Por Agencias
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El hijo pequeño del rey Carlos III, alejado por completo de los Windsor, renunció a sus compromisos oficiales en 2020, momento en el que dejó de percibir financiación pública y abandonó el Reino Unido con Meghan Markle.
Enrique de Inglaterra vive desde hace más de tres años alejado de su familia, concretamente a más de 8.500 kilómetros de distancia, los que separan Londres de Montecito (California). Con un océano y casi la totalidad de Estados Unidos de por medio, el príncipe y su mujer, Meghan Markle, han intentado comenzar una nueva vida casi desde cero.
Era enero de 2020 cuando el hijo pequeño del actual rey de Inglaterra, Carlos III, y Markle anunciaban que pretendían abandonar gradualmente sus actividades y compromisos relacionados con la agenda real y que su deseo era vivir a caballo entre Canadá y el Reino Unido. Una decisión de la que la reina Isabel II no tenía constancia y que abrió una brecha en el seno de los Windsor.
Tras semanas de incertidumbre, finalmente fue el palacio de Buckingham quien anunció que los duques de Sussex dejarían de utilizar el título de “su alteza real” a partir de esa misma primavera. Sin embargo, esa retirada ha tardado más de tres años en quedar reflejada en la web de la familia real.
En el momento en el que los duques de Sussex dieron por concluidos sus compromisos, oficialmente dejaron de ser tratados como “altezas reales” y de percibir fondos públicos.
En el caso de la duquesa, solo tardaron unos meses en eliminar de la web de Buckingham todas las referencias a este nombramiento; en el caso del duque, el cambio no se ha producido hasta ahora.
Fue el pasado viernes, 4 de agosto, cuando el medio británico Express informó de que en la biografía oficial que el príncipe Enrique tiene en la web oficial del palacio seguían refiriéndose a él como “su alteza real”.
Una información que fue replicada por múltiples medios británicos, y que ha provocado que los encargados de la actualización de la web no hayan tardado ni una semana en corregir el error y eliminar todo rastro del distintivo.
Concretamente, se utilizaba en tres ocasiones en su extensa biografía. Dos de ellas, vinculadas al trabajo que realizó en 2016 para concienciar sobre el sida. La tercera, para explicar su implicación con el deporte. La biografía de Markle solo incluye cuatro breves y concisos párrafos sobre su trayectoria profesional y personal.
Pero a pesar de que no querer formar parte de la familia real y de aceptar la retirada de ese título, el matrimonio ha intentado, por todos los medios, conseguir el reconocimiento de príncipe y princesa de sus dos hijos, Archie y Lilibet.
Cuando los duques bautizaron a la pequeña el pasado marzo, en el comunicado que enviaron a la prensa se refirieron a ella como “princesa”, algo que no se había producido hasta la fecha por parte de la familia real.
Horas después, y sin que hubiera anuncio oficial, la casa real británica modificaba en su web el tratamiento otorgado a Archie y Lilibet después de que los Sussex afirmaran en ese comunicado que sus hijos eran “príncipes por derecho de nacimiento”.
Todos estos cambios llegaron después del documental de Netflix y las explosivas y controvertidas memorias que publicó Enrique de Inglaterra a principios de enero.
Las relaciones entre el príncipe y el resto de su familia han sido inexistentes estos últimos meses, aunque parece que las aguas se han calmado después de meses turbulentos (probablemente porque parecen haber cesado los reproches públicos de Enrique).
De hecho, no se supo si iba a asistir a la coronación de su padre en la abadía de Westminster hasta semanas antes. Finalmente, acudió, pero lo hizo solo y teniendo un papel irrelevante, aunque acaparó todas las miradas al ser el primer reencuentro oficial con su familia después de toda la polémica. Un encuentro, eso sí, en el que no compartieron ni palabras.
Desde entonces, muchas cosas han pasado en la vida de los duques: su acuerdo con Spotify se ha roto; juicios contra los tabloides británicos; y la compra de los derechos de una novela romántica para adaptarla a Netflix. También ha sido el cumpleaños de Markle, para el que no ha habido felicitación pública por parte de ningún Windsor.
En cuanto a los cambios de la web, esta retirada del título no ha sido el único. La página oficial no estaba apenas actualizada desde el fallecimiento de la reina Isabel II, del que está a punto de cumplirse el primer aniversario. De hecho, la web seguía llamando al rey Carlos príncipe de Gales, y se refería a la reina Camila como duquesa de Cornualles.
En cuanto a los actuales príncipes de Gales, Guillermo y Kate Middleton, todavía aparecían como duques de Cambridge. Títulos ya solucionados. En esta reorganización online, las etiquetas de Enrique y Meghan ocupan un nuevo lugar en la portada: debajo de todos los miembros activos, pero justo encima del defenestrado príncipe Andrés.
Apenas queda rastro de Enrique de Inglaterra. Cada vez más a la sombra de su familia real, pero intentando ganarse la vida con su trabajo. Actualmente, y tal y como se pudo ver tanto en el documental de Netflix como en la coronación, el duque de Sussex solo mantiene una relación cercana con su prima Eugenia, la hija pequeña del príncipe Andrés y Sarah Ferguson.