Por Redacción
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Con el respaldo de la Casa Blanca y bajo la promesa de acelerar las deportaciones masivas del presidente Donald Trump, Florida inició esta semana la construcción de una instalación de detención de migrantes en pleno corazón de los Everglades. El centro, apodado “Alligator Alcatraz” por el fiscal general del estado, James Uthmeier, estará rodeado por pantanos repletos de caimanes y pitones, lo que, según funcionarios, reducirá los costos de seguridad al mínimo.
La instalación está siendo levantada en el Aeropuerto de Entrenamiento y Transición Dade-Collier, una pista de aterrizaje poco utilizada a unos 60 kilómetros al oeste del centro de Miami. El terreno, de unos 101 kilómetros cuadrados, se encuentra a solo 9,6 kilómetros del Parque Nacional Everglades, uno de los ecosistemas más frágiles e icónicos del país.
“Si la gente intenta escapar, no les espera mucho más que caimanes”, dijo Uthmeier en un video promocional.
El funcionario presentó el proyecto como parte central de la agenda migratoria de Trump, y aseguró que “Alligator Alcatraz” estará operativo en la primera semana de julio. La instalación temporal contará con tiendas de campaña, remolques resistentes y presencia de la Guardia Nacional para apoyar su funcionamiento.
La naturaleza como barrera y la legalidad en disputa
La idea de utilizar el entorno hostil de los Everglades como un mecanismo disuasorio para detener a migrantes ha generado comparaciones con otras propuestas controvertidas de Trump, como la zanja llena de caimanes para la frontera sur, revelada en 2019 por el New York Times. Aunque el expresidente negó haberlo sugerido, ahora su administración apoya una instalación que, de facto, retoma esa lógica.
El centro contará con capacidad para miles de personas, como parte de un plan estatal más amplio aprobado por el gobierno federal para habilitar 5.000 camas adicionales en varios puntos de Florida. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, elogió el enfoque del estado como “rentable e innovador”, y afirmó que el proyecto se financiará en gran parte con fondos de FEMA originalmente destinados al cuidado de migrantes bajo custodia del DHS durante la administración Biden.
Noem también indicó que el nuevo centro de detención aliviará la sobrecarga actual en otras instalaciones migratorias, mientras la Casa Blanca continúa presionando por 3.000 arrestos diarios a nivel nacional. Algunos migrantes detenidos ya han sido enviados a la prisión de Guantánamo o deportados a la megaprisión CECOT en El Salvador.
Uthmeier prometió que a todos los detenidos se les garantizará el debido proceso legal, en medio de crecientes críticas por parte de organizaciones de derechos humanos y ambientalistas.
Entre los opositores se encuentran los Amigos de los Everglades, un grupo que lideró protestas el domingo. En una carta pública enviada al gobernador Ron DeSantis y a Uthmeier, la organización denunció que el terreno elegido es vital para la recuperación ecológica del sur de Florida. “No abran la puerta al desarrollo en uno de los ecosistemas más frágiles e importantes de EE.UU.”, expresó Eve Samples, directora del grupo.
Samples también recordó que el lugar fue el centro de una polémica en los años 60, cuando se intentó construir allí el Everglades Jetport, un ambicioso proyecto aeroportuario que fue finalmente cancelado por los daños ambientales que habría causado.
“Es irónico que ahora lo llamen un sitio abandonado. Fue abandonado porque los floridanos se opusieron con fuerza hace más de 50 años”, afirmó Samples a la cadena WPTV.
Mientras los trabajos de construcción avanzan a ritmo acelerado, el país se polariza aún más en torno a las políticas migratorias de la nueva administración. Grupos de defensa de migrantes advierten sobre condiciones inhumanas y riesgos ambientales, mientras el gobierno de Trump impulsa una narrativa de eficiencia, seguridad y cumplimiento de la ley.
