Por Redacción
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El cierre temporal de la frontera estadounidense para la importación de ganado mexicano ha obligado a los productores del norte del país a reinventarse. Apicultura, venta directa y carnicerías boutique son ahora parte del nuevo panorama para cientos de ganaderos que enfrentan, además, los estragos de una prolongada sequía.
Martín Ibarra Vargas, ganadero de tercera generación en Sonora, esperaba vender sus terneros a Estados Unidos este año para recuperar su economía tras dos años sin lluvias. Sin embargo, una nueva amenaza sanitaria cambió sus planes: el brote del gusano barrenador.
La larva de la mosca Cochliomyia hominivorax, que invade los tejidos de animales de sangre caliente, ha encendido alertas en Estados Unidos, que erradicó esta plaga hace décadas. Por eso, en julio, el Departamento de Agricultura suspendió por tercera vez en ocho meses las importaciones de ganado mexicano.
Golpe a la economía rural

La medida también afecta a caballos y bisontes, y pone en jaque un negocio que generó 1.200 millones de dólares en 2024 para México. Este año, las exportaciones han caído drásticamente a menos de 200.000 cabezas, menos de la mitad del promedio.
“El impacto ha sido brutal. Nos hemos visto obligados a buscar alternativas”, dijo Ibarra Vargas, de 57 años, quien ahora diversifica su actividad con la cría de borregos, apicultura y venta de leche.
Del rancho a la carnicería de lujo
Ante la emergencia, los ganaderos sonorenses también exploran el comercio directo al consumidor. Las llamadas “boutiques de carnes” han emergido en la región, ofreciendo cortes premium de alta calidad genética, reconocidos incluso en mercados como Japón.
“Es una manera de no quedarnos quietos mientras esperamos que se reabra la frontera”, dijo Juan Carlos Ochoa, presidente de la Unión Ganadera Regional de Sonora.
La industria ha vendido más de 35.000 cabezas de ganado maduro en el mercado interno en los últimos meses, aunque con pérdidas del 25% al 30% por cabeza comparado con los precios de exportación, según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
Sequía, inflación y fronteras cerradas
La prolongada sequía en estados como Sonora, Chihuahua y Durango ha reducido en 2% el inventario ganadero nacional y disminuido en 4,6% la producción de carne. Esto ha elevado las importaciones y los precios internos.
“Estamos contrarreloj. Si no hay mercado ni dinero para alimentar a los animales, el final es inevitable”, lamentó Ibarra Vargas desde su rancho, donde improvisó cobertizos con bolsas plásticas para proteger a sus becerros del sol.
Mientras Estados Unidos planea liberar moscas estériles para frenar el avance del gusano barrenador, los ganaderos mexicanos siguen exigiendo que se diferencie la situación sanitaria del sur del país de las operaciones del norte, donde aseguran mantener estrictas medidas de bioseguridad.
“Ya merecemos los siete años de vacas gordas”, concluyó Ibarra Vargas con esperanza, aunque sin certezas.
