Por Agencias
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En plenas fiestas patrias en México, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio esperanzas a los migrantes que viven en ese país trabajando en algún oficio, pues pidió a la oposición que es “hora de sentarse en la mesa para facilitar el camino a la ciudadanía a los soñadores (migrantes)”, de acuerdo a información publicada por algunos medios.
El mismo día en que los republicanos recrudecieron su ofensiva migratoria con el envío de inmigrantes indocumentados a territorio demócrata, el presidente estadounidense, contraatacó subrayando ante una audiencia eminentemente latina que esa estrategia “temeraria” los usa “como accesorios”.
“Están jugando a la política con seres humanos, utilizándolos como accesorios. Lo que están haciendo simplemente está mal, no es estadounidense, es temerario. Tenemos un proceso en marcha para gestionar a los inmigrantes en la frontera”, declaró el mandatario en el discurso que dio.
Biden se pronunció en la gala anual del Instituto del Caucus Hispano en el Congreso (CHCI), con una audiencia integrada por legisladores demócratas de origen latino y miembros destacados de esa comunidad en el país.
La oposición, recalcó, no debería intervenir en materia migratoria organizando esas maniobras políticas.
“Es hora de que los senadores republicanos se sienten en la mesa para facilitar un camino hacia la ciudadanía a los soñadores, a aquellos con permiso temporal, agricultores y trabajadores esenciales”, añadió con la intención de “modernizar las leyes” para que esas personas no tengan que esperar décadas para poder estar de nuevo junto a sus familias.
Por ello, recalcó, la victoria demócrata en las elecciones legislativas del 8 de noviembre es crucial.
El miércoles habían llegado a la exclusiva isla de Martha’s Vineyard, en el estado de Massachusetts, cerca de medio centenar de inmigrantes, la mayoría venezolanos, enviados por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en protesta por la a su juicio inacción del Gobierno de Biden a la hora de hacer segura la frontera con México.
El jueves, fue en Washington, frente a la residencia de la Vicepresidenta, Kamala Harris, hicieron lo mismo dos autobuses fletados por el gobernador de Texas, el también republicano Greg Abbott, haciendo creer a algunos de ellos que viajaban para encontrar trabajo.
Biden tenía la audiencia a su favor en sus críticas al bando contrario y no se limitó a reprocharles su actuación al respecto.
A menos de dos meses de esos comicios de medio mandato, en los que los demócratas se juegan el control del Congreso, hizo un repaso de sus últimos logros parlamentarios para sumar fuerzas.
Entre otros, la Ley para la Reducción de la Inflación, ratificada a mediados de agosto y que junto a medidas para reducir los precios otorga a Medicare, el plan de cobertura sanitaria para los mayores de 65 años, el poder de negociar el coste de las medicinas recetadas.
“Este año los estadounidenses ganaron y las grandes farmacéuticas perdieron”, subrayó volviendo a un discurso que recalca los beneficios que sus políticas han supuesto para el ciudadano de a pie.
La condonación de parte de la deuda que millones de universitarios contrajeron con el Gobierno federal para pagar sus estudios fue otra de las cartas expuestas, celebrando que “casi todos los latinos la verán suprimida”, y presumió igualmente de su combate contra las armas, prometiendo que no parará hasta prohibir las de asalto.
“No somos producto de nuestra vecindad, religión o geografía, sino de nuestra Constitución. Somos Estados Unidos de América y no hay nada por delante de nuestra capacidad de trabajar juntos”, concluyó orgulloso.
La gala del jueves, y la conferencia anual del martes y miércoles, dieron inicio al Mes de la Herencia Hispana, que se prolonga hasta el 15 de octubre en Washington y ensalza en ese tiempo las aportaciones de los latinos en Estados Unidos.