Por Agencias
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Junto con sus homólogos de Chicago y Denver, Adams pide al Gobierno de Joe Biden ayuda federal para gestionar la acogida de miles de personas.
Por primera vez desde que a principios de 2022 empezase la crisis migratoria, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha recurrido a una orden ejecutiva para regular la llegada de autobuses desde la frontera y restringir así en lo posible la afluencia de migrantes. A la ciudad han llegado al menos 122.000 en menos de dos años y el regidor se ha cansado de decir que no hay medios ni recursos para gestionar su acogida.
Tras solicitar repetidamente ayuda federal para sufragar parte de los gastos de alojamiento y manutención, la Gran Manzana exigirá a los autobuses chárter que transporten inmigrantes que avisen con 32 horas de antelación antes de llegar a uno de los cinco distritos de la ciudad, ha anunciado Adams este miércoles. Los autobuses son fletados por los gobernadores republicanos de los Estados de la frontera -especialmente, por Gregg Abbott, el de Texas- como medida de presión a Estados y ciudades gobernados, como Nueva York, por los demócratas.
La medida exigirá que los autobuses lleguen entre las 8.30 y las 12 de la noche de lunes a viernes y sólo les permitirá dejar a los pasajeros en un único lugar -la Terminal de Autobuses de la Autoridad Portuaria, en pleno Manhattan-, a menos que el departamento de Gestión de Emergencias de la ciudad diga lo contrario. Adams ha señalado que el incumplimiento de la orden dará lugar a un delito menor sancionado con multa, así como a la incautación de los vehículos que vulneren las reglas.
La nueva normativa, promulgada por orden ejecutiva, se produce en un momento en que la ciudad espera una nueva oleada de migrantes en las próximas semanas, ha explicado el regidor en una rueda de prensa. La medida coincide con un considerable incremento de cruces en la frontera con México, donde las autoridades se ven desbordadas por la llegada diaria de miles de inmigrantes procedentes de los rincones más remotos del planeta. El propio Adams ha tratado de gestionar en origen el flujo migratorio, con una reciente gira por México y Latinoamérica, sin aparente resultado.
“No podemos permitir que autobuses con personas que necesitan nuestra ayuda lleguen sin avisar a cualquier hora del día y de la noche”, ha explicado Adams. “Esto no sólo nos impide prestar asistencia de forma ordenada, sino que pone en peligro a quienes ya han sufrido tanto”, ha añadido, en alusión a los miles de migrantes que duermen prácticamente al raso, por la limitación del periodo de acogida en los albergues municipales, y pese al continuo establecimiento de instalaciones para alojarlos, como campamentos o antiguas fábricas, colegios o gimnasios. Los albergues de la ciudad acogían a comienzos de esta semana a 143.000 personas.
Intentos de solución sin resultado
“Para ser claros, no se trata de impedir que la gente venga, sino de garantizar la seguridad de los migrantes y asegurarse de que pueden llegar de forma coordinada y ordenada”, subrayó. En el último mes, la ciudad ha registrado más de 14.700 nuevas llegadas, según informó la alcaldía en un comunicado. Sólo la semana pasada, 14 autobuses llegaron a los cinco distritos en una sola noche, la cifra más alta registrada por el centro que coordina la llegada de solicitantes de asilo de la ciudad, dijo Adams.
El alcalde ha acusado al gobernador Abbott de utilizar a los inmigrantes como “peones políticos”, al asegurar que el republicano “prometió enviar 25.000 inmigrantes más sólo a la ciudad de Nueva York” hace varias semanas.
Adams dijo que la ciudad de Chicago ya ha tomado medidas para exigir la llegada ordenada de los autobuses. Su alcalde, el también demócrata Brandon Johnson, ha solicitado hoy mismo ayuda federal para abordar la crisis.
“El país está ahora en juego”, ha afirmado. El regidor de Denver, Mike Johnston, se unió virtualmente a sus dos correligionarios en una sesión informativa por videoconferencia este miércoles, en la que repitieron sus llamamientos a Washington. Adams apuntó que el Gobierno de Joe Biden debería emitir una declaración federal de emergencia y poner en marcha una “estrategia nacional de reasentamiento” en respuesta a la actual afluencia de inmigrantes. “El Gobierno federal debe asumir su responsabilidad y liderar esta crisis humanitaria en lugar de dejar que las ciudades y localidades se encarguen de ella”. El gasto por la atención a los migrantes ha provocado varios recortes en los presupuestos municipales.
En virtud de una ley de los años ochenta, Nueva York está teóricamente obligada a proporcionar una cama a cualquiera que lo necesite, aunque el alcalde Adams ha intentado al menos en dos ocasiones que sea revocada, entre las críticas de ONG y grupos de activistas. También ha puesto un límite de 60 días de alojamiento en albergues —o los muchos hoteles habilitados como tales— a las familias migrantes con menores, y de 30, a los varones que viajan solos.
También ha probado otros métodos para aliviar lo que considera una presión migratoria insostenible: distribuir a los migrantes por otras localidades del Estado de Nueva York —que no quieren acogerlos— o incluso enviarlos a la frontera con Canadá, en autobuses gratuitos, para que crucen a pie al país vecino. Ninguna de las medidas ha dado resultado por la situación en la frontera: cuantas más llegadas se registran, mayor es la posibilidad de que decenas de miles de los recién llegados acaben siendo transportados, en ocasiones sin saberlo ni desearlo, a otras ciudades o Estados del país.