Según las estadísticas, uno de cada tres jóvenes de Estados Unidos dicen haber sufrido de acoso o “bullying” en la escuela.
No creo que nuestras escuelas locales sean muy diferentes de la media nacional, pues con frecuencia escucho a padres que se quejan de que sus hijos son acosados.
Y esto tampoco es nada nuevo: seguramente casi todos podemos recordar instancias en que sufrimos el acoso o fuimos testigos del mismo cuando estábamos en el colegio.
Lo que sí es algo nuevo para la gente de mi generación, que fuimos a la escuela antes de que casi todos lleváramos una puerta a internet en nuestros bolsillos, es el “ciberacoso”.
Podemos definir este fenómeno cuando el uso de información electrónica y medios de comunicación como el correo electrónico; redes sociales, blogs, mensajería instantánea, mensajes de texto, teléfonos móviles y sitios virtuales difamatorios; tienen como objetivo acosar a un individuo o grupo, mediante ataques personales u otros medios.
Aunque todavía no es tan prominente como el acoso en persona, es un problema que se está extendiendo mucho más rápido de lo imaginado, con el uso generalizado de tecnología en las escuelas, y cuya huella para los padres puede ser menos evidente que la del acoso físico… salvo que sepamos buscarla y reconocerla.
El hecho, sin embargo, es que nuestros hijos cada vez pasan más tiempo “en línea”, expuestos a estos peligros y es algo que no podemos evitar.
No dejar a nuestros hijos entrar al internet por miedo al “ciberacoso” sería como si nuestros padres nos hubieran prohibido salir a la calle o ir a la escuela cuando éramos niños por miedo a que nos hicieran algo.
Lo que sí tenemos que hacer es entender y fijarnos en el comportamiento de nuestros hijos y cómo se comunican cuando están en línea, darles unas pautas sobre cómo hacerlo de forma segura y tratar de protegerlos de una forma apropiada de acuerdo con su edad.
Para ver cómo se comportan nuestros hijos tiene que haber situaciones en las que los veamos con sus amigos.
Esto no siempre es fácil, especialmente cuando van siendo mayores y quieren tener más privacidad, pero es importante que conozcamos a sus amigos y si es posible a las familias, y prestar atención a cómo se relacionan unos con otros cuando están juntos.
Para ver cómo se comunican cuando están usando aparatos electrónicos, hay que ver lo que escriben, tanto nuestros hijos como sus amigos.
Aquí tenemos que mantener un buen equilibrio entre nuestro deseo de monitorear que sus conversaciones sean respetuosas y apropiadas, y al mismo tiempo respetar su privacidad, especialmente según van creciendo.
Lo que nos permiten algunos medios sociales, como Facebook, es hacernos “amigos” de nuestros hijos.
Así podemos ver lo que suben a su página, su lista de amigos y los comentarios de éstos, y asegurarnos de que no hay “comentarios sospechosos”.
Sea abierto con sus hijos para no perder su confianza; no intente espiarlos a sus espaldas, ya que es fundamental hablar con ellos.
No espere a que le pregunten o inicien la conversación, hábleles desde pequeños de la importancia de la seguridad en línea, explicándoles la información que pueden compartir y la que deben mantener en privado.
También explíqueles que son responsables de lo que pongan, porque estar en línea da una falsa sensación de anonimato.
Una buena regla es que sólo hagan comentarios que no les importaría hacer en persona.
Siga hablándoles cuando sean pre-adolescentes o adolescentes, aunque a esa edad pueda parecer que no nos escuchan.
Es fundamental en esos años a tener paciencia y no hablarles en tono de regaño, porque eso hará que se rompa la comunicación.
En general, es bueno insistir en que usen la tecnología sólo en las zonas compartidas de la casa, y poner un límite de hora a partir de la cual ya no pueden estar conectados,salvo que tengan que terminar alguna tarea y les haga falta el acceso a Internet, lo cual también usted debe de controlar. Existen multitud de recursos que le pueden ayudar a mantener su seguridad y la de sus hijos cuando están en Internet, por ejemplo este sitio en español: http://www.alertaenlinea.gov/
Hábleles también de sus valores de forma directa y de cómo aplicarlos cuando están en línea, porque esos valores los tienen que guiar cuando se enfrenten a una situación difícil.
Sobre todo no se olvide que usted debe ser el ejemplo de cómo comportarse y comunicarse.
Evite los comentarios, fotos o chistes racistas, sexistas o que puedan ofender o insultar a otros, al final usted es el adulto, lo cual lleva la responsabilidad de poner el ejemplo positivo, porque recuerde que sus hijos también pueden ver lo que usted pone en su cuenta. ν
José Saleta, es un experto con carrera en la educación e interprete en el SBUSD, además de padre de familia.