Por Víctor Rosas
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Quizas la mayoría de los residentes del sur de California, ni siquiera estén enterados de estos trágicos acontecimientos que sucedieron la noche del 10 de marzo de 1928.
Eran sólo unos minutos antes de las 12 de la noche, cuando el muro de contención de la recién construida presa de San Francisco, en San Francisquito Canyon en el condado de Los Ángeles colapsó, dejando escapar aproximadamente doce mil millones de galones de agua, que corrieron a través de los lechos de ríos y arroyos, inundando partes de Fillmore, Santa Paula, Saticoy y Ventura, para, finalmente, desembocar en el mar.
El número de víctimas de este desastre no se ha podido cuantificar con exactitud, pero oscila entre 400 a 600 el número de personas muertas o desaparecidas, lo que lo constituye como el segundo mayor desastre de la historia de California en cuanto al número de víctimas, solo por detrás del terremoto ocurrido en la ciudad de San Francisco ocurrido el 18 de abril de 1906 y que dejó más de 3,000 personas muertas.
El torrente de agua que escapó de la presa San Francisco, recorrió 54 millas hasta el océano en un lapso de 5 horas y media.
“La hora en que ocurrió el desastre hizo todavía más peligroso el curso y el número de víctimas pudo haber sido mucho mas grande si no hubiera sido por el arduo trabajo de los trabajadores de la compañía de teléfonos, que se dieron a la tarea de hablar a los residentes de las ciudades por donde pasaría el flujo de agua, y también a los bomberos que alertaron a las familias y ayudaron a su evacuación”.
La Congresista demócrata Julia Brownley (26º Distrito), hizo esta declaración el pasado viernes 9 de marzo, desde su oficina en el Congreso de los Estados Unidos, en Washington D.C.
Y es que este lunes, hace 90 años, la presa San Francis colapsó, dándo como consecuencia la segunda catástrofe más mortal en la historia del estado.
“Desde las cientos de víctimas que tristemente perdieron su vida, hasta los heroícos operadores de teléfono y los oficiales de las patrullas de caminos, quienes trataron de alertar a los residentes acerca del peligro de las corrientes de agua que descendían, reconocemos y honramos las vidas de aquellos que fueron parte de este evento en la historia de nuestra región y de nuestra nación”.
“El año pasado, la Casa de Representantes pasó un proyecto de ley bipartidista del cual soy co autora para crear una fecha para recordar apropiadamente y reconocer esta importante parte de nuestra historia. Estoy comprometida a trabajar con mis colegas en el Senado incluyendo a las senadoras Feinsten (Dianne) y Harrys (Kamala), para que este proyecto de ley, llegue hasta el escritorio del presidente para conmemorar la historia de los residentes locales”.
Para terminar Brownley aseguró que sin duda esta es una parte importante de la historia de California, que debería estar presente en la memoria de los residentes de la región, “sobre todo de las generaciones de jóvenes, para quienes, conocerla sería parte de su acervo cultural y de sus raíces”. ν