Por Redacción
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Las fuerzas israelíes intensificaron su ofensiva terrestre en Ciudad de Gaza el miércoles, empujando a miles de palestinos a huir en medio de bombardeos constantes y un creciente número de víctimas civiles. La operación militar, duramente criticada por organismos internacionales y grupos humanitarios, ha dejado decenas de muertos y profundizado la crisis humanitaria en el enclave.
El ejército israelí informó que su artillería y fuerza aérea realizaron más de 150 ataques en los últimos días antes de que las tropas y tanques ingresaran a la ciudad. Los bombardeos redujeron a escombros torres residenciales en áreas densamente pobladas, muchas de ellas improvisados refugios para miles de desplazados.
Israel sostiene que Hamás utilizaba algunos de estos edificios para vigilar los movimientos militares. Sin embargo, los ataques dejaron al menos 16 muertos durante la noche, incluidos mujeres y niños, según funcionarios médicos en hospitales locales.
El Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, informó que el número de palestinos fallecidos desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023 se acerca ya a 65,000 personas, con decenas de miles de heridos.
Familias atrapadas entre la ofensiva y la huida

Mientras las tropas avanzaban, multitudes de palestinos abandonaban Ciudad de Gaza. Algunos lo hicieron en vehículos sobrecargados; otros caminaron largas distancias cargando lo poco que podían llevar consigo.
El ejército israelí anunció la apertura de un corredor humanitario temporal a lo largo de la carretera costera Salah al-Din, disponible durante dos días para permitir evacuaciones hacia el sur del enclave.
Pese a ello, muchos habitantes permanecen atrapados. Autoridades palestinas denunciaron que los ataques israelíes dañaron líneas de telecomunicaciones en el norte, dejando sin servicio de internet ni telefonía a buena parte de la población. Associated Press informó que sus intentos de comunicación con residentes en la ciudad no tuvieron éxito.
Antes de la ofensiva, se estimaba que un millón de personas habitaban en Ciudad de Gaza. Israel calcula que unas 350,000 ya abandonaron la zona, mientras que la ONU estima que 238,000 más huyeron durante el último mes. Sin embargo, cientos de miles permanecen en medio de la violencia.
Víctimas civiles en hospitales colapsados
El Hospital Shifa, el mayor de Gaza, reportó que entre las víctimas mortales figuran un niño y su madre, fallecidos tras el impacto de un proyectil en un apartamento del campo de refugiados de Shati.
En el Hospital Al-Awda, en el centro de la Franja, médicos confirmaron la muerte de tres personas, incluida una mujer embarazada, cuando un ataque alcanzó una vivienda en el campamento urbano de Nuseirat.
Otro ataque en Jan Yunis, al sur, cobró la vida de un niño y sus padres, quienes murieron dentro de su tienda improvisada en la zona de Muwasi. Los cuerpos fueron trasladados al Hospital Nasser.
El ejército israelí dijo estar investigando los incidentes, pero reiteró que Hamás utiliza infraestructura civil para ocultar sus operaciones.
Acusaciones de genocidio y condenas internacionales
Organizaciones humanitarias intensificaron sus llamados a la comunidad internacional para detener la ofensiva. Una coalición de más de 20 grupos, entre ellos el Consejo Noruego para Refugiados, Save the Children y Anera, emitió un comunicado advirtiendo que la situación constituye “una catástrofe humanitaria sin precedentes” y respaldó las conclusiones de una comisión de la ONU que acusa a Israel de cometer genocidio.
“Este momento exige una acción decisiva”, subrayó el documento. “Los Estados deben usar todas las herramientas políticas, económicas y legales a su alcance. La retórica no basta”.
El gobierno de Qatar también condenó la operación. En un comunicado difundido en la red X, el Ministerio de Exteriores calificó la ofensiva de “extensión de la guerra de genocidio” contra los palestinos y expresó indignación por un ataque israelí la semana pasada que mató a cinco miembros de Hamás y a un funcionario de seguridad local.
El ejército israelí asegura que su objetivo es retomar el control total de Ciudad de Gaza. Un mapa militar divulgado por las fuerzas israelíes muestra que, al final de la operación, planean dominar toda la zona excepto un estrecho corredor costero.
A lo largo del conflicto, las fuerzas israelíes han realizado múltiples incursiones a gran escala, causando desplazamientos masivos y destrucción. Sin embargo, los combatientes de Hamás lograron reagruparse en varias ocasiones. En esta nueva ofensiva, Israel promete una ocupación permanente para evitar la reorganización de la milicia.
Un alto funcionario militar israelí, que habló bajo condición de anonimato, estimó que aún quedan entre 2,000 y 3,000 combatientes de Hamás en la ciudad, además de una extensa red de túneles subterráneos. Aunque las capacidades militares del grupo se han reducido drásticamente, siguen operando mediante ataques de guerrilla con explosivos y emboscadas.
La actual guerra comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando milicianos de Hamás irrumpieron en comunidades del sur de Israel, matando a unas 1,200 personas —en su mayoría civiles— y tomando como rehenes a 251.
Actualmente, 48 rehenes continúan en Gaza, menos de la mitad de los cuales se cree que siguen con vida. La situación de los cautivos ha sido otro punto de tensión en las negociaciones internacionales.
Una ciudad al borde de la hambruna
La ONU advirtió que la hambruna se extiende en Ciudad de Gaza debido a la falta de alimentos, agua y medicinas. Los bloqueos y la destrucción de infraestructura han dejado a miles de familias dependiendo de ayuda humanitaria limitada y peligrosa de distribuir en zonas de combate.
“Estamos frente a una emergencia humanitaria total”, advirtió un funcionario de Naciones Unidas. “Cada día que pasa aumenta el riesgo de muertes masivas por hambre y enfermedades”.
Mientras Israel intensifica su ofensiva con el objetivo declarado de desmantelar a Hamás en Ciudad de Gaza, las consecuencias humanitarias generan mayor presión sobre la comunidad internacional. Las condenas diplomáticas y los llamados a un cese al fuego se multiplican, pero hasta ahora no han logrado detener la violencia.
El futuro inmediato de los palestinos atrapados en la ciudad sigue marcado por la incertidumbre, el desplazamiento forzado y la escasez de recursos básicos, mientras el conflicto entra en una fase aún más devastadora.
