Venezuela rechaza versión de EE.UU. sobre ataque a barco en el Caribe y acusa a Washington de “mentir”

Por Redacción
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El ministro de Interior, Diosdado Cabello, una de las figuras más influyentes del chavismo, calificó la acción como “un montaje” y acusó a la administración del presidente Donald Trump de utilizar el argumento del narcotráfico para justificar lo que considera un intento reiterado de forzar un cambio de régimen en Venezuela.

Durante su programa semanal transmitido por el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV), Cabello afirmó que el episodio está rodeado de contradicciones y que el gobierno estadounidense no ha entregado pruebas contundentes.

Cabello mostró fragmentos del video difundido por las autoridades estadounidenses y puso en duda la presencia de 11 ocupantes en la embarcación. “Son unos mentirosos”, sentenció.

Desde el otro lado del Caribe, la administración Trump respondió con firmeza a las críticas venezolanas. El secretario de Estado, Marco Rubio, defendió públicamente la decisión presidencial y aseguró que la destrucción de embarcaciones con cargamentos ilícitos se repetirá como parte de una nueva estrategia antidrogas.

“Estados Unidos ha utilizado durante mucho tiempo tecnología establecida para interceptar barcos narcotraficantes. Pero no funciona, porque estos cárteles saben que perderán solo el 2 % de su carga. Lo que realmente los detendrá es si se destruyen sus barcos”, declaró Rubio en conferencia de prensa.

El funcionario explicó que el mismo sistema de inteligencia que ha permitido intercepciones previas fue utilizado para localizar el barco supuestamente operado por el grupo criminal Tren de Aragua. “En lugar de interceptarlo, por orden del presidente, se lo destruyó. Y volverá a suceder”, agregó.

Consultado sobre la base legal del operativo, Rubio evitó profundizar en los detalles. “No voy a responder por el abogado de la Casa Blanca. Basta decir que todos esos pasos se tomaron de antemano”, respondió.

La Casa Blanca subrayó que la acción busca enviar un mensaje contundente a las organizaciones criminales que intentan introducir droga en territorio estadounidense. El propio Trump celebró el ataque en un comunicado difundido en redes sociales: “Que esto sirva de advertencia para cualquiera que piense en traer drogas a Estados Unidos. ¡CUIDADO!”.

El secretario de Defensa, Peter Hegseth, también desestimó los cuestionamientos venezolanos sobre la autenticidad del material audiovisual. “El video no fue hecho con inteligencia artificial. Yo lo vi en vivo. Sabíamos quiénes estaban en la embarcación y lo que representaban”, dijo a la cadena Fox, identificando al grupo criminal venezolano Tren de Aragua como responsable.

Las acusaciones de Caracas van más allá de cuestionar la legalidad del operativo. El ministro de Comunicación e Información, Freddy Ñáñez, insinuó que las imágenes publicadas por Washington podrían haber sido fabricadas con herramientas de inteligencia artificial. Para respaldar su teoría, utilizó Gemini, la IA de Google, aunque analistas señalan que este método no es adecuado para verificar la autenticidad de materiales audiovisuales.

El gobierno venezolano sostiene que Estados Unidos manipula narrativas de seguridad para justificar intervenciones en la región. Cabello recalcó que los señalamientos forman parte de un plan más amplio de desestabilización política: “Lo que siempre han intentado es un cambio de régimen en Venezuela, y ahora inventan historias para seguir atacándonos”.

Expertos en derecho internacional advierten que la acción estadounidense marca un precedente al optar por la destrucción de embarcaciones en lugar de su intercepción. Para Venezuela, este hecho representa una violación de principios básicos de soberanía y del derecho a la defensa.

Mientras tanto, la oposición venezolana observa con cautela. Algunos líderes han señalado que, aunque el régimen de Maduro utiliza el episodio para victimizarse, las denuncias sobre narcotráfico en Venezuela no son nuevas y han sido documentadas por organismos internacionales.

El ataque también ha encendido el debate en foros multilaterales. Países aliados de Caracas, como Rusia y Cuba, han condenado la acción, mientras que voceros de la Organización de Estados Americanos (OEA) se limitaron a pedir explicaciones formales sobre el marco legal de la operación.

El incidente refuerza las tensiones históricas entre Washington y Caracas. Desde 2019, cuando Estados Unidos reconoció a Juan Guaidó como presidente interino, las relaciones diplomáticas se encuentran prácticamente rotas. Bajo la presidencia de Trump, las sanciones económicas y las acusaciones de narcoterrorismo contra altos funcionarios venezolanos se intensificaron.

En este nuevo capítulo, Venezuela busca proyectar la imagen de un país víctima de agresiones externas, mientras Estados Unidos reafirma su postura de combate frontal contra organizaciones criminales transnacionales. El choque de narrativas se desarrolla en medio de una crisis humanitaria interna que ha llevado a más de siete millones de venezolanos a emigrar, según la ONU.

Analistas coinciden en que el caso tendrá repercusiones en la relación bilateral y en el equilibrio regional. Si Washington insiste en la estrategia de destrucción de embarcaciones, podría abrir la puerta a un escenario de confrontación más directo en el Caribe, con implicaciones legales y diplomáticas aún inciertas.

Por ahora, el gobierno de Nicolás Maduro aprovecha la controversia para reforzar su discurso contra la injerencia extranjera, mientras que la administración Trump exhibe el operativo como un golpe ejemplar al narcotráfico. El desenlace de esta disputa dependerá de las reacciones internacionales y de la capacidad de ambas naciones para sostener sus versiones en el terreno de la opinión pública global.