Por Redacción
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La economía de Estados Unidos sigue mostrando su fortaleza en la recta final hacia las elecciones presidenciales, impulsada principalmente por el consumo, la creación de empleo y el crecimiento del poder adquisitivo.
Según datos publicados este miércoles por la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio, el producto interno bruto (PIB) aumentó a una tasa anualizada de 2.8% durante el trimestre de verano, ligeramente por debajo del 3.0% registrado en el segundo trimestre. Esta primera estimación, sujeta a dos revisiones posteriores, refleja un crecimiento sostenido que señala el éxito de la Reserva Federal en su esfuerzo por controlar la inflación sin precipitar una recesión.
Este desempeño económico coloca a Estados Unidos en una posición favorable frente a otras economías avanzadas, en especial la de la eurozona, cuyo crecimiento se ha desacelerado. Con las elecciones presidenciales a menos de una semana, el candidato que resulte ganador heredará de Joe Biden una economía sólida, aunque con desafíos notables, como el creciente déficit público y la deuda nacional. Aun así, la retórica de campaña del candidato republicano, Donald Trump, ha sido pesimista, argumentando que cualquier mejora económica es el resultado de las expectativas sobre su posible regreso al poder. Sin embargo, la inflación ha sido un tema recurrente que afecta a los votantes, impactando la percepción de la economía a pesar de los datos positivos.
Consumo y empleo, motores de la economía
El crecimiento del tercer trimestre se debe principalmente al incremento en el gasto de los consumidores, las exportaciones y el gasto del gobierno federal. Aunque las importaciones, que restan al cálculo del PIB, también aumentaron, el consumo sigue siendo el motor principal de la economía estadounidense, gracias a una tasa de desempleo cercana a mínimos históricos, salarios que han recuperado poder adquisitivo y una inflación en descenso. A pesar de que los ahorros acumulados durante la pandemia se han agotado, el consumo permanece sólido.
En términos anuales, el gasto de los consumidores aumentó un 3.7%, con contribuciones significativas en bienes no duraderos, como medicamentos con receta y vehículos. En servicios, los sectores de atención médica y de restauración y alojamiento impulsaron el crecimiento. Además, el incremento en las exportaciones fue principalmente de bienes de equipo, excluyendo el sector automotriz. Por su parte, el gasto del gobierno federal creció a una tasa anualizada de 5.0%, impulsado en gran medida por los gastos de defensa.
Reacciones de las autoridades y perspectivas políticas
El presidente Joe Biden celebró los datos del PIB, señalando que representan un progreso significativo desde que asumió el cargo. “El informe de hoy sobre el PIB muestra lo lejos que hemos llegado: de la peor crisis económica desde la Gran Depresión a la economía más fuerte del mundo. Desde que tomé posesión, la economía ha crecido un 12.6%, hemos tenido la media de desempleo más baja en 50 años, se han creado casi 16 millones de puestos de trabajo y los ingresos han aumentado más de $4,000 por encima de la inflación”, afirmó Biden en un comunicado difundido por la Casa Blanca.
Mientras tanto, el mensaje de Trump destaca los efectos de la inflación en el bolsillo de los votantes, argumentando que la economía estadounidense solo se fortalecerá con su regreso a la Casa Blanca. Esta postura pesimista ha encontrado eco en ciertos sectores, especialmente aquellos que han sentido los efectos de la inflación en su vida cotidiana.
Inflación y tasas de interés
Los datos de inflación también presentan una perspectiva positiva. El índice de precios de gastos de consumo personal (PCE) registró un incremento anualizado del 1.5%, en comparación con el aumento del 2.5% del trimestre anterior. Si se excluyen los precios de alimentos y energía, el índice PCE subió un 2.2%, una mejora significativa respecto al aumento del 2.8% registrado anteriormente.
La Reserva Federal se prepara para una posible reducción de las tasas de interés la próxima semana, después de las elecciones presidenciales. Tras un recorte de medio punto en septiembre, el banco central ha tratado de evitar un enfriamiento excesivo del mercado laboral. Analistas e inversores esperan un recorte adicional de 0.25 puntos en la reunión del 18 de diciembre, aunque el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha señalado que cualquier decisión dependerá de la evolución de los datos económicos.
Retos y expectativas a futuro
A pesar de las señales de fortaleza, la economía estadounidense enfrenta desafíos importantes. La desaceleración del PIB en comparación con el segundo trimestre se debe a la disminución en la inversión en inventarios privados y a una caída en la inversión fija residencial, aunque esto fue parcialmente compensado por el aumento en las exportaciones y el gasto del gobierno federal. Las importaciones también mostraron un aumento, particularmente en bienes de equipo, excluyendo el sector automotriz.
Con la inflación controlada, pero aún por encima de los objetivos de la Reserva Federal, los analistas mantienen expectativas cautelosas respecto a las próximas decisiones de política monetaria. Aunque el índice general de precios se aproxima a la meta del 2%, la inflación subyacente, que excluye los precios de alimentos y energía, sigue siendo una preocupación para el banco central, que busca estabilizar el mercado sin frenar el crecimiento.
Impacto de eventos externos
Se espera que el próximo informe de empleo, que se conocerá antes de la reunión de la Reserva Federal, esté afectado por los huracanes Helene y Milton, que impactaron varias regiones del país este mes. Esto podría distorsionar los datos, aunque los inversores ya dan por descontado un recorte en las tasas de interés.
Con estos desafíos en mente, tanto Biden como Trump buscan convencer a los votantes de que su liderazgo es la mejor opción para el futuro de la economía estadounidense. A medida que la inflación disminuye y el empleo se mantiene estable, los votantes podrían inclinarse por una narrativa optimista o cautelosa, dependiendo de cómo perciban el impacto de las políticas económicas actuales en su vida cotidiana.