Por Redacción
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El presidente Donald Trump dijo el viernes que Chicago probablemente será el próximo foco de su campaña nacional contra el crimen, la falta de vivienda y la inmigración ilegal, una iniciativa que ya incluye el despliegue de miles de efectivos en Washington, D.C.
“Creo que Chicago será nuestra próxima”, declaró Trump a periodistas en la Casa Blanca. “Y luego ayudaremos con Nueva York”.
El anuncio se produjo en un contexto de tensiones políticas crecientes. El mismo día, el Pentágono autorizó a soldados desplegados en la capital a portar armas de fuego, a pesar de que no existían indicios claros de amenazas inmediatas.
Trump ha utilizado a Chicago como blanco de críticas desde hace más de una década. En sus campañas presidenciales de 2016 y 2024 comparó a la ciudad con Afganistán y en 2017 llegó a amenazar con “enviar a los federales” debido a la violencia armada.
El viernes repitió esa narrativa, describiendo a Chicago como un “desastre” y asegurando que los residentes “están pidiendo que vayamos”, aun cuando las estadísticas recientes muestran una disminución histórica en los delitos violentos.
Según datos oficiales, los tiroteos y homicidios en Chicago bajaron más del 30% en la primera mitad de 2025 respecto al mismo período de 2024. En conjunto, el crimen violento se redujo en más del 22%, la mayor caída en más de una década.
Las declaraciones de Trump encontraron una fuerte resistencia en Illinois. El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, aseguró que su oficina no ha recibido comunicación oficial sobre un posible despliegue de fuerzas federales o militares.
“Tenemos serias preocupaciones sobre el impacto de cualquier despliegue ilegal de la Guardia Nacional”, dijo Johnson en un comunicado. “El enfoque del presidente es descoordinado, innecesario e insensato. Tiene el potencial de inflamar las tensiones entre los residentes y las fuerzas policiales”.
Johnson subrayó que la estrategia de su administración para combatir la violencia pasa por inversiones sociales y comunitarias. “Nuestras comunidades están más seguras cuando invertimos en vivienda, salud mental, educación y seguridad comunitaria”, señaló. “Si el presidente quiere ayudarnos, debería restaurar los 158 millones de dólares que recortó en programas de prevención de violencia para ciudades como Chicago”.
Críticas desde el estado de Illinois
Otros funcionarios estatales también cuestionaron los planes de Trump. El gobernador JB Pritzker, demócrata, publicó en la red social X que los residentes de Illinois piden “comestibles más baratos, que no haya recortes a Medicaid ni a la ayuda alimentaria, y la liberación de archivos federales sobre Jeffrey Epstein”, no “una toma de poder autoritaria de las principales ciudades”.
El senador Dick Durbin, demócrata de Illinois y segundo líder de su partido en la Cámara Alta, calificó las amenazas de Trump como “teatro político”.
“Chicago es una ciudad hermosa y vibrante con personas de todos los ámbitos de la vida”, dijo Durbin. “Necesitamos soluciones bipartidistas comprobadas para reducir el crimen, no intervenciones militares que solo buscan distraer de políticas federales desastrosas”.
La vicegobernadora Juliana Stratton, que actualmente compite por un escaño en el Senado federal, fue aún más tajante: “El circo político de Trump no es bienvenido aquí. Si quiere llevar su viaje de ego en gira, eligió la ciudad equivocada”.
Lisa Hernandez, presidenta del Partido Demócrata de Illinois, agregó que los comentarios de Trump eran “ofensivos y falsos” y reflejan “una narrativa racista de larga data sobre el crimen urbano”.
“Los habitantes de Chicago no están pidiendo que venga”, dijo Hernandez a The Associated Press.
El presidente ha insistido en que su objetivo es restaurar la “ley y el orden” en ciudades que, según él, están mal administradas por demócratas. En su discurso, con frecuencia menciona a alcaldes afroamericanos y comunidades de mayoría minoritaria, describiéndolas como “peligrosas” o “sucias”.
El jueves, un día antes de sus comentarios sobre Chicago, Donald Trump Jr. sugirió en una entrevista que otras ciudades del noroeste del país podrían ser blanco de acciones similares. “Tal vez deberíamos llevar la gira a Portland, Seattle y las otras ciudades de porquería del país”, dijo, responsabilizando a los demócratas por lo que llamó tasas de homicidios “por las nubes”.
Tensiones sobre la legalidad de un despliegue
A diferencia de Washington, D.C., donde el gobierno federal tiene mayor autoridad debido a la autonomía limitada de la ciudad, no está claro cómo la Casa Blanca podría imponer un despliegue militar en Chicago sin el consentimiento estatal.
El alcalde Johnson calificó esa posibilidad como “ilegal” y varios expertos constitucionales señalan que un despliegue de la Guardia Nacional sin la aprobación del gobernador podría desatar batallas judiciales inmediatas.
El pastor Donovan Price, defensor de víctimas de violencia armada en Chicago, criticó duramente las palabras de Trump y advirtió que una intervención federal podría generar más tensiones.
“Las declaraciones del presidente son extremadamente dolorosas”, dijo Price. “Vivimos esto todos los días. Sabemos lo que nuestra comunidad necesita. Y lo que necesitamos son más programas comunitarios contra la violencia, no militarismo”.
El líder religioso argumentó que los avances recientes en la reducción del crimen son resultado de inversiones en prevención, no de presencia militar. “Aléjense de nuestra ciudad”, agregó. “Este no es un problema federal”.
El anuncio de Trump forma parte de un patrón más amplio en su administración de enfrentar a ciudades gobernadas por demócratas. Washington, D.C., se ha convertido en un ejemplo visible, con más de 2,000 efectivos desplegados y soldados autorizados a portar armas.
El presidente también ha mencionado a Nueva York como otro de sus objetivos inmediatos. “Vamos a ayudar también con Nueva York”, dijo el viernes.
En los próximos meses, la administración Trump podría intentar expandir esta estrategia hacia otros estados, lo que abriría una confrontación política y legal con líderes locales y estatales.
La disputa sobre el futuro de Chicago refleja un choque de visiones: Trump apuesta por el despliegue de fuerza militar y federal, mientras que autoridades locales y estatales defienden un enfoque basado en inversiones sociales y comunitarias.
Aun cuando los datos más recientes muestran una significativa reducción en la violencia, la retórica del presidente ha colocado nuevamente a Chicago en el centro del debate nacional sobre seguridad pública, inmigración y poder federal.
