Por Agencias
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Después de su histórico veredicto de culpabilidad en un caso sobre pagos para silenciar historias, Donald Trump atacó el sistema de justicia penal en Estados Unidos e hizo comentarios infundados sobre un juicio “amañado”, que recordaba a comentarios del Kremlin.
“Si pueden hacerme esto a mí, pueden hacérselo a cualquiera”, dijo Trump el viernes en declaraciones desde la torre que lleva su nombre en Nueva York. A miles de millas de distancia, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, estaba probablemente “frotándose las manos con alegría”, dijo Fiona Hill, exasesora de alto nivel de seguridad nacional en la Casa Blanca que trabajó con tres presidentes estadounidenses, incluido Trump.
Hill y otros analistas dijeron que los ataques de Trump podrían ser útiles para Putin y otros autócratas que intentan mejorar su imagen antes sus ciudadanos, quizá influir en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, en las que Trump es el probable candidato republicano, y socavar la influencia global de Washington.
Algunos países autócratas se apresuraron a expresar su apoyo a Trump.
Moscú se mostró de acuerdo con la opinión de Trump sobre el veredicto del jueves, que el vocero del Kremlin Dmitri Peskov describió de “eliminación de rivales políticos por todos los medios legales e ilegales”. Putin dijo en septiembre que el procesamiento de Trump era una venganza política que “muestra la podredumbre del sistema político estadounidense”.
El periódico Global Times, un medio estatal chino, sugirió que la condena de Trump agrava la naturaleza “absurda” de las presidenciales de este año en Estados Unidos, y añadió que agravaría el extremismo político y terminaría con “más caos y desorden social”.
Es especialmente probable que Putin vea los últimos acontecimientos como una oportunidad, según los analistas. Hace mucho que intenta aumentar las divisiones en las sociedades occidentales en un intento de fomentar una visión rusa del mundo. Desde la invasión de Ucrania y antes de cruciales elecciones en varios lugares de Occidente este año, Rusia ha sido acusada de realizar múltiples sabotaje y atacar a disidentes en el extranjero para agravar la ansiedad y sembrar la discordia.
Moscú fue acusada de interferir con las elecciones estadounidenses de 2016 que ganó Trump al crear una fábrica de trolls, hackear la campaña de Hillary Clinton, difundir noticias falsas y tratar de influir a personas asociadas a Trump.
“¿Qué travesura tiene que hacer él cuando hay gente dentro del propio sistema americano que lo denigra y menoscaba?”, dijo Hill de Putin.
El caos político puede beneficiar a líderes autócratas al distraer a Washington de asuntos importantes como la guerra en Ucrania. El objetivo de Rusia es llevar más voces “de los márgenes del debate político a la conversación principal”, dijo David Salvo, director gerente de la Alianza para Asegurar la Democracia en el Fondo German Marshall en Washington, D.C.
El Kremlin hace eso en parte difundiendo puntos de vista rusos bajo la apariencia de noticias y publicaciones en medios sociales originadas en Occidente.
Salvo señaló que las discrepancias en el Congreso que han demorado un paquete de ayuda a Ucrania se produjeron tras una campaña rusa en redes sociales dirigida a estadounidenses. Eso permitió a Rusia tomar la iniciativa en el campo de batalla.
Los ataques a la justicia estadounidense de Trump y sus aliados son “munición perfecta” para otra “gran operación de influencia y propaganda”, dijo Hill a The Associated Press, sugiriendo que Rusia podría apuntar a los votantes indecisos en estados disputados antes de las elecciones de noviembre.
Durante generaciones, sucesivos gobiernos estadounidenses han descrito a su país como un bastión de la democracia, la libertad de expresión y los derechos humanos, y han instado a otros estados a adoptar esos ideales. Pero Trump sugirió que el sistema judicial se estaba utilizando para perseguirle, algo que ocurre en algunos países autocráticos.
Líderes como Putin “deben adorar” que Trump esté criticando “las instituciones clave de la democracia” de la misma forma que han hecho durante años estados autocráticos, ya que les legitima a ojos de su propio pueblo, apuntó Graeme Robertson, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill.
Trump se ve a sí mismo como un “hombre fuerte” en el gobierno y mira a Putin en busca de inspiración, dijo Hill. Sus ataques animan a cualquier país, desde los que tienen leves disputas a los abiertamente hostiles, a “aprovechar su momento para derribar al coloso”, añadió.
El mensaje a los ciudadanos rusos y chinos que ven cómo se suceden los acontecimientos en Estados Unidos es que están mejor en casa. El mensaje a los países a los que Rusia y China cortejan en sus esfuerzos de ganar influencia en África, Asia y América Latina es que Moscú y Beijing pueden ofrecer alianzas más fiables.
La amenaza del “nuevo eje de autoritarios”, que incluye a Rusia, China, Irán y Corea del Norte, es “considerable”, ya que esos estados colaboran de forma más estrecha y tienen intereses comunes, dijo Matthew Kroenig, exfuncionario de defensa y vicepresidente del Centro Scowcroft de Estrategia y Seguridad en el Consejo Atlántico.
Es probable que Moscú en particular, dijo Kroenig, intente aprovechar las disputas políticas en Estados Unidos para dividir a la alianza de seguridad de la OTAN. Podría intentar poner a la población de estados de la OTAN en contra de Estados Unidos instándoles a cuestionar que tengan “valores compartidos” con los estadounidenses, señaló. Si tiene éxito, eso podría transformar de forma fundamental la estructura de seguridad global establecida tras el final de la Guerra Fría, un objetivo de Rusia y China.
Algunos gobiernos occidentales, por su parte, se ven atrapados en un delicado equilibrio entre no querer renegar de Trump, dado que podría ser el siguiente presidente de Estados Unidos, y la necesidad de respetar el sistema de justicia de Estados Unidos. Otros, como Hungría, que forma parte de la UE, elogian abiertamente al exmandatario.
“Para Putin debe de ser perfecto, porque crea un jaleo del que puede intentar sacar provecho”, dijo Hill.