Por Carlos Hernández
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Estados Unidos, un país construido sobre los principios de libertad, igualdad y justicia para todos, ha sido testigo de un declive gradual de su tejido social y moral.
La decadencia social se ha convertido en un problema rampante en la sociedad, en la que la gente se entrega a vicios como el abuso de drogas, la prostitución y el juego.
Todo esto se ve palpable en los contenidos de las redes sociales, ya que la era digital en la que vivimos aviva y sobre todo disemina influencias negativas en las más jóvenes generaciones a consecuencia de la pérdida de los principios de respeto, moral y temor a Dios, sobre todo.
Por si fuese poco, la proliferación de la venta de armas al público, ha provocado un aumento de la violencia y las masacres quedan en el menú en cualquier ciudad y hora de este gran país.
Lo peor de todo es que sus habitantes, pero sobre todo esos líderes vendidos, sobre todo del partido republicanos, se han vuelto insensible a esos tiroteos masivos.
Estados Unidos se ha convertido en una nación que se nutre de la división, con la polarización política y las tensiones raciales desgarrando su tejido social.
Una de las causas profundas de esta decadencia social es el alejamiento de Dios. Estados Unidos se fundó sobre el principio de la libertad religiosa, y la fe desempeñó un papel importante en la formación de los valores del país.
Sin embargo, con el paso de los años, se ha producido una erosión gradual de los valores religiosos, y la gente se ha vuelto más egocéntrica y materialista.
La búsqueda de riqueza y poder se ha convertido en la fuerza motriz de la sociedad estadounidense, y la gente ha perdido el contacto con su yo espiritual.
Como lo muestra nuestro tema de portada para esta edición, “Latinos perdiendo la fe”, donde se ve como cada año más y más personas de la minoría más grande de Estados Unidos, se vuelven ateos.
Como resultado se da esa decadencia moral, la cual es evidente en la ruptura de la unidad familiar.
La tasa de divorcios se ha disparado y l@s niñ@s crecen en hogares desestructurados, sin esos adultos que deben forjar una guía moral y de valores basados en el respeto a tod@s.
Precisamente, esa falta de apoyo y orientación familiar ha provocado un aumento de la delincuencia juvenil, en la que los jóvenes se refugian en las drogas y la delincuencia. El sistema educativo tampoco ha sabido inculcar valores morales a l@s niñ@s, y los jóvenes crecen sin sentido de la responsabilidad hacia la sociedad.
En conclusión, la decadencia social y moral de Estados Unidos es un problema acuciante que debe abordarse con urgencia.
El país necesita volver a sus raíces y redescubrir sus valores fundamentales.
Tenemos que dar prioridad al bienestar de nuestras comunidades y trabajar para crear una sociedad inclusiva y justa.
Sólo reconociendo nuestro alejamiento de Dios y asumiendo la responsabilidad de nuestros actos podremos aspirar a superar los retos a los que nos enfrentamos, de lo contrario la decadencia y la caída de la sociedad estadounidense será sólo cuestión de tiempo.