Por Agencias
[email protected]
Apenas unos meses después de soportar inundaciones que destruyeron cultivos y sumergieron comunidades enteras, miles de familias de la Amazonía brasileña se enfrentan ahora a una sequía severa que, al menos en algunas zonas, es la peor en décadas.
El bajo nivel del río Amazonas, en el centro del sistema fluvial más grande del mundo, ha puesto en alerta a decenas de municipios.
La rápida disminución del nivel del agua del río se debe a una cantidad de lluvia menor a la prevista durante agosto y septiembre, según Luna Gripp, investigadora de geociencias que monitorea los niveles del occidente del río Amazonas para el Servicio Geológico de Brasil.
Como la mayor parte del estado de Amazonas no está conectada por carreteras, la preocupación principal de la población es la escasez de alimentos, combustible y otras mercancías que normalmente se transportan por las vías fluviales.
En Tefe, una ciudad de 60.000 habitantes junto al río Amazonas, los grandes barcos no han podido llegar al puerto ubicado en el centro.
La situación es aún más crítica en las decenas de comunidades esparcidas por la región que rodea a Tefe, donde unas 3.500 familias se han visto afectadas.
Muchos lagos y arroyos se han secado, eliminando el acceso al río Amazonas y, por lo tanto, a las ciudades cercanas, que funcionan como ejes comerciales.
En la comunidad de Sao Estevao, los pescadores han postergado la pesca del pirarucú, el pez más grande de la Amazonía, porque la embarcación que transporta lo que capturan a la ciudad no puede atracar.
La temporada de pesca legal se extiende hasta finales de noviembre.
Si el nivel del agua no sube pronto, la comunidad de siete familias perderá una fuente significativa de ingresos, le dijo el pescador Pedro Canizio da Silva a The Associated Press en un mensaje de audio.
Hace unos seis meses, la comunidad sufrió pérdidas debido a una temporada de inundaciones más intensa de lo esperado.
“Perdí mis cultivos de plátano y yuca. Además, los caimanes y las anacondas se acercaron más a nosotros debido a la inundación y se comieron algunos de mis patos y gallinas. El agua debajo de mi casa construida sobre pilotes casi llegaba al piso”, recordó Canizio.
En la comunidad indígena de Porto Praia, el afluente cercano del río Amazonas se ha convertido en una vasta franja de arena que durante el día se vuelve demasiado caliente para caminar sobre ella.
Un viaje en lancha de motor a Teje, que normalmente dura unos 90 minutos, ahora requiere cuatro horas, dijo Anilton Braz, el líder local, ello debido a que el nivel del agua es tan bajo en algunas partes que es necesario remar en lugar de usar el motor.
La fuente de agua local se ha vuelto fangosa y no existen alternativas, dijo Braz. “Tememos que nuestros hijos enfermen de diarrea y otras enfermedades”, manifestó.
La situación ha llevado al ayuntamiento de Tefe a declarar el estado de emergencia para acelerar el suministro de ayuda a las familias, pero hasta ahora el apoyo ha sido escaso. “El alcalde ha enviado un poco de comida”, señaló Braz.
La agencia local de protección civil local informó que 53 de 62 municipios se han visto afectados por inundaciones y sequía en el estado de Amazonas tan sólo en este año.
La temporada más seca, conocida localmente como el “verano amazónico”, generalmente transcurre de junio a diciembre en esta parte de la selva tropical.
En una región tan grande como la de la Amazonía, la gravedad de la sequía varía.
En Porto Velho, la capital del estado de Rondonia, el poderoso río Madeira registró su menor nivel desde que se empezaron a llevar registros oficiales en 1998. Y en la capital del estado de Acre, Río Branco, el río Acre —que atraviesa la ciudad— alcanzó su nivel más bajo desde que comenzaron las mediciones en 1967, según el Servicio Geológico Brasileño.
Hasta ahora, la sequía en el río Amazonas no es tan extrema, aunque Coari, una ciudad cercana a Tefe, está sufriendo su sexta peor sequía desde que empezaron a llevarse registros en 1975.
“A medida que el cambio climático causa fenómenos meteorológicos extremos, es probable que las sequías significativas en la Amazonía sean una señal de esos cambios”, comentó Alejandro Duarte, investigador del clima en la Universidad Federal de Acre, a la AP. “Esta podría ser una tendencia irreversible en los próximos años”.