Por Redacción
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Rosalía presentó los detalles de Lux, su nuevo álbum, en una sesión con la prensa en Polanco donde explicó que la obra nace de una exploración de la espiritualidad femenina y del choque entre lo divino y lo terrenal. La artista catalana, conocida por mezclar tradición y vanguardia, dijo que el disco surgió tras años de lecturas sobre hagiografías y vidas de santas que le ofrecieron relatos de mujeres de distintos tiempos y lugares.
Vestida de gris oscuro y con botas marrones que contrastaban con el blanco inmaculado del escenario, Rosalía habló sentada en una butaca mientras alrededor se escuchaban fragmentos de las canciones. “La inspiración es la mística femenina”, dijo en la conferencia, celebrada a puerta cerrada. La cantante, de 33 años y natural de Sant Cugat del Vallès, añadió que la música en Lux está siempre al servicio de las palabras y que las letras nacieron de un proceso íntimo y largo, en el que la traducción y la búsqueda del sentido jugaron un papel decisivo.
En la presentación también participó la conductora Roberta Woodworth, que moderó el encuentro. Rosalía explicó que, durante los últimos tres años, dedicó gran parte de su tiempo a leer textos que le permitieron acercarse a distintas manifiestaciones de la fe y la devoción, y que esas lecturas modelaron el tono y la dramaturgia del disco. “Me ayudó acercarme a cómo el otro entiende la fe, la espiritualidad, el mundo”, afirmó.
Un disco que juega entre lo sagrado y lo terreno
Lux abre con “Sexo, violencia y llantas”, una pieza donde un piano sereno marca un diálogo entre amar el mundo y amar a Dios: “Primero amar el mundo / Luego amar a Dios”, canta. El registro transita después hacia arreglos orquestales, con violines y piano como hilo conductor, para después incorporar guiños urbanos que recuerdan las raíces que marcaron el ascenso de Rosalía.
La portada del disco, mostrada primero en las pantallas de Times Square y luego en la Plaza de Callao, muestra a la cantante con un hábito, una imagen que Rosalía explicó como símbolo de compromiso: “El hábito representa el compromiso con una causa. Yo tengo compromiso con la música. Está hecho desde el amor y el respeto, no desde la provocación”, dijo. La reacción de la gente en Madrid y en Nueva York subrayó la intención de la artista de posicionar el álbum como un acto estético que mezcla lo religioso con la cultura pop.
En Lux aparecen influencias muy diversas. La artista contó que su voz aparece en trece idiomas, incluidos italiano, francés, árabe y chino, y que cada lengua le recordó una figura femenina histórica: Juana de Arco, Sun Bu’er u Olga de Kiev, entre otras. Para lograr coherencia en las letras, Rosalía trabajó con traductores profesionales que ayudaron a convertir expresiones traducidas en frases que conservan sentido poético en cada idioma.
“Fue una ida y vuelta constante, como un año entero dedicado solo a las letras”, afirmó.
El álbum suma colaboraciones con artistas tan variados como Björk, Yves Tumor, Yahritza y su Esencia, Estrella Morente, Silvia Pérez Cruz y Carminho. La mezcla de voces y sensibilidades contribuye a una sensación de polifonía que refuerza el eje temático: la búsqueda de lo trascendente en lo cotidiano. Rosalía definió su método creativo como un rompecabezas —grabar, regrabar, escribir y reescribir— hasta encajar las piezas sonoras y conceptuales.
Al presentar el disco en Ciudad de México, Rosalía organizó una listening party para fans que agotó rápido el aforo. Tras la sesión, la cantante saludó brevemente a los asistentes y visitó locales de la ciudad, en una gira de promoción que incluye próxima escala en Nueva York. La capital mexicana fue, según ella, un lugar clave por la energía que encontró en la gente y por la recepción de su música en plazas y espacios públicos desde la era Motomami.
Musicalmente, Lux se aleja de las bases comerciales para apostar por arreglos orquestales y momentos de experimentalismo. Canciones como “Porcelana” recuperan el tono de afrontamiento y desempeño urbano de la artista —“la diva del tigueraje / Te puedo envenenar y luego curar”, canta— mientras otras piezas recurren a la atmósfera cinematográfica, con cuerdas que remiten a partituras sacras.
Rosalía insistió en la honestidad como criterio central de su trabajo: “La honestidad. El camino que uno va transitando mientras lo va haciendo”, explicó. Para ella, la música debe reflejar la experiencia y las dudas, sin aspirar a la perfección absoluta, que reserva al ámbito de lo divino. En un momento de la entrevista, al ser interrogada sobre cómo sería lo divino, la cantante respondió: “Soy un ser humano en un plano terrenal. Sé lo que sé, pero me hace muy feliz hacer canciones. Cualquier obra que haga será imperfecta, porque es terrenal. Pero creo que lo divino es lo perfecto”.
Con Lux, Rosalía busca consolidar una etapa en la que artisticidad y riesgo conviven con un discurso reflexivo sobre género y espiritualidad. El disco llegará al público el próximo viernes y anticipa una gira y una campaña promocional que la colocarán nuevamente en el centro de la conversación musical internacional.
