Por Agencias
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Los votantes guatemaltecos eligieron a dos candidatos presidenciales de extremos opuestos del espectro político para la segunda vuelta electoral prevista para el 20 de agosto.
Con más del 98% de los votos escrutados, el Tribunal Supremo Electoral informó el lunes que la ex primera dama Sandra Torres -del conservador Unidad Nacional de la Esperanza (UNE)- obtenía 15,7% de los votos y Bernardo Arévalo -del izquierdista Movimiento Semilla- el 11,8%. Ninguno de los postulantes se acercó al 50% requerido para ganar en la primera ronda.
Irma Elizabeth Palencia Orellana, presidenta del Tribunal Supremo Electoral, dijo en conferencia de prensa que los resultados “prácticamente son invariables”.
Miguel Conde, del gobernante partido VAMOS, se ubicaba en un distante tercer lugar con 7,8% de los votos.
Arévalo agradeció los votos y dijo que se sentía optimista de suceder al mandatario Alejandro Giammattei. La tarde del lunes convocó a sus seguidores frente a la Plaza de la Constitución en la zona 1 de la capital y dijo que hará realidad sus promesas de campaña, en especial las que tiene que ver con los temas contra la corrupción
Torres dijo que está lista para competir con quién sea en una segunda vuelta electoral.
Los grandes derrotados en la contienda son el centroderechista Edmond Mulet y Zury Ríos, la hija del exdictador fallecido José Efraín Ríos Montt, que llegó impulsada por una coalición radical de derecha. Las encuentas los situaban en segundo y tercer lugar, respectivamente, pero quedaron fuera de la segunda vuelta.
Arévalo ha sido la sorpresa de las elecciones, donde según expertos, una gran mayoría de ciudadanos mostraron su rechazo a la clase política tradicional, votando diferente. La campaña de Arévalo llamaba a los jóvenes, mujeres y grupos vulnerables a unirse al rechazo, proponiendo acabar con corruptos y a favor de los derechos de estos colectivos.
Su partido pasó de seis diputados al Congreso hasta llegar a 27 representantes. Elena Motta Kolleff, de 22 años, podría convertirse en la diputada de Semilla más joven de la Legislatura.
La joven universitaria que recién cerró su pensión en Ciencias Políticas dijo que entre sus propuestas hay más leyes a favor de la mujeres, mejorar las condiciones laborales de trabajadores de centrales de llamadas y proponer veterinarias públicas de fácil acceso.
Los guatemaltecos votaron por presidente y vicepresidente para los próximos cuatro años en uno de los procesos electorales más accidentadas de la historia reciente del país centroamericano. Varios aspirantes opositores fueron excluidos y hubo señalamientos de protección a candidatos que auguraban una continuidad política.
Poco más de nueve millones de votantes, la mayoría mujeres, estaban llamados a las urnas para elegir también a 160 diputados al Congreso, 340 alcaldes municipales y 20 diputados al Parlamento centroamericano.
La jornada de votación no estuvo exenta de incidentes: la Fiscalía informó a media tarde del domingo que se habían reportado al menos 96 denuncias y 15 detenidos.
En San José del Golfo las elecciones fueron suspendidas y serán realizadas el 20 de agosto debido a hechos de violencia. Al final de la tarde, cuando los centros de votación estaban por cerrar, la policía informó tres ataques con bombas incendiarias en tres zonas distintas de la capital. Los primeros reportes dieron cuenta de un artefacto lanzado contra un vehículo que se incendió a las afueras de un centro de votación.
De los 340 municipios de los 22 departamentos del país, unos 62 municipios estaban calificados como de mayor riesgo ante posibles incidentes.
El lunes, Andrea Fajardo, una estudiante de 19 años de Medicina Veterinaria, dijo que era la primera vez que votaba. “Yo voté por Bernardo Arévalo. Realmente leí su plan de gobierno y me gustó muchísimo. Siento que representaba un cambio para Guatemala y los resultados de ayer realmente me pusieron muy feliz”, dijo la estudiante.
“Siento que no se parece en nada a la política que hay en Guatemala”, recalcó. “Que llegue una persona tan distinta, yo sí siento que representa una esperanza para el país, para todos los ciudadanos y todos los jóvenes que somos los que nos estamos quedando aquí.”
La víspera, Aroldo Tronconi fue uno de los primeros en llegar a un centro de votación en una de las zonas más pobladas de la capital guatemalteca. El hombre de 64 años, aquejado de una parálisis causada por un disparo que recibió en un hecho de violencia, dijo que había llegado temprano a emitir su voto “para que sus hijos no hereden un país sin oportunidades”.
El hombre sostuvo que ninguno de los candidatos colmaba sus expectativas, pero que aún así cumplía con su deber ciudadano.
Giammattei, que por ley no podía aspirar a la reelección, hizo el viernes un pronunciamiento en un esfuerzo por validar el proceso electoral y apaciguar los señalamientos. Sostuvo que las elecciones son “una muestra más de que vivimos en una democracia sólida y que se consolida con elecciones periódicas, libres y participativas”.
En los comicios participaron casi 40.000 candidatos que pujaban por puestos en los 22 departamentos de Guatemala, un país que no será fácil de gobernar y que está agobiado por la corrupción, el narcotráfico, la migración, la inseguridad y donde la situación se ha agravado en los últimos años debido a un deterioro de la democracia y el Estado de Derecho, según expertos.
Los capitalinos también salieron a elegir alcalde municipal. Según los primeros conteos, los dos primeros contrincantes -el actual alcalde, Ricardo Quiñones, y el competidor Roberto González- guardan una distancia de unos 600 votos, por lo que aún no se declara un ganador hasta que se resuelvan las impugnaciones, confirmó el Tribunal electoral.