Por Agencias
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Una foto burlona que circula en internet y en las pancartas de protestas en Francia muestra al presidente Emmanuel Macron sentado sobre montañas de basura.
Es una referencia a la basura sin recolectar en la capital debido a la huelga entre los trabajadores del sector, pero también hace alusión a lo que muchos franceses piensan de su mandatario.
Macron esperaba que su intento por elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años afianzara su legado como el presidente que transformó a la economía de Francia para el Siglo XXI. En vez de eso, ha vivido un desplome de su liderazgo, tanto en el Parlamento como en las calles de las principales ciudades del país.
Su atrevido intento por adoptar a la fuerza una reforma al sistema de pensiones sin someterla a votación ha enfurecido a la oposición política y podría perjudicar la capacidad de su gobierno para aprobar medidas durante sus últimos cuatro años al frente del país.
Los manifestantes mostraron la fotografía en las protestas después que Macron eligió de último minuto el jueves invocar un poder constitucional del gobierno para aprobar la iniciativa sin necesidad del voto en la Asamblea Nacional.
En su primera declaración pública desde entonces, el mandatario de 45 años expresó su deseo de que la iniciativa “llegue al final de su camino democrático en un ambiente de respeto para todos”, según un comunicado que su oficina envió a The Associated Press el domingo.
Desde que asumió la presidencia en 2017, Macron a menudo ha enfrentado acusaciones de ser arrogante e inaccesible. Percibido como “el presidente de los ricos”, agitó resentimientos cuando le dijo a un hombre desempleado que sólo necesitaba “cruzar la calle” para encontrar empleo y por insinuar que algunos trabajadores franceses son “holgazanes”.
Ahora, el gobierno de Macron ha distanciado a la ciudadanía “por demasiado tiempo” como para usar la facultad especial que le otorga el artículo 49.3 de la Constitución para imponer un cambio sumamente impopular, comentó Brice Teinturier, subdirector general del instituto Ipsos.
A medida que las pilas de basura crecen y su olor empeora, muchas personas en París culpan a Macron, no a los trabajadores en huelga.
Macron dijo repetidamente que estaba convencido de que el sistema de jubilación francés necesitaba modificarse para poder mantenerlo financiado. Señaló que otras opciones propuestas, como aumentar una carga fiscal de antemano pesada, alejarían a los inversionistas y ha aseverado que disminuir las pensiones de los jubilados actuales no es una alternativa realista.
Las muestras públicas de descontento pueden pesar mucho en sus decisiones futuras. Las protestas espontáneas y a veces violentas que estallaron en París y en todo el país en los últimos días contrastan con las manifestaciones y huelgas en su mayoría pacíficas organizadas anteriormente por los principales sindicatos de Francia.