Por Redacción
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El gobierno de Estados Unidos rechazó que las recientes reformas legislativas en El Salvador, que permiten la reelección presidencial indefinida, puedan compararse con “regímenes dictatoriales ilegítimos” en la región.
La posición fue dada a conocer tras la aprobación, la semana pasada, de enmiendas constitucionales por parte de la Asamblea Legislativa salvadoreña —dominada por el oficialismo— que abren la puerta a que el presidente Nayib Bukele busque un tercer mandato o más.
El proceso ha sido duramente criticado por organizaciones no gubernamentales en El Salvador y en la región, quienes lo describen como una medida hecha a la medida de Bukele para mantenerse en el poder sin límites.
Sin embargo, un vocero del Departamento de Estado de EE.UU. calificó el proceso legislativo como “constitucionalmente sólido”, y subrayó que la Asamblea Legislativa salvadoreña fue electa democráticamente.
“Rechazamos la comparación del proceso legislativo de El Salvador, basado en la democracia y constitucionalmente sólido, con regímenes dictatoriales ilegítimos en otras partes de nuestra región”, dijo el funcionario en declaraciones.
El Departamento de Estado agregó que es responsabilidad del legislativo salvadoreño decidir cómo debe gobernarse el país, en representación de los intereses de sus ciudadanos.
Desde que el expresidente Donald Trump regresó a la Casa Blanca este año, los vínculos entre Washington y San Salvador se han fortalecido. En abril, Bukele fue el primer mandatario latinoamericano en ser recibido por Trump en el Despacho Oval.
En una muestra de alineamiento, El Salvador colaboró con la administración Trump al retener en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) a más de 250 migrantes venezolanos durante más de cuatro meses. Estas personas fueron deportadas desde EE.UU. bajo la Ley de Enemigos Extranjeros.
¿Qué cambios legislativos se aprobaron en El Salvador?
La Asamblea Legislativa aprobó con 57 votos a favor y tres en contra, de 60 posibles, una reforma que habilita la reelección sin restricciones. Esto permitirá que un presidente pueda postularse indefinidamente, sin límite de mandatos.
También extendió el periodo presidencial de cinco a seis años y aprobó la posibilidad de que la ciudadanía decida —al inicio y a la mitad del mandato— si el Ejecutivo debe tener control sobre la Asamblea Legislativa, un factor clave en la designación de funcionarios de segundo grado y en la legislación.
Como parte de los cambios, el actual mandato de Bukele se recortará de 2029 a 2027 para homologar las futuras elecciones presidenciales y legislativas.
Los legisladores oficialistas justificaron las reformas asegurando que la continuidad en el poder se definirá en las urnas.
“El poder reside en el pueblo. Y solo el pueblo tiene el derecho a decidir”, publicó en X Ernesto Castro, presidente de la Asamblea Legislativa.
Por su parte, Bukele defendió los cambios afirmando que “el 90 % de los países desarrollados permiten la reelección indefinida”. A través de X, escribió: “El problema no es el sistema, sino el hecho de que un país pobre se atreva a actuar como soberano”.
Sin embargo, el presidente salvadoreño no ha confirmado si buscará un tercer mandato.
En una entrevista publicada en agosto por la revista Time, Bukele dijo en junio de 2024 que no aspiraría a un tercer mandato, debido a limitaciones constitucionales y un acuerdo previo con su esposa.
Críticos argumentan que las comparaciones de Bukele con democracias avanzadas son engañosas. Jayme Magaña, abogada y directora del grupo “Alas por la Libertad”, señaló que en países como EE.UU. o Reino Unido el parlamento funciona como contrapeso al poder presidencial, algo que no ocurre en El Salvador.
El analista político Daniel Zovatto afirmó que las reformas buscan consolidar una dinastía política.
“Vamos a ver el intento de crear una dinastía, así como los Ortega-Murillo en Nicaragua quieren crear la suya”, sostuvo.
