Venezuela despliega 5,000 misiles rusos Igla-S ante aumento de tensión con EE.UU.

Por Redacción
Redaccion@latinocc.com

Maduro dijo que el despliegue de estos sistemas antiaéreos busca “garantizar la paz y la defensa integral de la nación”. En una transmisión televisada junto a altos mandos militares, aseguró que “cualquier fuerza militar del mundo sabe el poder de los Igla-S, y Venezuela tiene nada más y nada menos que 5,000 de ellos”.

Los misiles Igla-S, conocidos por su precisión y portabilidad, forman parte del arsenal de defensa adquirido por Venezuela en los últimos años bajo acuerdos militares con Rusia. Según expertos en seguridad, estos sistemas tienen capacidad para derribar helicópteros, drones y aviones que vuelen a baja altitud.

De acuerdo con información técnica difundida por Rosoboronexport, la empresa estatal rusa encargada de exportar armamento, los Igla-S tienen un alcance de hasta 6,000 metros y pueden atacar blancos a una altitud máxima de 3,500 metros. Estos misiles son comparables con los Stinger estadounidenses, ampliamente utilizados por las fuerzas de la OTAN.

El arsenal venezolano también incluye sistemas antiaéreos de mayor alcance, como los S-300, Buk y Pechora, también de fabricación rusa, que refuerzan la cobertura aérea del país. Maduro ha sostenido que esta estructura de defensa busca “preservar la independencia nacional ante cualquier intento de agresión externa”.

Imágenes recientes del ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, muestran al funcionario posando con lanzamisiles Igla-S durante ejercicios militares en Caracas. Fuentes militares citadas por analistas internacionales señalan que Venezuela ha distribuido estos equipos estratégicamente en zonas montañosas y fronterizas, consideradas vulnerables ante incursiones aéreas.

El anuncio de Maduro llega en un momento de fricciones crecientes con Washington, luego del despliegue de buques de guerra, aviones de combate e infantería de Marina estadounidense en el Caribe. El gobierno de Estados Unidos sostiene que su presencia responde a una operación internacional contra el narcotráfico, pero Caracas denuncia que se trata de una maniobra de presión política.

Funcionarios estadounidenses han acusado reiteradamente al gobierno venezolano de facilitar operaciones de carteles de droga en la región, una afirmación que el Ejecutivo de Maduro califica de “falsa e injerencista”. Según el mandatario, “las verdaderas razones” del despliegue militar norteamericano son “preparar el terreno para una agresión” y forzar un cambio de régimen en Venezuela.

El presidente estadounidense, Donald Trump, ha declarado que su administración no descarta “acciones directas” contra organizaciones criminales en América Latina, e incluso mencionó que podría notificar al Congreso sobre eventuales operaciones en tierra. Desde el martes, las fuerzas estadounidenses también han ampliado sus operaciones al océano Pacífico, intensificando la presencia militar en la región.

En respuesta, Maduro anunció el pasado sábado la culminación de la “Operación Independencia 200”, un plan de defensa nacional que, según dijo, cubre “todas las Zonas de Defensa Integral” del país. “Hoy completamos todas las entidades federales listas en las 27 tareas fundamentales de la defensa integral de Venezuela”, afirmó el mandatario en un mensaje difundido en la plataforma Telegram.

Analistas regionales interpretan estos anuncios como parte de una estrategia de disuasión ante la presión diplomática y militar de Washington, en un contexto en el que Venezuela continúa enfrentando sanciones económicas y aislamiento político.

Mientras tanto, el Ministerio del Poder Popular para la Defensa no ha ofrecido detalles adicionales sobre la ubicación o las condiciones operativas de los misiles Igla-S. Tampoco se ha confirmado si el número de sistemas mencionados por Maduro corresponde a unidades activas o en reserva.

Sin embargo, la exhibición de poderío militar refleja una intención clara de mostrar fortaleza frente a las amenazas externas, especialmente en momentos en que la economía venezolana sigue afectada por la inflación y la migración masiva.

Observadores internacionales coinciden en que el despliegue de armas rusas refuerza la alianza entre Caracas y Moscú, una relación que ha incluido cooperación en áreas como energía, transporte y defensa. Para Rusia, Venezuela representa un aliado estratégico en el hemisferio occidental, mientras que para Maduro, el respaldo del Kremlin continúa siendo un pilar de supervivencia política.

A pesar de los desafíos internos y la presión internacional, el mandatario venezolano insiste en que “Venezuela está preparada para defender cada palmo de su territorio”. Su discurso apunta tanto al frente externo como a su base política interna, en un intento por consolidar el apoyo de las fuerzas armadas y proyectar estabilidad.

Con el anuncio de los 5,000 misiles Igla-S, el gobierno venezolano busca enviar un mensaje inequívoco: el país no está dispuesto a ceder ante lo que considera una política hostil de Estados Unidos. La comunidad internacional, sin embargo, observa con cautela la posibilidad de que el incremento de armamento y la retórica beligerante eleven el riesgo de un enfrentamiento militar en la región.