Por Redacción
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Donald Trump fue elegido el miércoles como el 47mo presidente de Estados Unidos, logrando un inesperado regreso a la Casa Blanca cuatro años después de una polémica derrota.
Con la victoria en Wisconsin, el expresidente alcanzó los 270 votos electorales necesarios para su retorno, un hecho histórico tras su negativa a aceptar la derrota anterior, su papel en la insurrección del Capitolio, una condena por delitos graves y múltiples intentos de asesinato en su contra.
La victoria de Trump valida su agresiva estrategia política, caracterizada por ataques personales hacia su rival, la vicepresidenta Kamala Harris, utilizando un lenguaje con tintes misóginos y racistas. En la campaña, el republicano presentó una visión apocalíptica de Estados Unidos, describiéndolo como una nación invadida por migrantes violentos, un discurso que resonó entre votantes enojados, en su mayoría hombres, en una nación dividida.
Trump prometió iniciar una agenda radical para transformar el gobierno federal, tomando represalias contra aquellos que considera sus enemigos. En su discurso a sus seguidores la madrugada del miércoles, afirmó haber ganado “un mandato poderoso y sin precedentes”.
El ciclo electoral fue turbulento y altamente competitivo, marcado por dos intentos de asesinato contra Trump y un cambio de candidato demócrata apenas un mes antes de su convención. Con su toma de posesión prevista para el 20 de enero, Trump enfrentará una serie de desafíos, desde la creciente polarización interna hasta crisis globales que ponen a prueba la influencia de Estados Unidos en el escenario internacional.
Su triunfo sobre Harris, la primera mujer de color en encabezar una boleta de un partido importante, marca la segunda ocasión en que vence a una candidata femenina en elecciones generales. Harris asumió el liderazgo en la campaña después de que el presidente Joe Biden abandonara la carrera debido a su avanzada edad. Sin embargo, la vicepresidenta enfrentó dificultades para ganarse a un electorado frustrado por la gestión actual, situación que Trump aprovechó.
Trump se convierte en el primer expresidente en retornar al poder desde Grover Cleveland en 1892 y el primero con una condena por delitos graves en ocupar el cargo. A los 78 años, también será el presidente electo de mayor edad en la historia de Estados Unidos. Su compañero de fórmula, el senador de Ohio J.D. Vance, de 40 años, representará a la generación millennial en el gobierno.
En su segundo mandato, Trump encontraría menos limitaciones para avanzar en su agenda, pues sus críticos dentro del Congreso han sido en su mayoría derrotados o se han retirado, mientras que los tribunales federales cuentan con numerosos jueces designados por él. La Corte Suprema, que incluye a tres magistrados nombrados durante su primer mandato, emitió recientemente un fallo que otorga amplias protecciones legales a los presidentes en funciones.
La retórica y comportamiento de Trump en la campaña generaron preocupación entre demócratas y algunos republicanos, quienes advierten que su regreso podría tener serias repercusiones para la democracia. El presidente electo elogió a líderes autoritarios y prometió desplegar al ejército contra sus oponentes políticos, a quienes calificó de “enemigos internos”. También sugirió medidas para castigar a los medios de comunicación y, en ocasiones, habló de suspender la Constitución.
Varios de sus antiguos colaboradores, incluido el exvicepresidente Mike Pence y su jefe de despacho, John Kelly, se negaron a apoyarlo e hicieron fuertes advertencias públicas sobre su retorno al poder. Mientras Harris promovía un mensaje de unidad y optimismo, Trump canalizó el descontento entre los votantes, apelando al miedo a la delincuencia, la migración ilegal y los conflictos en el extranjero, responsabilizando a los demócratas de un mundo en caos.
La estrategia de Trump es una extensión de su campaña de 2016, cuando se presentó como el único capaz de arreglar los problemas del país. En marzo de 2023, intensificó esta retórica, afirmando que era “su guerrero, su justicia y su venganza” para aquellos votantes que se sienten traicionados.
La campaña también tuvo momentos controvertidos. En una ocasión, Trump amplificó rumores falsos sobre migrantes robando y comiendo mascotas en Ohio. En otro mitin, relató una anécdota sobre el golfista Arnold Palmer, que fue criticada por su tono inapropiado.
El momento más impactante llegó en julio, cuando un hombre armado abrió fuego en un evento de campaña en Pensilvania, rozando la oreja de Trump y matando a uno de sus seguidores. En respuesta, el expresidente alzó el puño ensangrentado y alentó a sus seguidores a “luchar”. Semanas después, otro intento de asesinato fue frustrado por el Servicio Secreto en un campo de golf.
El camino de Trump hacia la Casa Blanca parecía improbable al dejar Washington en 2021, tras una salida deshonrosa marcada por mentiras sobre un fraude electoral y el violento ataque al Capitolio. El Congreso, entonces controlado por los demócratas, lo acusó de incitar la insurrección, convirtiéndolo en el primer presidente en ser sometido a dos juicios políticos, aunque el Senado lo absolvió.
Desde su residencia en Mar-a-Lago, en Florida, Trump trabajó para mantener su influencia, con apoyo de figuras republicanas, como el líder de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy. Para las elecciones de mitad de mandato de 2022, usó su respaldo político para consolidarse como líder del partido, aunque algunos de sus candidatos no lograron imponerse en las urnas, debido en parte al fallo de la Corte Suprema que revocó el derecho al aborto, una decisión posibilitada por sus nombramientos en la Corte.
La situación de Trump se complicó en 2023 con acusaciones estatales y federales en su contra, relacionadas con la insurrección, el manejo de información clasificada y la interferencia electoral. Lejos de perjudicarlo, estas acusaciones consolidaron su apoyo entre una base republicana cada vez más hostil hacia las instituciones.
Su principal rival, el gobernador de Florida Ron DeSantis, afirmó que las acusaciones habían “absorbido todo el oxígeno” de las primarias. Trump se aseguró la nominación republicana sin siquiera debatir con DeSantis o los demás contendientes.
En mayo, un jurado de Nueva York halló culpable a Trump de 34 cargos de delitos graves relacionados con el encubrimiento de un pago a una actriz porno. Aunque su sentencia se anunciará próximamente, su victoria electoral genera incertidumbre sobre si enfrentará alguna consecuencia.
Trump también fue declarado responsable en casos civiles, incluyendo uno por inflar sus activos y otro por abuso sexual a la columnista E. Jean Carroll. Además, enfrenta cargos penales adicionales por interferencia electoral en Georgia, donde el proceso está en suspenso, y a nivel federal por intentar anular los resultados electorales y por el mal manejo de documentos clasificados.
Con su regreso inminente, Trump promete una rápida y drástica reestructuración del gobierno, incluyendo la mayor deportación en la historia del país, un endurecimiento arancelario y un enfoque aislacionista en política exterior que podría afectar alianzas como la OTAN. Esta vez, planea rodearse de colaboradores leales dispuestos a ejecutar su agenda sin cuestionamientos, con múltiples órdenes ejecutivas y propuestas ya preparadas para su implementación.