Por Redacción
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Los brotes de norovirus, un virus estomacal altamente contagioso, están en aumento en Estados Unidos, según datos recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Durante la semana del 5 de diciembre, se reportaron 91 brotes, frente a los 69 registrados la semana anterior. En comparación, en años recientes, la cifra semanal promedio no superaba los 65 brotes. Estas cifras podrían subestimar la magnitud del problema, ya que es probable que muchos casos no se reporten.
El aumento de los casos plantea preguntas sobre cómo se propaga el virus, cuáles son sus síntomas y las medidas necesarias para prevenir su transmisión.
¿Qué es el norovirus y cómo se propaga?
El norovirus es la principal causa de enfermedades transmitidas por alimentos en el país, según los CDC. Se estima que provoca entre 19 y 21 millones de infecciones cada año, resultando en más de 2,2 millones de visitas médicas, 465,000 visitas a emergencias y 109,000 hospitalizaciones.
Conocido también como virus de Norwalk o virus de vómito invernal, el norovirus es extremadamente contagioso. Es una causa común de brotes en cruceros, escuelas, guarderías, cárceles y otros entornos donde las personas están en proximidad.
El virus se transmite a través del contacto directo con una persona infectada o con superficies contaminadas. Compartir alimentos, bebidas o utensilios con una persona infectada también puede propagar el virus. Incluso pequeñas gotas de vómito o material fecal pueden contaminar superficies y facilitar la transmisión.
Síntomas y duración de la enfermedad
Los síntomas del norovirus incluyen náuseas, vómitos, diarrea y calambres estomacales. Algunas personas pueden experimentar fiebre leve, dolores de cabeza, fatiga y dolores musculares.
Es común que los síntomas aparezcan de manera repentina y sean intensos, aunque la mayoría de las personas se recuperan por completo en uno o dos días sin complicaciones a largo plazo. Sin embargo, la deshidratación puede ser un problema grave, especialmente en personas vulnerables como niños pequeños, adultos mayores y quienes tienen condiciones de salud subyacentes.
¿Cuándo acudir al médico?
La mayoría de los casos leves de norovirus pueden manejarse en casa, pero es importante buscar atención médica si se presentan síntomas graves como sangre en las heces, fiebre alta, dificultad para respirar o deshidratación severa.
Los pacientes que no puedan retener líquidos debido a vómitos constantes, o los bebés que presenten una disminución en la cantidad de pañales mojados, deben ser evaluados por un médico.
Aquellos con sistemas inmunológicos debilitados, como personas mayores o con enfermedades crónicas, también deberían consultar a un médico ante los primeros signos de infección.
Prevención y medidas de seguridad alimentaria
La higiene adecuada es clave para prevenir la propagación del norovirus. Las personas con síntomas gastrointestinales, como vómitos o diarrea, no deben preparar ni manipular alimentos hasta al menos dos días después de que los síntomas hayan desaparecido.
Lavarse las manos con agua y jabón es esencial, especialmente antes de comer y después de usar el baño. Las superficies contaminadas deben limpiarse con desinfectantes que contengan cloro.
Además, es importante mantener buenas prácticas de seguridad alimentaria para evitar otras enfermedades transmitidas por alimentos, como la salmonela, la E. coli y la listeria:
• Evitar el consumo de carne cruda o poco cocida y utilizar un termómetro para alimentos.
• No dejar alimentos perecederos a temperatura ambiente por más de dos horas.
• Lavar bien las frutas y verduras y mantenerlas separadas de carnes crudas.
Medidas adicionales para reducir el riesgo
Evitar compartir utensilios o alimentos con personas que tengan síntomas gastrointestinales también puede ayudar a contener la propagación del norovirus. Si bien el lavado frecuente de manos es la medida más eficaz, el uso de desinfectantes para manos puede ser útil cuando no haya agua y jabón disponibles.
El norovirus es un recordatorio de la importancia de la higiene y la seguridad alimentaria para proteger la salud pública. Con medidas preventivas simples, es posible reducir significativamente su propagación y evitar complicaciones graves.