Por Agencias
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El equipo de Joe Mazzulla aprovecha la baja de Tyrese Haliburton y se recupera de una desventaja de 18 puntos para poner un 3-0 insalvable para unos bravos Pacers.
Jrue Holiday resolvió en los últimos minutos una historia que todo el mundo sabía cómo acabaría. Un 2+1 primero y dos tiros libres después hicieron que se esfumara la última ventaja de los Pacers, y el marcador pasó de un 111-109 a un 111-114 en cuestión de segundos. El intento fallido de triple de Andrew Nembhard confirmó la remontada de los Celtics, que llegaron a estar 18 puntos abajo y tuvieron a Holiday como héroe en los últimos segundos. Una ironía del destino si pensamos que se trata del jugador que los Bucks dejaron escapar el pasado verano para fichar a Damian Lillard y dar a su gran rival a ese jugador diferencial que puede inclinar la balanza. Es lo que ha pasado: el error garrafal del equipo de Giannis Antetokounmpo se ha pagado con una eliminación en primera ronda, precisamente ante los Pacers y con Giannis lesionado. Mientras que los verdes siguen su andadura hacia el anillo, ese que no ganan desde 2008, único entorchado en sus vitrinas desde 1986. Una espera demasiado larga para una franquicia de 17 anillos que pueden ser 18 dentro de muy poco, desempatando así con los Lakers y regresando a lo más alto en esa batalla eterna por el trono de la NBA.
El partido lo ganaron los Celtics (que iban 8 abajo a falta de 2 minutos y medio) porque son mejores, más hechos, más maduros, más profundos y más completos. Más todo. El talento de este equipo se ha completado en verano con el fichaje de Jrue, pero también con el de Kristaps Porzingis, que presumiblemente regresará en las Finales tras lesionarse en primera ronda contra los Heat. Pero el equipo de Joe Mazzulla es tan bueno que ni siquiera ha sufrido la baja del letón, colocando a un Al Horford camino de los 38 años en pista y apisonando a sus rivales sin piedad: 4-1 a los ya mencionados Heat, mismo resultado que ante los Cavaliers en semifinales de Conferencia. Y 3-0 ahora contra los Pacers. Todo ello con la sensación de que los partidos que se han quedado por el camino han correspondido más a mera dejadez que a una sensación de que sean peores. Con 64 victorias en una regular season que han dominado con puño de hierro, los Celtics son mejores que todos los demás. Y así lo están demostrando.
Jayson Tatum tomó el relevo que había representado Jaylen Brown en el segundo asalto para irse a 36 puntos, 10 rebotes y 8 asistencias. El alero lanzó con un 12 de 23 en tiros de campo, 5 de 10 en triples y 7 de 11 en tiros libres. Le acompañaron unos cuantos, ya que todo el equipo titular superó la decena de puntos: Brown se fue a 24 con 10 de 18 en el lanzamiento, Al Horford a 23 con 7 de 12 en triples, Derrick White a 13 y Jrue, héroe al final, a 14, además de aportar 9 rebotes, 3 asistencias y 3 robos de balón. Los Celtics perdieron la lucha por el rebote (43 por 36) y dieron menos asistencias que sus rivales (32 por 24) pero aun así ganaron porque son mejores y llevan una década escribiendo su destino con una tinta imborrable. El parcial en el último cuarto (21-33) inclinó definitivamente la balanza y destrozó a unos Pacers que fueron todo coraje, quisieron pero no pudieron y se quedaron sin fuerzas ni recursos en un final que fue de color verde. Como el resto de la eliminatoria.
Poco o nada se puede reprochar al equipo de Rick Carlisle, que aterriza en sus primeras finales de Conferencia en 10 años, cuando en tiempos de Paul George desafiaban el dominio de LeBron James. Lejos quedan aquellos tiempos, pero eso no impide que se disfrute del baloncesto en Indiana como en los mejores días, con el público apretando como si la diferencia en la serie no fuera la que es. Hasta eso dio igual: la baja de Haliburton es demasiado grande y los Celtics pasan rondas porque físicamente resisten mejor, dejan en nada la ausencia de Porzingis y aprovechan a la perfección la de Jimmy Butler en primera ronda y la de Donovan Mitchell en el último partido de las semifinales. Ahora, la lesión del base de los Pacers, que ya veremos si estará en el cuarto partido (que se celebrará en la noche del lunes al martes) y si los de Indiana tienen la moral suficiente como para plantar cara y coger otro billete rumbo a Boston. O eso, o adiós. Y no decirlo en el próximo puede ser un ejercicio de orgullo o una forma de alargar la agonía. Eso siempre depende según quién.
Está claro que los Pacers, irán a ganar, porque ese es el gen de un equipo que llegó de forma tan inopinada como merecida a la final del In-Season Tournament ante los Lakers. Y habrá al menos una última oportunidad de ver a una plantilla que ha sido una delicia esta temporada. En el tercer asalto, Andrew Nembhard saltó a la titularidad en lugar de Haliburton e hizo de todo: 32 puntos (12 de 21 en tiros, 4 de 7 en triples), 4 rebotes y 9 asistencias, una actuación memorable que no esconde el triple fallado en la jugada final para forzar la prórroga. TJ McConnell (espléndidos playoffs los suyos) consiguió 23, 9 y 6; mientras que Myles Tuner logró 22 tantos y 10 rechaces y Pascal Siakam sumó otros 22 dígitos en anotación. Todo corazón, Tatum evitó el sueño y Jrue puso la guinda. Pero eso no quita que la temporada de los Pacers sea espectacular, incluida una preciosa serie ante los Knicks en semifinales en la que ambos equipos pelearon hasta la extenuación. El resto, ya lo sabemos: todo para los Celtics. Es el momento del orgullo verde. El suyo.