Por Redacción
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El expresidente brasileño Jair Bolsonaro obtuvo este miércoles un inesperado respaldo en el Supremo Tribunal Federal (STF), luego de que el magistrado Luiz Fux solicitara su absolución en el juicio que lo enfrenta por supuesta tentativa de golpe de Estado y otros cuatro delitos.
Hasta ahora, dos jueces ya habían votado por la condena del exmandatario, y otros dos magistrados aún deben pronunciarse. El fallo final dependerá de que al menos tres de los cinco integrantes de la sala primera coincidan en una misma dirección.
Un voto solitario pero con eco político
Durante la sesión, que se extendió por 11 horas y fue transmitida en directo, Fux cuestionó la competencia del STF para juzgar a Bolsonaro y advirtió sobre los riesgos de una justicia parcial.
“Una condena debe apoyarse en pruebas más allá de la duda razonable”, afirmó el juez, al insistir en que no existen elementos suficientes que vinculen al expresidente con el asalto a las instituciones en Brasilia el 8 de enero de 2023 ni con supuestos planes de magnicidio.
El magistrado también argumentó que “sin derrocar un gobierno, no hay golpe de Estado” y calificó de “incompletos” los borradores de decretos presentados por la Fiscalía como prueba de una conspiración. Según Fux, las acusaciones atribuyen a Bolsonaro actos cometidos por terceros y enmarcables en la actividad política, no en delitos contra el Estado.
La intervención del juez fue recibida con entusiasmo por la defensa del exmandatario, que hasta el día anterior se había mostrado pesimista ante la posibilidad de una condena inminente. “El gesto de Fux nos da esperanza en la justicia y refuerza lo que siempre hemos sostenido: que Bolsonaro no es responsable de esos hechos”, declaró uno de los abogados al salir de la audiencia.
El fantasma de Lava Jato y la sombra de Lula

Fux también evocó el precedente del caso Lava Jato, la megainvestigación anticorrupción que se desmoronó tras la anulación de varios procesos por errores de competencia judicial. “El Supremo ya anuló un proceso con más de cien recursos por la simple falta de competencia de un juez”, recordó el magistrado, sugiriendo que el caso de Bolsonaro podría seguir un camino similar.
El voto del juez discrepante, señalan analistas, podría abrir una vía de apelación en caso de que el expresidente sea finalmente condenado. Como escribió la columnista Malu Gaspar en el diario O Globo, “la idea era plantar la semilla para que, si en el futuro el clima político cambia, como ocurrió en el caso del petista Lula, la condena de Jair Bolsonaro también pudiera ser revertida”.
El propio antecedente de Luiz Inácio Lula da Silva —quien vio sus condenas anuladas por el STF antes de volver a la presidencia— ha sido recordado en esta audiencia. De hecho, uno de los actuales jueces de la corte, Cristiano Zanin, fue abogado de Lula en aquella estrategia de defensa y ahora participa en el juicio contra Bolsonaro.
Con la votación aún abierta y la sociedad brasileña polarizada, el proceso contra el expresidente avanza bajo un clima de tensión política e institucional. La decisión final del Supremo podría marcar un antes y un después en la relación entre el poder judicial y los líderes populistas en Brasil.
