Por Agencias
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Maduro y Jorge Rodríguez atacan por su edad a Edmundo González, que fue también acosado por los trabajadores de la aerolínea pública cuando se subió a un vuelo con destino a Barinas.
La campaña electoral en Venezuela ha subido de decibelios en los últimos días. A la retórica agresiva habitual de Diosdado Cabello, vicepresidente del partido oficialista, se han sumado el presidente Nicolás Maduro y su principal operador político, Jorge Rodríguez. En el Palacio de Miraflores, la sede del Gobierno de Venezuela, están sorprendidos por los datos de las encuestas que colocan a Edmundo González Urrutia, el candidato opositor, por encima de Maduro. Pensaban que alguien desconocido no podría hacerles sombra en tan poco tiempo. Edmundo González, en escasos meses, ha conseguido recibir casi todo el capital político de María Corina Machado, la líder opositora indiscutible a la que no le han permitido participar en las elecciones presidenciales que se celebran el 28 de julio. La situación genera una gran incertidumbre: ahora mismo está en el aire cómo actuaría el chavismo en el caso de una victoria para los opositores.
La consigna del oficialismo en los últimos días ha sido clara. Maduro y Rodríguez han atacado los 74 años de González. Le llaman el gallo pataruco y a Maduro, el gallo pinto, por ser más joven. Maduro, que tiene 61, no quiso el sábado andarse con rodeos durante un mitin en Lara: “Hay un viejo decrépito que quiere tomar el poder”. Poco después, el opositor le respondió: “Vamos a construir un país donde el presidente no insulte”. González también ha tenido que lidiar con los insultos de empleados públicos, un sector dominado por Cabello y que considera que su puesto de trabajo está ligado al chavismo.
A diferencia de Machado, que tiene que ir por carretera a sus actos porque pesa sobre ella una prohibición de abordar vuelos comerciales, González ha viajado con su esposa en avión, en clase turista, a los actos que ha hecho en el interior del país. Este sábado, en su última ruta, fue hostigado cuando tomaba el vuelo para el encuentro en Barinas por la aerolínea estatal Conviasa.
“No le da pena viajar con nosotros después que nos quitaron un avión de Emtrasur (el avión venezolano retenido en 2022 en Argentina con tripulantes iraníes y entregado este año a Estados Unidos), de haber destruido la economía del país”, se escucha que le dice un trabajador desde el mostrador de la aerolínea en un video que ha corrido por las redes sociales. “¿Y si le retenemos el boarding pass y no viaja?”, agregó.
Luego, una aeromoza se sumó a los señalamientos antes de abordar y delante de todos los pasajeros que estaban haciendo el embarque. “Yo, siendo usted, no viajaría acá, después de andar pidiendo sanciones. Esta es una aerolínea del Gobierno: sí eres descarado”. A ambos, González respondió con silencio.
La campaña inició el jueves en Caracas. En un punto Maduro, en otro, Edmundo. Una movilización opositora de este calibre no se veía desde 2019, durante los tiempos de Juan Guaidó, que pasó de un desconocido a convertirse en la esperanza de la oposición ―al final fue una opción frustrada―.
Haciendo una medición de fuerza en los mítines, está claro que el chavismo retrocedió en su base de apoyo y que María Corina Machado centrifuga un enorme apoyo popular que ha trasladado a González, el nombre que han permitido inscribir en la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática. La claridad en los números, sin embargo, no permite dibujar escenarios claros. El presidente colombiano, Gustavo Petro, trata que Maduro y la oposición firmen un acuerdo en el que se comprometan a respetar los resultados, sean los que sean. Ahora vuelve a entrar en el escenario Estados Unidos, con quien Maduro ha aceptado dialogar de nuevo.
El chavismo hace campaña criticando a su propio Gobierno (”hay que acabar con la corrupción y la desidia”) y asegurando que los problemas económicos son culpa de la oposición que, según ellos, ha defendido la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos. El oficialismo se ha parado sobre la idea que solo su triunfo asegura la paz en el país. Lo repiten una y otra vez para dejar ver que no están dispuestos a imaginar un escenario en el que pierden. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, dijo días atrás que no se puede interrumpir ahora la revolución bolivariana.
La incógnita del panorama que se encontraría Edmundo al día siguiente de una virtual victoria lo ha intentado despejar el propio candidato en redes sociales. Edmundo González ha dicho que la reinstitucionalización del país será prioritaria, pero que se hará “sin ningún tipo de discriminación política ni persecución”, porque de eso se trata lo que llama “justicia social”. Así intenta despejar los miedos del chavismo, que teme una persecución ―o más bien la acción de la Justicia― hacia sus dirigentes una vez desalojaran el poder. “Debemos lograr un cambio de Gobierno ordenado y pacífico que permita iniciar una transición real y verdadera, en el que todas las fuerzas políticas, todas, incluyendo a las que apoyan al actual Gobierno, puedan ejercer sus derechos en el marco de la Constitución”.
También envió un mensaje a las Fuerzas Armadas, que este viernes celebraron su día en conmemoración de la Firma del Acta de Independencia el 5 de julio de 1811, y sobre las que están puestas otro puñado de incertidumbres sobre lo que será el 28 de julio.
“La Fuerza Armada tiene el deber de respetar la voluntad del pueblo y estoy seguro de que lo harán”. El candidato también habló de la renovación del Parlamento y de las elecciones regionales que deben ocurrir en 2025 como parte de la ruta y de las piezas que también se están jugando en esta nueva partida por un cambio político en Venezuela.