Por Max Vásquez
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Nintendo ha sorprendido estos días con un anuncio hecho a través de su cuenta oficial de Twitter en Japón en el que recuerda a sus usuarios que no deben utilizar su consola con temperaturas superiores a los 35°; una recomendación que, por otra parte, no debería extrañar, ya que está incluida en el propio manual del dispositivo.
“Jugar con una Nintendo Switch en un lugar con temperaturas elevadas puede hacer que la temperatura de la consola aumente. Por favor, utiliza la consola en zonas que estén entre 5 y 35 grados centígrados”.
¿La razón? El calor extremo propio de olas de calor como la actual (que también se está viviendo en el país nipón) puede dañar la batería y otros componentes como la pantalla.
Sin embargo, la realidad es que no se trata de un problema exclusivo de esta consola; de hecho, es algo común a todos los dispositivos electrónicos, sobre todo los que incorporan baterías.
Así, con portátiles, smartphones, tabletas, lectores de libros electrónicos… hay que tomar precauciones para que no se vean afectados por el calor.
¿Qué se puede romper?
Uno de los componentes más afectados por el calor es la batería.
Normalmente están fabricadas en litio, un material que tiende a hincharse cuando alcanza temperaturas muy altas (a partir de 50º).
Esto provoca que se reduzca su vida útil y tiene potencial para romper otros componentes como la pantalla o la placa: en el peor de los casos puede hasta arder.
Además, el calor deforma los materiales plásticos de las carcasas de los dispositivos y afecta a su uso: así, por ejemplo, un pendrivepodría tener dificultades para entrar o salir del puerto de un ordenador. También es posible que las pantallas estallen e, incluso, que se desuelden piezas de su interior y se dañe su electrónica.
¿Qué podemos hacer?
Para evitar que el calor extremo provoque daños en nuestros equipos se pueden tomar medidas como las siguientes:
– No exponer los equipos al sol y calor directos, ya que esto hará que aumenten de temperatura rápidamente.
– Tampoco dejarlos en el interior de un vehículo aparcado: la DGT calcula que la temperatura del interior de un coche puede alcanzar hasta 70º en media hora cuando fuera hace 39º.
– Utilizar preferiblemente cargadores y componentes originales; además, no dejar los dispositivos enchufados a la corriente más de lo necesario y no usarlos durante los periodos de carga. Por otro lado, es conveniente no recurrir a la carga rápida, que suele generar más calor.
– Intentar no bloquear las rejillas de ventilación para que puedan refrigerarse adecuadamente; en este sentido, además, es recomendable asegurarse de que las fundas o carcasas no las obstruyen y, si es posible, no utilizarlas.
– Evitar utilizar los dispositivos encima de una cama o sofá, sobre las piernas y otros elementos que no contribuyan a disipar el calor.
– Conviene cerrar los programas y aplicaciones abiertos en segundo plano y tener precauciones con los que se utilizan: los juegos o los software de edición de vídeo, por ejemplo, necesitan muchos recursos del sistema y, como consecuencia, aumentará la temperatura.
– Si notamos un calor excesivo en un equipo, hay que apagarlo inmediatamente y esperar a que esté frío para volver a encenderlo.