
Por Redacción
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Aunque la Pascua celebra la resurrección de Jesús según la tradición cristiana, en muchos países los símbolos más populares de esta festividad son los huevos decorados y los conejos. Pero, ¿qué tienen que ver estos elementos con la religión?
La relación entre la Pascua y estos símbolos tiene diversas interpretaciones y raíces culturales. Según una antigua leyenda cristiana, María Magdalena acudió al sepulcro de Jesús el domingo temprano con ungüentos para su cuerpo. Al llegar, encontró la tumba abierta y, dentro, un conejo que habría sido el primer testigo de la resurrección. Desde entonces, ese animal es considerado el mensajero de la “buena nueva” para los niños en la mañana de Pascua.
Por su parte, el huevo representa la vida y el renacimiento. En la antigüedad, civilizaciones como la romana creían que el universo tenía forma de huevo. Durante la Edad Media, incluso se pensaba que el mundo surgió desde su cáscara.
La costumbre de regalar huevos es muy antigua. Algunos historiadores la atribuyen a los persas; otros, a los chinos. Lo cierto es que, siglos antes del nacimiento de Cristo, ya se intercambiaban huevos en el equinoccio de primavera, como símbolo del fin del invierno.
«Cuando se empezó a celebrar la Pascua cristiana, el rito pagano de festejar la primavera fue integrado en la Semana Santa», explicó monseñor André Sampaio Oliveira, doctor en Derecho Canónico. «Los cristianos entonces pasaron a ver en el huevo un símbolo de la resurrección de Jesús».

Con el tiempo, los huevos se convirtieron en piezas ornamentales. En la Edad Media se decoraban las cáscaras a mano. En Alemania se cuelgan en árboles como adornos; en Rusia se colocan sobre tumbas, y en Italia decoran las mesas de Pascua, según el investigador Evaristo Eduardo de Miranda.

Los zares rusos llevaron esta tradición a otro nivel. Entre 1885 y 1916, encargaron 50 huevos al joyero Peter Carl Fabergé. Uno de ellos, regalado por el zar Alejandro III a su esposa, contenía un reloj con diamantes y zafiros. En 2014, fue valorado en 20 millones de dólares.
En el siglo XVIII, los confiteros franceses comenzaron a vaciar huevos para llenarlos de chocolate. Más tarde, se empezaron a fabricar directamente con chocolate, convirtiéndose en un éxito incluso entre quienes no asocian la Pascua con significados religiosos.
Pero, ¿por qué un conejo? Aunque no pone huevos, el conejo fue símbolo de fertilidad en culturas antiguas, como la egipcia. Su gran capacidad reproductiva lo convirtió en emblema de la vida. Además, es de los primeros animales en salir de su madriguera tras el invierno, lo que lo asoció al renacimiento.
«La liebre fue asociada con Cristo en la iconografía cristiana, con orejas grandes para escuchar mejor la palabra de Dios», explicó Miranda.
«No es posible precisar un único origen para los huevos y conejos de Pascua», señaló Jefferson Ramalho, doctorando en Historia en la Universidad de Campinas, Brasil. «Lo importante es entender qué significan y qué valores transmiten».
Para la Iglesia católica, el símbolo principal de la Pascua sigue siendo el cirio pascual: una gran vela blanca que representa a Cristo resucitado. En ella se inscriben las letras alfa y omega, que simbolizan el principio y el fin.
«El símbolo mayor de la Pascua es la luz de Cristo», afirmó el teólogo Isidoro Mazzarolo, de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro. «La luz del domingo de Pascua se contrapone a la oscuridad del Viernes Santo. Lo que era dolor y tristeza, se transforma en fuerza y alegría».