Maui aborda el desafío de encontrar a los desaparecidos tras un incendio letal

Por Agencias
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Dos semanas después de que el incendio más mortal en Estados Unidos en más de un siglo arrasara la localidad de Lahaina, en Maui, las autoridades indicaron que más de 800 personas seguían sin localizar.

El volumen de casos suponía enormes desafíos para los funcionarios que trataban de determinar cuántas de esas personas habían fallecido y cuántas habían logrado ponerse a salvo pero no habían dado señales de vida.

En 2018, ocurrió algo similar tras un incendio que mató a 85 personas y destruyó la localidad de Paradise, California. Las autoridades del condado Butte, donde se encontraba Paradise, terminaron publicando una lista de desaparecidos en el diario local, una decisión que ayudó a identificar a decenas de personas que habían sobrevivido pero seguían clasificadas como desaparecidas. En un mes, la lista había pasado de 1.300 nombres a apenas una docena.

“Probablemente tenía, en todo momento, de 10 a 15 detectives que no estaban asignados a nada más que intentar localizar a la gente que no estaba localizada”, explicó en una entrevista telefónica el jefe de la policía del condado Butte, Kory Honea. “En un momento dado, el editor local de nuestro diario (…) dijo ‘Eh, si me da los nombres, los publico’. Y en ese punto fue como ‘Desde luego. Lo que sea que podamos hacer para ayudar’”.

Pero las autoridades de Maui han optado por no publicar su lista porque no está claro si las normas de privacidad lo impiden, indicó Adam Weintraub, vocero de la Agencia de Manejo de Emergencias de Hawai. También hay reparos sobre agravar el trauma de las familias de personas que ahora puedan constar como desaparecidos pero resulten haber fallecido, señaló.

Para el lunes había 115 muertos confirmados, según la policía de Maui.

“Los nombres, y cualquier información relacionada con las personas desaparecidas, no se publicará ni hará pública en este momento”, indicó un vocero del condado Maui en un mensaje de texto.

También hay cifras muy dispares de desaparecidos. El gobernador de Hawai, Josh Green, dijo el domingo en el programa “Face the Nation” de CBS News que aún había más de 1.000 personas en paradero desconocido. El alcalde de Maui, Richard Bissen, dijo en un video grabado en Instagram que el número era de 850. Y durante la visita el lunes del presidente, Joe Biden, a las zonas afectadas, la asesora de seguridad nacional de la Casa Blanca Liz Sherwood-Randall dijo que eran entre 500 y 800 personas.

La Cruz Roja de Estados Unidos dijo que tiene su propia lista de personas sin localizar, independiente de las fuerzas de seguridad y elaborada a partir de consultas a su centro de llamadas y de la información reunida por sus equipos sobre el terreno, indicó el vocero Daniel Parra. La organización también ha alcanzado un acuerdo para compartir datos con agencias federales, estatales y locales para ayudar con las reunificaciones.

Por ahora, la Cruz Roja de Estados Unidos ha completado con éxito unas 2.400 consultas de reunificación o información sobre cómo se encuentra una persona, de las más de 3.000 que ha recibido, dijo Parra. Una consulta completada supone, por ejemplo, que la organización pudo localizar a una persona desaparecida o verificar la situación de alguien en un centro médico.

Para localizar a gente, la organización cruza nombres con los registros en los refugios de emergencia, llama a hospitales para ver si una persona ingresó como paciente y revisa redes sociales, entre otras acciones, indicó Parra. Cuando se localiza a una persona, la organización informa de su situación a quien había hecho la consulta -con el consentimiento de la persona- y cierra el caso en su sistema.

Los contactos sociales como esos serán cruciales, ya que identificar los restos después de los incendios -y confirmar si esas personas sin localizar han fallecido- puede ser un proceso largo y complicado. Los expertos en incendios dicen que es posible que algunos cuerpos quedaran incinerados en Lahaina, de modo que podrían no quedar huesos que identificar a través de pruebas de ADN.

“Eso es fácil cuando la destrucción es moderada”, indicó Vyto Babrauskas, presidente de la consultora de seguridad contra incendios Fire Science and Technology Inc. “Si se llega al extremo, si se convierte en ceniza, no se va a poder identificar nada”.

Babrauskas añadió que los daños por la excavación y retirada de escombros también puede complicar los esfuerzos de recuperación.

“Este es un desastre muy extremo”, señaló. “Es muy raro necesitar esta clase de conteo e identificación”.

Honea, el jefe de policía del condado Butte, dijo que se tardaron semanas en completar la búsqueda de restos en Paradise y que sus detectives trabajaron jornadas de 16 horas para reducir la lista de desaparecidos. Hoy sólo queda una persona por localizar, y Honea dice tener motivos para creer que esa persona no estaba en la ciudad el día del incendio.

“Teníamos una hoja de cálculo de Excel con los nombres de las personas y cualquier información que tuviéramos”, dijo. “Entonces empezábamos a trabajar en los casos de forma similar al trabajo en cualquier otro caso para tratar de localizar a alguien”.

Eso incluía visitar las últimas residencias conocidas, contactar con compañías de telecomunicaciones para ver si habían utilizado sus celulares y ponerse en contacto por email y redes sociales.

“Pudimos identificarlos básicamente a través del trabajo detectivesco de siempre”, dijo Honea.

El instructor de buceo Tim Ferguson, cuya casa al norte de Lahaina se libró de las llamas, se había alegrado mucho de tener noticias de un amigo que había conseguido huir con su familia, que incluía un bebé de dos semanas, un niño de 3 años y sus dos perros. Perdieron su casa, pero están a salvo.

“Hay muchos que no tendrán ese final. No sé cómo nos recuperamos de eso”, dijo Ferguson.

Él creía que sería bueno si las autoridades publicaran una lista de desaparecidos como hizo Paradise, pero indicó que ahora tendría una utilidad limitada porque la señal de telefonía sigue siendo irregular en Lahaina. Todo el mundo utiliza sus celulares para comunicarse, señaló.

La situación en Maui seguía evolucionando con rapidez, pero aquellos que habían pasado por tragedias similares y nunca habían sabido qué fue de sus seres queridos también seguían las noticias, y sufrían por las víctimas y sus familias.

Casi 1.100 víctimas de los ataques del 11 de septiembre de 2001, en los que murieron casi 3.000 personas, no dejaron restos identificables.

Al principio, la familia de Joseph Giaccone estaba desesperada por encontrar cualquier resto físico del ejecutivo de finanzas de 43 años, que trabajaba en la torre norte del World Trace Center, recordó su hermano, James Giaccone. Pero con el tiempo empezó a centrarse en los recuerdos del hombre próspero que era su hermano.

Si ahora se identificaran restos y se entregaran a la familia, “sólo reforzaría el horror de lo que sufrió esa persona ese día, y abriría heridas que no creo que quiera abrir”, comentó Giaccone el lunes durante una visita al monumento del 11S en Nueva York.

“De modo que ahora estoy conforme con cómo es”.