El estreno de “TENET”, la esperadísima nueva película del director británico Christopher Nolan, fue indefinidamente pospuesto debido al COVID19, pero por fin el mega blockbuster palindrómico se estrena en salas de todo el mundo. Si los estrenos de Nolan ya son un fenómeno social en sí, este es quizás el estreno más importante de su carrera, ya que el mundo entero está a la espera de ver si “TENET” es la película elegida para salvar el cine de la pandemia en este durísimo pulso con el V.O.D.
Si en algo es experto Christopher Nolan, aparte de complicar las líneas temporales, es en conseguir que la gente vaya al cine en masa y tenga la experiencia más épica posible.
No en vano tiene en su haber varias de las películas más icónicas de la historia reciente del cine: “Memento”, “Batman: The Dark Knight”, “Origen” o “Interstellar”.
Sin hacer spoilers diré que “TENET” es una película excelente y muy valiente, sobre todo porque se aleja de los cánones del cine de consumo rápido, consiguiendo confeccionar milimétricamente un cine de entretenimiento de autor, absolutamente original y que pide mucho al público.
Es cierto que quizás mucha gente no querrá hacer el esfuerzo de intentar entender “Tenet”, así que es aconsejable hacer caso de las palabras del personaje de Clémence Poésy en el film, “no quieras entenderlo, siéntelo”.
En mi opinión esta es la clave para disfrutar al máximo de “Tenet”.
Es muy complicado explicar el argumento de “Tenet”, pero su premisa es brillante.
Después de una secuencia de arranque al estilo de “The Dark Knight”, que nos engancha desde el minuto cero con esa cámara siempre en movimiento, seguimos al ‘protagonista’, un ex operativo de la CIA (John David Washington), que deberá intentar salvar el mundo de algo peor que una tercera guerra mundial en una misión más allá del tiempo.
Desde el futuro ha sido enviada una tecnología que permite la inversión del tiempo, cambiando la entropía de un objeto o de una persona, afectando el rumbo en el que alguien o algo se mueve a través del tiempo, creando así escenas innovadoras y nunca vistas, complementado por una contundente banda sonora del oscarizado joven compositor Ludwig Göransson.
“Tenet” es la virguería definitiva para los amantes de la ciencia ficción, los viajes en el tiempo y el cine de espías, dirigido por un Nolan inspirado que hace que valga la pena ponerse la mascarilla y volver a gozar del espectáculo del cine.
Rodado casi todo real, con el máximo de efectos especiales en cámara, no con CGI, casi como si fuera un documental, donde todo lo que ocurre está allí, alimentando de forma orgánica las interpretaciones de un cast glorioso que respira mucha realidad.
Con un presupuesto de más de $200 millones (siendo una de las películas originales más caras de la historia del cine), esta prodigiosa película que transcurre por todo el mundo está rodada y concebida para el formato IMAX 70mm, dándole a la imagen una definición, un realismo y una fuerza brutal.
El componente internacional de las localizaciones y el casting son cruciales para realzar el peligro de la amenaza inminente que afecta a todo el mundo, y las escenas de lucha al estilo ‘Jason Bourne’, muy físicas y bien coreografiadas por parte de Washington, así como los “set pieces” de acción, la hacen extremadamente compleja y visualmente arrolladora, como la del aeropuerto en el que un Boeing 747 colisiona contra un edificio, o la increíble persecución por la autopista.
Nolan quiere que el público del siglo XXI experimente algo nuevo y tenga la sensación que tenía él cuando era pequeño e iba a ver películas de espías, dando al público su versión.
Como muy bien escribió Nick de Semlyen, de Empire, es como ‘Bond’ colocado de ácido, con el tema recurrente del cine de Nolan: “el tiempo”.
Parece que sus películas son impensables sin sus predecesoras, llevando su mente al límite después de “Dunkirk”.
Puede que parezca necesario un doctorado en física para comprender el film en su totalidad, o por los menos ver el film varias veces, como es frecuente en su filmografía, pero el esfuerzo merece la pena.
Cabe destacar el gran carisma de Robert Pattinson como ‘Neil’, el cómplice esencial del protagonista del film, creando un dúo impecable y con mucha química, y muy bien vestidos.
Una Elisabeth Debicki que brilla como si fuera la reinterpretación de la icónica rubia de Hitchcock, un mefistofélico villano interpretado por un Kenneth Branagh que da mucho miedo y un siempre inspirado Michael Caine en su octava colaboración con el director.
Sin duda, Nolan se ha estrujado el cerebro y ha calculado al milímetro “Tenet”, película que después de dos horas de complejo metraje te deja el cerebro tan hecho polvo que consigue que la última secuencia de acción sea difícil de seguir.
Mi recomendación es que se dejen llevar por esta montaña rusa que quizás sea una de las películas más ambiciosas de los últimos años.
Véanla en la sala de cine más grande que puedan, porque en este caso, el tamaño sí importa. Y recuerden “Tenet”, es una alegoría al tiempo… como su nombre lo indica… el orden no importa, al final es lo mismo por donde se le quiera ver.