Después de muchos años haciendo roles secundarios las películas de Nolan, Cillian Murphy logra por fin el papel protagonista y da vida de forma impecable y magnética a ‘J. Robert Oppenheimer’ para contarnos la historia que hay detrás del padre de la bomba atómica. Nolan y Murphy hacen simbiosis para contar el ascenso al triunfo y la posterior trágica caída de ‘Oppenheimer’, alejándose del cine de acción (”Dunkerque”) y de ciencia ficción (“Tenet”) para realizar un biopic en clave de thriller de juicios que por su arco de personaje recuerda a “Ciudadano Kane”, de Orson Welles.
El film, de tres horas de duración (el más largo de Nolan hasta la fecha), arranca de manera vertiginosa pegándonos a la butaca desde el primer fotograma para mostrarnos al joven ‘Oppenheimer’ estudiando física experimental en Cambridge y siguiendo en Göttingen, Alemania. De forma poderosa, Nolan alterna un sinfín de encuentros con los científicos más brillantes de su tiempo: Niels Bohr (Kenneth Branagh), Werner Heisenberg (Matthias Schweighöfer), Isidor Rabi (un genial David Krumholtz) o Ernest Lawrence (el retorno a la gran pantalla de Josh Hartnett), en paralelo con primeros planos de ‘Oppenheimer’ con cortes abruptos de planos detalles de ondas, partículas y combustiones (todas las imágenes fueron rodadas de forma analógica por un equipo de efectos especiales), entrando de manera expresiva dentro de su cabeza, como será un leitmotiv a lo largo del film.
Pero la película, como no podía ser de otra manera en el cine de Nolan, se narra en tres tiempos; el primero es la gestación de la bomba atómica y el ascenso a lo más alto de la comunidad científica de ‘Oppenheimer’ hasta que ‘Leslie Groves’, alto cargo del ejército y encargado de construir el Pentágono (Matt Damon), le propone liderar el proyecto Manhattan, que se desarrollará en secreto durante los próximos años en Los Alamos, Nuevo México, y a donde ‘Oppenheimer’ se llevara con él a su esposa ‘Kitty’ (Emily Blunt) y a los mejores científicos del mundo, Allí debe llevar a cabo la titánica labor de conseguir que el test de Trinity sea exitoso, la cuenta atrás para la detonación de la primera bomba atómica, en una secuencia absolutamente memorable. ‘Oppenheimer’ tendrá que dejar atrás a su compleja amante comunista ‘Jean Tatlock’ (Florence Pugh).
La segunda línea temporal es la caza de brujas posterior, impulsada por el Macartismo y en concreto por ‘Roger Robb’ (Jason Clarke), en contra de ‘Oppenheimer’ tras haber creado y usado la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, y cómo intenta evitar la proliferación armamentística nuclear, en concreto la bomba de hidrógeno (mil veces más potente que la bomba atómica), ideada por ‘Edward Teller’ (un espectacular Benny Safdie).
Y la tercera línea temporal se centra en ‘Lewis Strauss’ (Robert Downey Jr. en estado de gracia), el presidente de la comisión atómica de Estados Unidos, la némesis de ‘Oppenheimer’ que, debido a haberse sentido ridiculizado por él en el pasado quiere ahora acabar con él desprestigiándole sacando a la luz sus simpatías comunistas y sus recurrentes infidelidades.
Esta triple vía temporal no para de cruzarse hacia adelante y hacia atrás, usando el color para ‘Oppenheimer’ y el blanco y negro para ‘Strauss’, hasta encontrarse al final en un climático tour de force que, junto a un gran giro de guion, invita a una reflexión final que es Nolan en estado puro. De hecho, lo que hizo que quisiera hacer la película fue descubrir que por un momento la comunidad científica había hablado de que al detonar la bomba había una remota posibilidad de que una reacción en cadena incendiara la atmósfera y acabase con el mundo entero.
“Oppenheimer” simultanea un retrato socio-político de los estados unidos con el conflicto geopolítico de la época, al más puro estilo “JFK” de Oliver Stone, mostrando al gobierno norteamericano como un aparato oscuro que quiere la proliferación armamentística de su país por encima de todo, situando a ‘Oppenheimer’ como el héroe americano clave para acabar con la segunda guerra mundial (la escena con Gary Oldman como ‘Truman’ en la Casa Blanca es genial), para luego intentar hundirlo en lo más profundo, con el único apoyo de su mujer ‘Kitty’ y de sus amigos más íntimos. Aquí reside el corazón de la historia y el viaje de cómo pasamos de empatizar con ‘Oppenheimer’ para luego entender con él la barbaridad que ayudó a crear. La escena en la que da el discurso de victoria a toda la gente de Los Álamos mientras Nolan muestra el remordimiento que siente ‘Oppenheimer’ a través del uso del sonido y la fotografía es absolutamente increíble.
Cabe destacar las interacciones entre ‘Oppenheimer’ y ‘Einstein’ (un Tom Conti fantástico), la hipnótica banda sonora de Ludwig Göransson y la secuencia de la cuenta atrás del test de Trinity, que ya es historia del cine por su original uso del sonido, una recreación de la primera explosión atómica que, magistralmente orquestada por Nolan, con una puesta en escena impecable y un realismo absoluto, deja atónito al público. “Oppenheimer” es en definitiva una gran película que además es muy necesaria para reflexionar sobre el futuro de la humanidad debido al poder que le damos a la creación de armamento cada vez más poderoso, destructivo y terroríficamente avanzado.
Valoración 4,5 estrellas de 5.