Por Redacción
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Un autodenominado “nerd de la ciencia” se convirtió en el más reciente estadounidense en recibir un trasplante experimental de un riñón de cerdo, marcando un nuevo paso en la búsqueda por determinar si los órganos animales podrían realmente salvar vidas humanas.
Bill Stewart, un entrenador deportivo de 54 años de Dover, Nueva Hampshire, fue sometido a la operación el 14 de junio en el Hospital General de Massachusetts (Mass General). Los médicos informaron que el paciente se encuentra en buen estado tras la cirugía, parte de un programa pionero de xenotrasplantes —procedimientos que utilizan órganos de animales modificados genéticamente—.
“Realmente quería contribuir a la ciencia de esto”, dijo Stewart en declaraciones a The Associated Press.
Un avance médico sin precedentes
El trasplante de Stewart no es el único logro reciente para el equipo de Mass General. Otro paciente del mismo estado, Tim Andrews, ha vivido durante siete meses con un riñón de cerdo funcional, el periodo más largo registrado hasta ahora. Antes de estos casos, el trasplante más prolongado de un órgano porcino genéticamente modificado había durado 130 días.
Basándose en los resultados obtenidos con los pacientes de Nueva Hampshire, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó a la empresa eGenesis para iniciar un ensayo clínico más amplio sobre xenotrasplantes de riñón.
“En este momento tenemos un cuello de botella en la búsqueda de suficientes órganos humanos”, explicó el doctor Leonardo Riella, especialista en riñones de Mass General y líder del nuevo estudio.
Actualmente, más de 100,000 personas esperan un trasplante de órgano en Estados Unidos, la mayoría de ellas en busca de un riñón. Miles mueren cada año sin recibirlo. Para enfrentar la escasez, los científicos están modificando genéticamente cerdos con el fin de hacer sus órganos más compatibles con el cuerpo humano y reducir las probabilidades de rechazo.
Esperanza para pacientes en diálisis
Los primeros trasplantes de órganos de cerdo —dos corazones y dos riñones— fueron de corta duración y realizados en pacientes críticamente enfermos. Recientemente, un caso en Alabama demostró que un riñón porcino pudo funcionar durante 130 días antes de ser rechazado, lo que impulsó a los investigadores a seleccionar pacientes más estables para los nuevos ensayos.
En el caso de Stewart, su insuficiencia renal fue provocada por hipertensión, pero no presentaba otros problemas de salud. Tras dos años en diálisis, se interesó en el programa experimental después de conocer el caso de Andrews y solicitó participar. “Siempre he sido un poco nerd de la ciencia”, dijo. “En el peor de los casos, siempre pueden sacarlo”.
Desde la cirugía, Stewart ha retomado gradualmente su trabajo y asegura sentirse con más energía. Incluso visitó su antigua clínica de diálisis para compartir su progreso con otros pacientes.
El doctor Riella explicó que los medicamentos antirrechazo de Stewart fueron ajustados tras una leve complicación inicial, y lo mismo ocurrió con Andrews. Aunque aún es temprano para determinar la duración de los órganos trasplantados, los médicos esperan que puedan mantener a los pacientes fuera de diálisis durante meses o incluso años. “Un año, con suerte más que eso, ya sería una gran ventaja”, señaló Riella.
El nuevo estudio de eGenesis incluirá a 30 personas mayores de 50 años que se encuentran en diálisis y en lista de espera para trasplante. Otra compañía, United Therapeutics, también se prepara para iniciar un ensayo similar aprobado por la FDA.
Si los resultados son positivos, los xenotrasplantes podrían abrir una nueva era en la medicina moderna, ofreciendo esperanza a miles de pacientes que esperan una segunda oportunidad de vida.
